D OMINGO II DE C UARESMA “B”
+ Todos los años, el II Domingo de Cuaresma, la Iglesia nos ofrece el relato de la
Transfiguración. Después de haber contemplado en el Domingo anterior la figura de
Cristo padeciendo la tentación, como verdadero hombre, la Palabra de Dios nos muestra
hoy al Hijo de Dios, en su gloria eterna, como verdadero Dios.
El Evangelio quiere mostrar que no debemos separar la Pasión de la
Resurrección ; ni considerar los dolores de la cruz, sin pensar en la gloria de la Pascua.
Hoy también la Iglesia, a través de su liturgia, nos invita a mantener unidos estos dos
grandes temas, cuando en este tiempo penitencial de Cuaresma, mientras nos preparamos
para la Semana Santa, nos muestra esta escena gloriosa de la Transfiguración; o también
cuando a continuación del relato de las tentaciones, que leemos en el Ier Domingo de este
tiempo, en este IIº Domingo nos habla de la Gloria .
+ De toda esta “Epifanía” (manifestacin divina): vestidos deslumbrantes; Moisés
y Elías (flor y nata del A. Testamento); nube; voz celestial... De entre todo esto, prestemos
particular atención a lo que dice la voz de Padre Celestial, desde la nube:
“E STE ES MI H IJO AMADO :
(lo que debemos hacer frente a Él)
Seguir a Cristo nos cambia totalmente la vida … ¿O no? Si seguir a Cristo no nos
cambia la vida: ¿Qué significa efectivamente para nosotros ser cristianos?. Justamente, la
Cuaresma nos invita a ser de verdad cristianos , dejando aquellas cosas que desdicen de
nuestra dignidad de hijos de Dios.
Pero ¿en nombre de qué Cristo tiene derecho a pedirnos esto?
¿Con que autoridad Cristo pide a quien podría enriquecerse para toda la vida con una
sola maniobra, hecha “por izquierda”, que no lo haga?
Con que autoridad Cristo puede pedir a los esposos fidelidad hasta la muerte?
¿Con que autoridad Cristo pide el señorío no sólo sobre nuestras obras, sino incluso sobre
nuestros afectos, nuestros sentimientos, nuestros deseos y nuestras intenciones?
¿A título de qué Cristo puede pedirme que diga la verdad, si unas cuantas mentiras bien
preparadas pueden librarme de dolores de cabeza y ahorrarme algunos compromisos?
¿Porqué cuidar incluso en lo íntimo de los pensamientos, cuando muchos ricos, famosos y
poderosos hacen alarde de sus lujurias?
¿Porqué tengo que amar a quien me odia? ¿Porqué no se puede decidir tener o no los
hijos, según el propio parecer?¿Porqué hacerle caso a Cristo, a la Iglesia y a los curas?
Es natural que nos preguntemos con que autoridad Cristo nos cambia la vida,
cuando ese cambio es a veces tan exigente, tan duro, tan doloroso, tan “sin cuartel”...
La respuesta nos la da hoy Dios Padre mostrando a su Hijo Único con los
resplandores de la gloria divina (¡que El prepara también para nosotros!), y añadiendo
su palabra que lo proclama con sus títulos y exige obediencia a su palabra .
+ Así, el dinamismo de la Cuaresma nos va enseñando que la Cruz no es fin, sino
medio: es necesario pasar por ella para llegar a algo mejor: igual que se debe pasar por los
dolores de parto para dar lugar a una nueva vida.
(los títulos de Jesús)
ESCÚCHENLO
La semilla muere... pero para dar paso a la planta, a flores y frutos.
La muerte física llegará... pero para dar lugar a la Vida eterna.
Así también para el cristiano: cuando cargamos con la cruz, se nos anuncia la
Resurrección: se nos ha presentado a Cristo, tentado como nosotros; ahora Él se muestra
lleno de gloria y esplendor, para recordarnos que así estaremos un día también nosotros!
Entonces, al entrar en esta IIª semana de este tiempo de conversión, la Iglesia nos
muestra la Transfiguración . Hemos recibido el llamado a practicar la penitencia para
preparar la Pascua : hoy se nos muestra claramente el término de nuestro camino.
Si muchas veces nos pesa el aspecto de renuncia, abnegación y sacrificio que
implica nuestra fe, hoy miramos hacia adelante para ver porqué lo hacemos (como el
deportista que levanta la cabeza para ver la meta y el premio...)
La figura de Cristo glorioso nos muestra la condición de hijos de Dios que nos está
reservada a quienes perseveremos con Jesús.
Pero lo que tenemos que transformar no es solamente nuestro corazón...
Tenemos que intentar transformar al mundo entero:
un mundo que permanentemente nos invita a vivir a contrapelo del Evangelio.
que nos propone gozar del momento presente, sin pensar en lo que viene
posteriormente.
que en el planteo de los problemas y en las soluciones se excluye sistemáticamente a
Dios.
que prefiere el tener más al ser más (aunque sea “por izquierda”).
que se burla de la humildad, de la pureza, la mansedumbre, la fidelidad.
¿no son estos nuestros criterios muchas veces?... Por eso necesitamos Conversión .
+ El Señor quiere darnos esta gracia de la conversión... Abrahám (cfr. I lect.),
dispuesto a entregar a su hijo amado, se transforma en un símbolo del amor del Padre, que
no dudó en entregar, por nosotros y nuestra salvación, a su Hijo Unico... Y Abrahám
también nos ensea a anteponer la esperanza en el Dios “que no vemos” a las “pequeas
esperanzas palpables”. Slo creyendo y esperando contra toda esperanza, abandonando
todos los asideros que nos atan, nos convertiremos, por la obediencia, en instrumentos de
su bendición (como nuestro padre en la fe).
Jesús, el “Hijo Amado” es también “el Hijo Obediente”... La Transfiguración es
un fruto de su obediencia al Padre... Que sea así también en nosotros!!
Amén !
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel