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B RISA HURACANADA PARA LOS LLAMADOS POR D IOS
C ARTA SEMANAL DEL A RZOBISPO DE O VIEDO . 27 DE MAYO DE 2012
Estaban muertos de miedo. Fueron muchos los sobresaltos en los últimos días y andaban
encerrados entre el pánico de sus temores y la confianza que les despertaba María. Con ella se
pusieron a rezar, y con esta mujer fuerte recordarían momentos inolvidables mientras amasaban
la espera de una promesa todavía por llegar. Aquel Cenáculo era testigo de otras veces junto a
Jesús el Maestro, comensales en cena postrera con pan y vino pre-eucarísticos, con confidencias
cargadas de afecto creyente, y prisas en los adioses del que luego fuera el traidor.
Hasta que de pronto, un viento huracanado y dulce brisa a la vez, hizo saltar los cerrojos
que amordazaban la esperanza, y un fuego hermano puso luz en sus oscuridades y verdadera
lumbre en la tibieza del corazn. Las puertas de par en par, les indicaban el camino que debían
recorrer hasta aquella plaza pública. Allí les esperaba el mundo mundial, cada cual viniendo de
donde venía y hablando en sus lenguas propias, pero todos les entendían en su idioma materno
hablar de las maravillas del Buen Dios.
Pentecostés. Este fue el nombre de aquel episodio de fiesta judía que se torn para
siempre en una fiesta cristiana sin par. Con esta festividad de la llegada del Espíritu Santo,
terminamos este recorrido que hemos hecho en el tiempo pascual.
En nuestra Dicesis tiene un precioso colofn, que se deriva del gozo grande que nos
produce poder ordenar un sacerdote y dos diáconos. Tras aos de formacin en nuestro
Seminario Metropolitano, con una incipiente práctica pastoral, estos tres hermanos serán
llamados por la Iglesia con su nombre propio que resonará en las naves de nuestra Catedral llena
de compaeros sacerdotes, familiares, amigos. Se les nombrará para que ellos se identifiquen
ante todos y digan su más importante sí al Seor que les llama en medio del Pueblo de Dios.
Como aquellos discípulos, acaso tengan temores, incertidumbres, sean lentos sus primeros
pasos y experimenten el vértigo de pasar de la teoría aprendida a la vida humildemente
discipular. Pero como a aquellos primeros cristianos también sobre ellos se invocará la fuerza del
Espíritu Santo. Serán ungidas sus manos y comenzarán a caminar sus pies peregrinos. Se dejarán
enviar por Dios que a través de la Iglesia les empuja a la misin de contar una historia bendita,
que a buena noticia sabe, y que es capaz de volver a encender la esperanza cristiana a nuestra
generacin.
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo
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Todo está aún por escribir en estos jvenes hermanos que comienzan como presbíteros o
diáconos su andadura ministerial. Qué situaciones encontrarán, qué personas se cruzarán en su
camino, qué lágrimas deberán enjugar compartiendo el dolor, qué alegrías harán suyas brindando
por los gozos; qué soledades tendrán que acompaar desde el Seor, y qué desafíos exigirán de
ellos la fortaleza que humildemente esperarán del Espíritu de Dios, él sí lo sabe y no duda en
llamarles con su gracia. Tantas cosas no escritas, formarán el titular de la primera plana de cada
día, en esa biografía que Dios quiere con ellos seguir escribiendo en el papel de la historia con la
tinta de su libertad.
El Seor les bendiga con los dones de su Espíritu. Hoy la plaza pública está revuelta por
tantos motivos. Acaso siempre lo ha estado. Pero la intemperie de nuestro tiempo hace que
afinemos más en la acogida de ese viento y brisa, de ese fuego, para que nos llene el alma, el
corazn y la inteligencia, y salir sin miedo ya contando con la propia vida que Dios es
maravilloso, que Él es la Buena Nueva.
Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo