COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires –
ciclo 2012)
ESTA ES LA EMISION RADIAL Nº 500 DEL MICRO PROGRAMA C. E.
E.
03de junio de 2012 – Solemnidad de la SANTISIMA TRINIDAD
Evangelio según San Mateo 28,16-20. (ciclo B)
Después de la Resurrección del Señor, los once discípulos fueron a
Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se
postraron delante de Él; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y
en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis
discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he
mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo".
Santísima Trinidad: Dios es comunidad de Amor
Hemos culminado la Pascua, hemos celebrado la Fiesta de Pentecostés y
ahora estamos ante la fiesta propia de Dios, la Santísima Trinidad, es decir
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; esta realidad, este acceso al
conocimiento a Dios Trinitario, es por Jesucristo que nos reveló el rostro del
Padre, y con el Padre nos envía al Espíritu Santo.
Es importante poder afirmar algunos conceptos de utilidad para nuestra
vida. El misterio de Dios se da por medio de la persona de Cristo: a través
de su encarnación en el seno virginal de María, a través de la redención
donde Él viene a salvarnos no a condenarnos, que se ofrece libremente para
redimirnos y para rescatarnos del pecado y de la muerte.
Tenemos que darnos cuenta que Dios es el protagonista de la historia de la
salvación; que no es un Dios abstracto, que no es solitario, es un Dios
comunidad; una comunidad de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo, que se ha interesado por nosotros, nos dio su Palabra y es garantía
en su amor y en la elección que tiene con nosotros. Nos pide confianza y
fidelidad.
Dios nos habla porque nos ama y nos salva de toda esclavitud, de todo
pecado. El problema es que Dios nos habla y nosotros, quizás, no sabemos
escuchar. Y esto es un problema para con Dios, en relación con Dios;
tampoco sabemos escucharnos entre nosotros, a veces hacemos una
pregunta e inmediatamente damos por sentada la respuesta; tenemos tanta
prontitud y tanta aceleración que no nos ponemos delante del otro en ese
reconocimiento, ni estamos atentos a escucharlo. Creo que el ser humano
contemporáneo está perdiendo esa capacidad de escucha porque no tiene
paciencia y porque no sabe estar en paz.
Nosotros somos llamados a ser discípulos de Cristo y somos enviados ¡a
todos los pueblos, a todas las naciones! Por eso la Iglesia es esencialmente
misionera; la Iglesia evangeliza porque su razón de ser es la evangelización
¿para qué? Para que todos entren a formar parte del Pueblo Santo de Dios.
Y en este Pueblo Santo de Dios, que es la Iglesia, tenemos que vivir en la
fraternidad, en la solidaridad y sobre todo en el compromiso, en el
testimonio y en la colaboración.
Pidamos al Señor que la Santísima Trinidad nos haga tomar conciencia de
ser discípulos y nos ayude a comprometernos a ser testigos de esta verdad
y a ser misioneros. Recordemos que todos tenemos una misión que
desarrollar, que llevar a cabo y cumplir.
Les dejo mi bendición en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén