VIII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
MIERCOLES
a.- 1Pe.1, 18-25: Os rescataron a precio de la sangre de Cristo.
b.- Mc. 10,32-45: El Hijo del Hombre va a ser entregado.
En este pasaje encontramos tres temas: el tercer anuncio que hace Jesús de su
pasión (vv.3234), la petición de los apóstoles Santiago y Juan (vv. 35-40), y, los
que son constituidos en autoridad deben servir en la comunidad del Reino de Jesús
(vv. 41-45). En este tercer anuncio de su Pasión, agrega en “manos de los gentiles”
(v. 33), en los otros anuncios, era en manos de los sumos sacerdotes y en manos
de los hombres (cfr. Mc. 8, 31; 9, 31), todos ellos conformarán, la maraña de
intereses, que desembocan en la entrega libre de Jesús, a la Pasión, en obediencia
al Padre (Jn.10,17-18). Será en Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas, en
donde será humillado, morirá pero resucitará.
En un segundo momento, encontramos la petición de los hermanos Zebedeos,
luego de este anuncio habla de lo poco que entienden a Jesús; quieren un lugar a la
derecha y a la izquierda en su gloria o en su Reino mesiánico. Era el pensamiento
de todos los judíos, esperaban un Reino político, con Jesús como rey. Su respuesta:
“No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados
con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?»Ellos le dijeron: «Sí, podemos.»
Jesús les dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis
bautizados con el bautismo conque yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi
derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes
está preparado.» (vv. 38-40). Se ve, que la gracia obró en ambos, porque
participaron efectivamente en la Pasión de Cristo, pero el puesto a la derecha e
izquierda, los designa el Padre. Aprovecha Jesús la ocasión, para instruir a los
apóstoles, en el tema de la autoridad en la nueva comunidad y entramos en la
tercera parte de este pasaje evangélico.
Todos sabían cómo gobernaban los reyes a sus pueblos, con la opresión y la tiranía
para mantener el orden y ganancias políticas y económicas. Nada de eso, deberá
ocurrir en la comunidad de los discípulos, sino que el que quiera ser grande, deberá
servir a sus hermanos; lo mismo, si quiere ser el primero, será esclavo, servidor de
todos. Todavía hoy hay muchos que gobiernan con autoritarismo y explotación de
los subordinados a nivel ideológico, político, económico y también en lo religioso.
Se trata del afán de poder, y no de servir, que está a la raíz de todo, el pecado
original, origen de la lucha y la competencia cruel. El cristiano, debe propiciar,
aumentar y fortalecer el espíritu de servicio, sin esperar pago ni recompensa. En la
comunidad eclesial, es el espacio ideal para servir, desde la jerarquía hasta el
último miembro de la Iglesia; es servicio a Jesús y al prójimo, servicio vital por el
Reino de Dios. El primer Servidor de la comunidad es el propio Jesús, que dio la
vida en rescate de todos; servir es reinar en el Reino de Dios desde esta vida.
Teresa de Jesús, siempre con el realismo que la caracteriza, nos ayuda a concretar
el servicio a Dios y al prójimo; las virtudes o dones recibidos en la oración deben
estar al servicio de la comunidad. “Sí, que no está el amor de Dios en tener
lágrimas, ni estos gustos y ternura que por la mayor parte los deseamos y
consolamos con ellos; sino en servir con justicia y fortaleza de alma y humildad”
(Vida 11,13).