EL AMOR, SÓLO EL AMOR
Padre Javier Leoz
El amor hace posible lo aparentemente increíble, funde lo humano y lo divino y, a
Dios mismo, siendo tres personas tan distintas nos lo presenta único, irrepetible,
indivisible. Siempre será misterio pero, en el amor, podremos encontrar pistas para
hacer más comprensible esta gran Solemnidad que celebramos de la Santísima
Trinidad: ¡Dios es amor y, en esa casa que es el amor, habitan tres personas!
1.- Tal vez es uno de los Misterios más impresionantes, impactantes y bonitos de
nuestra creencia cristiana. Nos persignamos en su nombre. Sentimos, la presencia
del Padre, del Hijo y del Espíritu, desde el momento de nuestro Bautismo, cada vez
que entramos en un templo, al emprender un viaje o tomar un avión. Nada, de la
Santísima Trinidad, nos es indiferente: nacimos a la fe en su nombre y, en su
nombre, quisiéramos marcharnos de este mundo. Poco nos importa que, nuestro
Dios, sea “tres y uno a la vez”. Creemos, nos quedamos admirados, aprendemos la
gran verdad que hay de fondo (el amor trinitario) y seguimos avanzando, viviendo,
amando, progresando implorando su protección.
2.- ¿Qué es el Misterio de la Trinidad? Preguntaba un niño a su profesor de religión.
Éste le contestaba: no te diré como se descifra, eso sí, te diré que se sostiene en el
amor, que por amor conviven y que por amor se desviven. Lo que les une a las tres
personas es precisamente eso: el Dios amor (I Jn 4,8). Hoy al celebrar la Santísima
Trinidad contemplamos asombrados el inmenso amor (gratuito, generoso, bello,
radiante, puro y desinteresado) que destella esta gran familia. Porque, la Trinidad,
es eso: familia que comparte, siente, piensa y vive lo mismo. Orientadas, las tres
personas, a la salvación de la humanidad. Volcadas de lleno, las tres personas, al
servicio del hombre. No descifraremos este Misterio pero, al acercarnos hasta él, se
intuye el aroma que desprenden y el secreto que encierran: el amor habita en el
corazón trinitario.
3.- A punto de comenzar el Año de la Fe (12 de octubre) qué bueno sería
redescubrir el gesto de la señal de la cruz. El llevar hasta nuestras catequesis la
positiva enseñanza de persignarnos cuando pasamos por delante de una iglesia,
cuando nos sentamos a comer, cuando los futbolistas salen al campo de futbol o
cuando, ante una tormenta de granizo o espiritual, sintiésemos la protección de la
Trinidad que sale a nuestro encuentro.
Tenemos que dar a conocer, a los demás, el amor que Dios nos tiene. Se echan en
falta, y muy especialmente en el mundo católico, gestos que denoten nuestra
pertenencia a la Iglesia, nuestro afecto por las cosas de Dios, la síntesis de nuestra
fidelidad al Padre cada vez que nos santiguamos: en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo. ¿Seremos capaces de transmitirlo a las nuevas generaciones?
¿Daremos testimonio, del amor trinitario, cada vez que nos subimos a un medio de
transporte, nos enfrentamos a un examen, ingresamos en un hospital o incluso al
arrodillarnos en una iglesia? Porque, si de la abundancia del corazón, hablan
nuestros labios ¿no deberían también verse un poco más y hablar un poco más
nuestros gestos cristianos? ¿O es que, tal vez, no tenemos claro el gigantesco amor
que Dios nos tiene en el Padre, el Hijo o el Espíritu?
4.- AMOR QUE TE DESCUBRE
Amor que, siendo Padre, se despliega en el Hijo
y que, acariciando con las manos del Hijo,
se hace eco, susurro y soplo en el aliento del Espíritu.
¿Cómo lo haces, oh Dios?
¿Cómo consigues ser tres y uno a la vez?
¡Dinos dónde encontrar el secreto de tal misterio!
¡Dinos cómo comprender lo que, al entendimiento,
resulta tan lejano, inaccesible e imposible?
Amor, sí; amor que funde al Padre con el Hijo en el Espíritu
Amor, sí; amor que construye una única casa
donde habitan, comparten y disfrutan, por amor,
el Dios Único con el Padre, el Hijo y el Espíritu
Amor, sí; amor que, cuanto más ama,
con más amor nos aguarda
¿Cómo lo haces, oh Dios?
¿Cómo llegas a tal comunión íntima y perfecta?
¿Cómo, sin perder naturaleza alguna
te presentas de formas tan distintas
y, a la vez, tan armónicamente unidas?
Amor; sí; amor que busca el bien y la felicidad divina
Amor; sí; amor que disfruta entregándose
Amor; sí; amor que es secreto de la grandeza trinitaria
Amor; sí; amor que asombra y nos acerca a este Misterio
Amor; sí; amor que irradia el núcleo del corazón trinitario
Amor; sí; amor que exige ser también UNO con Dios
como, el Hijo y el Espíritu son también con el Padre.
Amén