Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 9, Jueves
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: La palabra de Dios no está encadenada * Este es el
primer mandamiento. El segundo es semejante a éste.
Textos para este día:
2 Timoteo 2,8-15:
Querido hermano: Recuerda siempre que Jesucristo, descendiente de David,
resucitó de entre los muertos, conforme al Evangelio que yo predico. Por este
Evangelio sufro hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios
no está encadenada. Por eso lo sobrellevo todo por amor a los elegidos, para que
ellos también alcancen en Cristo Jesús la salvación y, con ella, la gloria eterna. Es
verdad lo que decimos:
"Si morimos con él, viviremos con él; si nos mantenemos firmes, reinaremos con
él; si lo negamos, él también nos negará; si le somos infieles, él permanece fiel,
porque no puede contradecirse a sí mismo".
Eso es lo que has de enseñar. Adviérteles a todos, delante de Dios, que eviten las
discusiones por cuestión de palabras, lo cual no sirve para nada, sino para perdición
de los oyentes.
Esfuérzate por presentarte ante Dios como un trabajador intachable que no tiene de
qué avergonzarse, y predica fielmente la verdad.
Marcos 12,28b-34:
En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó:
"¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?"
Jesús le respondió:
"El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás
al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con
todas tus fuerzas. El segundo es éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo. No
hay ningún mandamiento mayor que éstos".
El escriba replicó:
"Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay
otro fuera de él, y amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las
fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos
y sacrificios".
Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo:
"No estás lejos del Reino de Dios".
Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Homilía
Temas de las lecturas: La palabra de Dios no está encadenada * Este es el
primer mandamiento. El segundo es semejante a éste.
1. Acuérdate de Jesucristo
1.1 Pablo, como buen pastor, quiere que haya siempre alimento sano y abundante
para el rebaño de Cristo. Y es primero y principal alimento de nuestra fe la noticia
que sobresale por encima de toda otra noticia y que a la vez es soporte de nuestra
fe entera: Jesucristo vivo.
1.2 Por eso la invitación del apóstol es válida siempre, porque allí donde haya
cristianos habrá siempre un motivo de celebración y una fuerza primera de toda
misión, y ese es Jesucristo vivo. Sin él, nada tendríamos para celebrar y nada
tendríamos para anunciar; "vana sería nuestra fe," dice el mismo apóstol en otro
lugar (1 Cor 15,14).
1.3 Recordar a Jesucristo vivo es recordar que Jesucristo vive, es decir, tener
presente su vida para vivir también en su presencia.
1.4 Hay que recordar que Cristo vive porque hay muchas fuerzas de muerte --las
mismas que dieron muerte a Cristo-- que quieren que olvidemos que él vive.
Olvidar su vida es lo más parecido a considerarlo muerto. Y por ello las fuerzas de
la muerte quieren que nos olvidemos de él, pues, ya que no pudieron frenar la
verdad de su Pascua, ahora quieren frenar que se difunda esa verdad.
1.5 Como creyentes nos enfrentamos a esas fuerzas de muerte recordando ante
nosotros y proclamando ante el mundo a quién pertenece la victoria, el honor y el
poder por los siglos.
2. El Primer Mandamiento
2.1 Encontramos a Jesús discutiendo con algunos escribas. Eran estos hombres
dedicados al estudio de las Escrituras, y de ahí su nombre. Sin embargo, la nobleza
de su tarea y el ardor de su dedicación no habían extinguido en ellos dos fuegos
perniciosos: la búsqueda de la gloria humana, que en últimas es vanagloria, y el
gusto por las discusiones interminables, precisamente como deseo de afirmar una
determinada escuela o forma de pensamiento.
2.2 Todas esas discusiones se referían ya no sólo al texto bíblico sino a los
comentarios más o menos "canonizados" de ese mismo texto. Las "escuelas" de
pensamiento judío de Shillel y de Shamai eran particularmente reconocidas, por
ejemplo. Un escriba docto terminaba sabiendo más de lo que otros habían dicho
sobre la Palabra que sobre la Palabra misma. En sus enseñanzas los ríos de la
gracia se volvían cauces resecos y meandros estériles.
2.3 Le preguntan, pues a Jesús un tema de una de sus interminables discusiones:
"¿cuál es el mandamiento más importante?" Jesús responde sin vacilar: amar a
Dios. Y aunque es de inmensa importancia el segundo mandamiento, el del amor al
prójimo, pido que hoy por lo menos recordemos que todo nace y todo depende y
todo comparece ante la pregunta: ¿amas a Dios? ¡No es cosa que debamos dar por
descontada!
2.4 Se trata además del máximo amor. Sobre todo es importante que nos lo
preguntemos así: ¿es Dios mi máximo, mi primer, mi radical, mi total amor? Si no
lo es, entonces mi verdadero "dios" es eso otro a lo que amo de esa manera.
2.5 La respuesta de Jesús es en realidad un camino. Lo "primero" es no sólo
primero en el tiempo, sino primero en la intención, y la intención precede a todos y
cada uno de nuestros actos. Entrar entonces en la dinámica de Jesús es aprender a
revisar con frecuencia nuestras intenciones y dejarlos iluminar por el amor que no
se extingue ni conoce ocaso.
Fr. Nelson Medina, O.P.