VIII Domingo del Tiempo Ordinario
Sabado
Jesús tiene una coherencia entre su vida y sus palabras, es la Verdad; y
podemos participar de su vida con nuestra unión con Él, siguiendo el
impulso interior que Dios ha puesto en nuestro corazón.
“En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras
paseaba por el Templo, se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y
los ancianos, y le decían: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha
dado tal autoridad para hacerlo?». Jesús les dijo: «Os voy a preguntar una
cosa. Respondedme y os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de
Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme».
Ellos discurrían entre sí: Si decimos: ‘Del cielo’, dirá: ‘Entonces, ¿por qué
no le creísteis?’. Pero, ¿vamos a decir: ‘De los hombres’?. Tenían miedo a
la gente; pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta. Responden,
pues, a Jesús: «No sabemos». Jesús entonces les dice: «Tampoco yo os
digo con qué autoridad hago esto” (Mc 11,27-33).
1. Después de la expulsión de los mercaderes en el templo (que leímos ayer) se le
acercaron a Jesús los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le
preguntaron: -“ ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante
autoridad? ” Cuando alguien no quiere más que discusión, y no puede haber
diálogo, no vale la pena hablar con él. Ante Caifás, Pilatos o Herodes, Jesús calla.
Ahora, al preguntarle sobre su autoridad, Jesús les responde con una pregunta: “y,
si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era
cosa de Dios o de los hombres?” Sabe que a ellos no les interesa conocer la
verdad , están seguros de sí mismos, creen poseer la verdad. Jesús, tú eres la
Verdad, y quiero dejarme "interrogar" por Ti. Sin el miedo que sienten esos judíos,
de cambiar sus criterios, de comprometerse, sin el miedo que tenían a lo que dirán
los demás: -« Si decimos que es de Dios, dirá: "¿Y por qué no le habéis
creído?" Pero como digamos que es de los hombres... » (Temían a la gente,
porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta.) Y
respondieron a Jesús: -No sabemos.” Qué hipocresía! Jesús, quiero
comprometerme contigo, saborear la Verdad que nos das a conocer.
Tú, Jesús, no respondes a estos intrigantes: sacerdotes-escribas-ancianos, los
responsables del orden sagrado, los representantes de la ciudad y el templo. No
respondes a las provocaciones, ni siquiera cuando te tentarán: " Si eres Hijo de
Dios, baja de la cruz"... ¡No bajará! ¿Por qué te ganas ahora, Jesús, la
enemistad de los que viven del Templo y de sus ritos? Esto te llevará a la muerte, y
Tú lo sabes. Pero es precisamente lo que te hace grande en lo humano: Te
acompaña el testimonio de tu vida, la coherencia entre lo que dices y lo que haces.
Quiero seguir tu ejemplo, Jesús, pues también hoy quizá irías contra tantas
injusticias; somos muchos los que no creemos ni seguimos a las instituciones, sino
a Ti, y a las personas que nos dan confianza, por su coherencia entre lo que dicen y
lo que hacen, los testimonios (“mártires”, se dice en griego).
Jesús, también en nuestra época sentimos desconfianza con los que mandan en los
gobiernos, en la economía, pues en lugar de la solidaridad se promueven los
egoísmos. Te pido que sea capaz de llevar tu mensaje, aunque me enfrente a
los poderes de mi tiempo; que sepa buscar, en unión con otros, nuevas
alternativas, sobre todo una nueva sociedad que ponga sus bases en la
defensa de la vida y de la justicia, en la que se te escuche, en la que
quepas tú, Señor de la historia .
2. Leemos hoy también la carta de Judas (puede ser el hermano de Santiago, primo
de Jesús): “ acordaos de lo que predijeron los apóstoles de nuestro Señor
Jesucristo ”. Vemos que la verdad es el evangelio... transmitido por los apstoles.
Es la «tradición», es decir “lo que se recibe”. No inventamos la verdad, la recibimos
hoy, nos dejamos poseer por Ti, Señor, que eres la Verdad; queremos conocerla
mejor por la fuerza de tu Espíritu Santo, que nos guíe, en ese profundizar
progresivamente en la verdad.
Cada día tendremos este reto: decir la verdad eterna en el lenguaje de hoy .
Danos, Señor, esa fidelidad y esa audacia . Ser a la vez «hombres de tradición»...
y hombres de hoy...: “ Idos asentando sobre el cimiento de vuestra santa
fe, orad movidos por el Espíritu Santo y manteneos así en el amor de Dios ”,
nos dices con Apóstol, usando un himno trinitario. Es lo que hacemos en las
oraciones de la misa: en el “Gloria”, el “Credo”, en las plegarias eucarísticas...:
siempre “ por Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del
Espíritu Santo ”. En esta lectura, después de hablar del Espíritu Santo y del Padre,
se termina: “ aguardando a que la misericordia de nuestro Señor Jesucristo
os dé la vida eterna ”.
