VIII Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
La “higuera seca” es un estimulo para dar fruto, con la oración y el amor
manifestado en las buenas obras.
«Al día siguiente, cuando salían de Betania, sintió hambre. Al ver de lejos
una higuera que tenía hojas, se acercó por si encontraba algo en ella, y
cuando llegó no encontró más que hojas, pues no era tiempo de higos. E
increpándola, dijo: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y sus discípulos lo
estaban escuchando.
Por la mañana, al pasar vieron que la higuera se había secado de raíz. Y
acordándose Pedro, le dijo. “Rabbí, mira, la higuera que maldijiste se ha
secado.” Jesús les contestó: “Tened fe en Dios. En verdad os digo que
cualquiera que diga a este monte: Arráncate y échate al mar sin dudar en
su corazón, sino creyendo que se hará lo que dice, le será concedido. Por
tanto os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo recibisteis y
se os concederá. Y cuando os pongáis de pie para orar perdonad si tenéis
algo contra alguno, a fin de que también vuestro Padre que está en los
Cielos os perdone vuestros pecados”. (Marcos 11, 12-14, 20-26)
1. Jesús “sinti hambre”. Qué humano eres, Seor! Tienes también hambre de
nuestro amor, y quiero corresponder mejor a partir de hoy. Aquel día, al no
encontrar más que hojas en aquella higuera, le dijiste: -nunca jamás coma nadie
de ti.” Jesús, esta maldicin es un enigma para mí, la explicarás más tarde, con la
"purificación" del Templo, cuando entraste en él y echaste a los cambistas. Quizá
quieres decirme que el culto del templo era falaz, y que en nombre de Dios
oprimían al extranjero, al huérfano y a la viuda, pues citaste al profeta: “Robáis,
matáis y venís luego a poneros delante de mí... ¿Es este Templo una cueva de
bandidos?” Y citas también: " Ya no habrá más mercaderes en el templo del
Señor , en ese día".
Y los instruías, diciendo: -“ No está escrito: "Mi casa se llamará casa de
oración para todos los pueblos ?” Entiendo que lo de la higuera va unido a que
demos fruto de oración auténtica, y no seamos como ellos una «cueva de
bandidos» y de ajetreo de cosas y comercio. Señor, te pido que me ayudes a cuidar
mi vida de oración, para tener más fe. Así les dijiste al día siguiente, al ver la
higuera seca: -« Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte:
"Quítate de ahí y tírate al mar", no con dudas, sino con fe en que sucederá
lo que dice, lo obtendrá ”. Ahora entiendo que estás hablando de oracin, pues
sigues diciendo: “ Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han
concedido, y la obtendréis ”.
Veo también que la oración va unida al amor y su fruto más alto, el perdón: “Y
cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que
también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas » (Marcos 11,11-
26).
Fe es esperar de Dios, no de nosotros mismos ni de nuestras obras. La fe lleva a los
frutos de amor, cito a continuación algún párrafo de San Josemaría : “Jesús maldice
este árbol, porque ha hallado solamente apariencia de fecundidad, follaje. Así
aprendemos que no hay excusa para la ineficacia. Quizá dicen: no tengo
conocimientos suficientes… ¡No hay excusa! O afirman: es que la enfermedad, es
que mi talento no es grande, es que no son favorables las condiciones, es que el
ambiente… ¡No valen tampoco esas excusas! ¡Ay del que se adorna con la
hojarasca de un falso apostolado, del que ostenta la frondosidad de una aparente
vida fecunda, sin intentos sinceros de lograr fruto! Parece que aprovecha el tiempo,
que se mueve, que organiza, que inventa un modo nuevo de resolver todo Pero es
improductivo. Nadie se alimentará con sus obras sin jugo sobrenatural”.
Te pedimos, Seor, “que seamos almas dispuestas a trabajar con heroísmo feraz.
