Soy fruto de un acto de amor de Dios.
2012-05-27
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 20, 19-23
Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa
donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en
medio de ellos y les dijo: «La paz esté con ustedes». Dicho esto, les mostró las
manos y el costado.
Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo
Jesús: «La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los
envío yo».
Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo. A los
que les perdonen los pecados, les quedarán perdona dos; y a los que no se los
perdonen, les quedarán sin perdonar». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Ven, Espíritu Santo, llena mi corazón y enciende el fuego de tu amor. Envía tu
Espíritu Creador y renueva la faz de la tierra. Oh Dios, que has iluminado los
corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; hazme dócil a tus inspiraciones
para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor.
Petición
Espíritu Santo, mira mi vacío si Tú faltas, por eso te suplico vengas hacer en mi tu
morada.
Meditación
Soy fruto de un acto de amor de Dios.
«Finalmente, el Evangelio de hoy nos entrega esta bellísima expresin: “Los
discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Seor”. Estas palabras son
profundamente humanas. El Amigo perdido está presente de nuevo, y quien antes
estaba turbado se alegra. Pero dicen mucho más. Porque el Amigo perdido no viene
de un lugar cualquiera, sino de la noche de la muerte; ¡y la ha atravesado! No es
uno cualquiera, sino que es el Amigo y al mismo tiempo Aquel que es la Verdad y
que hace vivir a los hombres; y lo que da no es una alegría cualquiera, sino la
propia alegría, don del Espíritu Santo. Sí, es hermoso vivir porque soy amado, y es
la Verdad la que me ama. Se alegraron los discípulos, viendo al Señor. Hoy, en
Pentecostés, esta expresión está destinada también a nosotros, porque en la fe
podemos verle; en la fe Él viene entre nosotros, y también a nosotros nos enseña
las manos y el costado, y nosotros nos alegramos. Por ello queremos rezar: ¡Señor,
muéstrate! Haznos el don de tu presencia y tendremos el don más bello, tu alegría.
Amén.»(Benedicto XVI, 12 de junio de 2011).
Reflexión apostólica
«La misión supone, además, que cada miembro del Movimiento se deje penetrar
hondamente por el amor de Cristo a cada persona, fuente inspiradora de toda
vocación y misión en la Iglesia; que, con la fuerza del Espíritu Santo, logre amar a
cada persona con el mismo corazón de Cristo. Sólo así, su entrega tendrá los
mismos matices de la entrega de Cristo: total, generosa, desinteresada, que mira
sólo al bien de las personas a las que sirve» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 103).
Propósito
Responder con prontitud y eficacia a las inspiraciones del Espíritu Santo,
empezando por darme un tiempo para escucharlas en la oración.
Diálogo con Cristo
¡Qué la paz esté con ustedes! El saludo de Jesucristo resucitado me motiva a
orientar mi vida de un modo distinto, porque sé que hay más dicha en dar que en
recibir, y quien da con alegría, da paz. Cuánto bien podría hacer, haciendo lo
mismo que hago, pero con una actitud más alegre. Porque la alegría es generosa y
busca el bien. Ayúdame, Espíritu Santo a entregarme con regocijo a mi vocación.
«Cada mañana han de pedir al Espíritu Santo que les renueve su amor y cada
noche han de agradecer que se lo haya conservado»
( Cristo al centro , n. 1555).