También vemos, en esta proclamación Trinitaria, un programa de vida, con las tres
virtudes teologales reunidas: «Continuando el edificio de vuestra santa fe ...
manteneos en el amor de Dios , aguardando a que Jesucristo os dé la vida
eterna ». Fe, amor, esperanza del cielo.
Sigue el Apóstol con consejos de paciencia y amor: “ Titubean algunos? Tened
compasión de ellos ”; nos pide que ayudemos a los demás a salir de lo malo: “ a
unos, salvadlos, arrancándolos del fuego ”; y cuando las cosas no puedan
mejorarse, querernos como somos, pero sin condescender con lo malo: “ a otros,
mostradles compasión , pero con cautela, aborreciendo hasta el vestido que esté
manchado por la carne”. Jesús, te pido coherencia ante los nuevos gnsticos,
parecidos a los de entonces, falsos maestros que se siguen colando en la Iglesia
proclamando falsedades. Tú repruebas el libertinaje moral de entonces y ahora, y
nos animas a mantenernos fieles, con fe recta, sin ceder en el mal pero con
comprensión a las personas. ¡Qué poco te hemos seguido, con las intransigencias
de la Inquisición! ¡Y qué poco te seguimos, con el relativismo de ahora! ¡Ayúdanos
a ir de tu mano, con esa norma de comprensión con las personas, y fortaleza en
defender la Verdad! Que sepa ir de la mano de los que no piensan como nosotros
(como decía san Josemaría).
3. Para esto necesito interioridad, no dejarme llevar por los vientos del
momento , y te pido, Jesús, saber decirte en mi interior lo que el Salmo de hoy:
Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío ”. Juan Pablo II comenta que “es
el salmo del amor místico, que celebra la adhesión total a Dios, partiendo de un
anhelo casi físico y llegando a su plenitud en un abrazo íntimo y perenne. La
oracin se hace deseo, sed y hambre, porque implica el alma y el cuerpo”.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, / mi alma está sedienta de ti; /
mi carne tiene ansia de ti, / como tierra reseca, agostada, sin agua ”. Santa
Teresa de Ávila comenta: “sed me parece a mí quiere decir deseo de una cosa que
nos hace tan gran falta que, si nos falta, nos mata”. Así vemos como el salmo
engarza las ideas de hoy: Verdad que viene de la unión con Dios, autenticidad que
es la coherencia con las obras, y así el corazón, como tierra reseca espera el agua
del Seor, “manantial de aguas vivas”, y no perdemos la vida construyendo
“cisternas agrietadas, que no retienen el agua”. Jesús mismo nos dirá el camino
para llenarnos de lo que necesitamos: " Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba,
el que crea en mí ". Es la promesa a la samaritana: " El que beba del agua que
yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá
en él en fuente de agua que brota para vida eterna ".
Es el trato con Dios el “secreto” que canta también otro salmo: " Como busca la
cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; tiene sed de
Dios, del Dios vivo ". Es la palabra de Dios alimento que nos sacia, y no hemos de
perdernos en el tener, pues “ no sólo de pan vive el hombre, sino que el
hombre vive de todo lo que sale de la boca del Señor ”. Es lo que continuamos
rezando con el salmo de hoy: “ Cómo te contemplaba en el santuario / viendo
tu fuerza y tu gloria! / Tu gracia vale más que la vida, / te alabarán mis
labios” .
También hay alusiones a la Eucaristía: “ Toda mi vida te bendeciré / y alzaré las
manos invocándote. / Me saciaré como de enjundia y de manteca, / y mis
labios te alabarán jubilosos ” (Salmo 62,2-6). San Juan Crisóstomo, comentando
que del costado de Jesús en la Cruz "salió sangre y agua", dice: "Esa sangre y esa
agua son símbolos del bautismo y de los misterios", es decir, de la Eucaristía:
"¿Veis cómo Cristo se unió a su esposa? ¿Veis con qué nos alimenta a todos?
Con ese mismo alimento hemos sido formados y crecemos . En efecto, como
la mujer alimenta al hijo que ha engendrado con su propia sangre y leche, así
también Cristo alimenta continuamente con su sangre a aquel que él mismo
ha engendrado ".
La oración, el trato con Dios, es expresión de la fe, y aumenta nuestra fe. San
Gregorio Magno señala: « cuando insistimos en la oración con toda
vehemencia, Dios se detiene en nuestro corazón y recobramos la vista
perdida ». Jesús, tú que eres la Verdad, por la intercesión de tu Madre Santa
María, ayúdame a conocerte como veo que me piden las lecturas de hoy; y a
ser comprensivo con las personas que estén en el error .
Te pido una fe que me lleve a rezar, como dice san Agustín: « si la fe falta, la
oración es inútil. Luego, cuando oremos, creamos y oremos para que no
falte la fe. La fe produce la oración, y la oración produce a su vez la firmeza
de la fe ».
Llucià Pou Sabaté