Porque no faltan en la tierra muchos, en los que, cuando se acercan las criaturas,
descubren sólo hojas: grandes, relucientes, lustrosas. Sólo follaje, exclusivamente
eso, y nada más. Y las almas nos miran con la esperanza de saciar su hambre, que
es hambre de Dios. No es posible olvidar que contamos con todos los medios: con
la doctrina suficiente y con la gracia del Seor, a pesar de nuestras miserias”.
Te pedimos, Seor, aprovechar las ocasiones que nos concedes. “No existen fechas
malas o inoportunas: todos los días son buenos, para servir a Dios. Sólo surgen las
malas jornadas cuando el hombre las malogra con su ausencia de fe, con su
pereza, con su desidia que le inclina a no trabajar con Dios, por Dios. ¡Alabaré al
Señor, en cualquier ocasión! El tiempo es un tesoro que se va, que se escapa, que
discurre por nuestras manos como el agua por las peñas altas. Ayer pasó, y el hoy
está pasando. Mañana será pronto otro ayer. La duración de una vida es muy corta.
Pero, cuánto puede realizarse en este pequeo espacio, por amor de Dios!”
Recuerdo un amigo, hace muchos años, que quedó impactado por estas palabras,
decía que hacía mucho tiempo que no veía un cura y no se confesaba, que se
dejaba ir por la poltronería y la dejadez, lo más placentero no estaba contento de
sí mismo. Al leer esas palabras del comentario de la escena de la higuera que no
daba frutos y que quedaba seca, fue a confesarse y se qued en paz. “No nos
servirá ninguna disculpa. El Señor se ha prodigado con nosotros: nos ha instruido
pacientemente; nos ha explicado sus preceptos con parábolas, y nos ha insistido sin
descanso. Como a Felipe, puede preguntarnos: hace años que estoy con vosotros,
¿y aún no me habéis conocido? Ha llegado el momento de trabajar de verdad, de
ocupar todos los instantes de la jornada, de soportar -gustosamente y con alegría-
el peso del día y del calor” .
2. En este último pasaje de la carta de san Pedro, se nos habla también de
aprovechar el tiempo: « El fin de todas las cosas está cercano: sed, pues,
moderados y sobrios, para poder orar ». Ayúdame, Señor, a que mi oración
vaya acompañada de un estilo de vida sobrio y moderado, y sobre todo de amor a
los demás, practicar la hospitalidad, ofrecer los talentos que me has dado en
servicio a mis hermanos: “ Ante todo, mantened en tensión el amor mutuo,
porque el amor cubre la multitud de los pecados. Ofreceos
mutuamente hospitalidad, sin protestar. Que cada uno, con el don que ha
recibido, se ponga al servicio de los demás, como buenos administradores de la
múltiple gracia de Dios”. Seor, que la caridad cubra mis pecados.
El que toma la palabra, que hable palabra de Dios. El que se dedica al
servicio, que lo haga en virtud del encargo recibido de Dios ”.
Y así “ Dios será glorificado en todo ”, también en las dificultades, este “ fuego
abrasador que os pone a prueba ”. Seor, te pido que éstas no nos hagan perder
la alegría: “ Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo,
para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo ” (1 Pedro 4,7-
13). La cruz en forma de dificultades no ha cesado en aquel tiempo de san Pedro,
hasta el nuestro, a lo largo de la historia.
3. Por eso, terminamos alabando a Dios con el salmo: “Llega el Seor a regir la
tierra. Decid a los pueblos: "El Señor es rey, / él afianzó el orbe, y no se moverá; /
él gobierna a los pueblos rectamente."
Contemplamos la salvación llevada a cabo por Jesús, con su obra redentora:
“Alégrese el cielo, goce la tierra, / retumbe el mar y cuanto lo llena; / vitoreen los
campos y cuanto hay en ellos, / aclamen los árboles del bosque” (95,10-13).
Llucià Pou Sabaté