IX Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Padre Julio Gonzalez Carretti
LUNES
Lecturas:
a.- 2Pe. 1, 1-7: Participación en el mismo ser de Dios.
b.- Mc. 12,1-12: Parábola de los viñadores homicidas.
Esta parábola es una expresión del amor entrañable del Padre por su pueblo. Amor
de Viñador, que se preocupa por la viña para que produzca sus frutos. También
expresa la actitud de los administradores, a cuyo cuidado dejó la viña el dueño, la
quieren para sí, arrebatándosela al Hijo. Matarán a todos los enviados por el dueño
que vienen a buscar la paga, los fruto. El Hijo del Dueño de la viña, también es
enviado, pero los viadores se dijeron: “Este es el heredero. Vamos, matémosle, y
será nuestra la herencia. Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña.
¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará
la viña a otros. ¿No habéis leído esta Escritura: La piedra que los constructores
desecharon, en piedra angular se ha convertido” (vv. 7-10). Este último pasaje, es
una referencia al rechazo que sufre de parte de los judíos, pero éstos se sienten
identificados, como los malos administradores de la viña, por lo que deciden
matarlo (v.12). La lección, que trae a nuestra vida, es saber administrar la
salvación, que aunque sabemos es don gratuito de Dios, también es
responsabilidad de quien acepta vivir esta historia de amor. Saber trabajarla,
consistirá en ver cómo esos criterios y actitudes de Cristo, se pueden asumir de
acuerdo a las necesidades y urgencias que se perciben a la luz de su misterio. No
es fácil acertar ciento por ciento, por la falta de conocimiento personal que tenemos
de nosotros mismos, falta de comunión con Dios y el prójimo. Muy centrados en
nosotros mismos, no valoramos cuánto ha hecho el Señor por nosotros y los frutos
que le debemos. La misma responsabilidad deberíamos tener con la Iglesia,
Sacramento de salvación universal. Si viviéramos nuestro compromiso a nivel
personal y eclesial, la comunidad sería espacio abierto, para todos los que de
verdad quieran trabajar en la viña del Señor y fructificar según la voluntad del
Padre. Deberíamos sentirnos afortunados de trabajar en la Viña del Señor, la
Iglesia, porque contribuimos, en la evangelización del mundo, y nos hacemos más
responsables de cuanto nos ama Dios Trinidad, el Padre de la Viña.
Santa Teresa de Jesús, enseña que el Señor no sólo no hace trabajar en su Viña, la
Iglesia, el Carmelo, sino que con frecuencia nos visita en la oracin. “Tengo para mí
que hay muchos con quien Dios nuestro Señor hace esta prueba, y pocos los que se
disponen para gozar de esta merced; que cuando el Señor la hace y no queda por
nosotros, tengo por cierto que nunca cesa de dar hasta llegar a muy alto grado.
Cuando no nos damos a Su Majestad con la determinación que El se da a nosotros,
harto hace de dejarnos en oración mental y visitarnos de cuando en cuando, como
a criados que están en su viña; mas estotros son hijos regalados, ni los querría
quitar de cabe sí, ni los quita, porque ya ellos no se quieren quitar; siéntalos a su
mesa, dales de lo que come hasta quitar el bocado de la boca para dársele.
(Camino de Valladolid 16, 5)