Del Sagrado Corazón brota el amor de Dios por cada hombre.
2012-06-15
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 19, 31-37
Como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los
ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día
muy solemne, los judíos pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los
quitaran de la cruz.
Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que
habían sido crucificados con Jesús. Pero al llegar a Él, viendo que ya había muerto,
no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con
una lanza e inmediatamente salió sangre y agua.
El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe que dice la
verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo que
dice la Escritura: ‘No le quebrarán ningún hueso’; y en otro lugar la Escritura dice:
‘Mirarán al que traspasaron’. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, tu Evangelio testifica que de tu Corazón brotaron sangre y agua, porque
diste hasta la última gota por nuestra salvación. Guía esta oración para que no deje
pasar este torrente de amor; ilumíname para que encuentre el sentido de mi vida a
través de tu Sagrado Corazón.
Petición
Sagrado Corazón de Jesús, confío y confiaré siempre en tu bondad.
Meditación
Del Sagrado Corazón brota el amor de Dios por cada hombre.
«En mi primera encíclica, sobre el tema del amor, el punto de partida fue
precisamente la mirada puesta en el costado traspasado de Cristo, del que habla
san Juan en su evangelio. Y este centro de la fe es también la fuente de la
esperanza en la que hemos sido salvados, esperanza que fue objeto de mi segunda
encíclica. Toda persona necesita tener un "centro" de su vida, un manantial de
verdad y de bondad del cual tomar para afrontar las diversas situaciones y la fatiga
de la vida diaria. Cada uno de nosotros, cuando se queda en silencio, no sólo
necesita sentir los latidos de su corazón, sino también, más en profundidad, el
pulso de una presencia fiable, perceptible con los sentidos de la fe y, sin embargo,
mucho más real: la presencia de Cristo, corazón del mundo. Por tanto, os invito a
cada uno a renovar durante el mes de junio vuestra devoción al Corazón de Cristo,
valorando también la tradicional oración de ofrecimiento de la jornada y teniendo
presentes las intenciones que propuse a toda la Iglesia» (Benedicto XVI, 1 de junio
de 2008).
Reflexión apostólica
«La devoción al Sagrado Corazón de Jesús conlleva también el saber prestarse con
corazón magnánimo a ser propagadores del amor de Cristo a todos los hombres, de
palabra y de obra, buscando ser para los demás icono del rostro misericordioso de
Jesucristo» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 75).
Propósito
Ante las dificultades y angustias de la vida, orar diciendo «Sagrado Corazón de
Jesús, en Ti confío».
Diálogo con Cristo
Jesús, hay quien piensa que la devoción a tu Sagrado Corazón es algo anticuado,
del pasado o incluso una idolatría, olvidando que, precisamente de él, brota tu
misericordia infinita. Necesito saciarme de esta fuente de gracia, así mi vida
rebosará de amor, y mi testimonio podrá llevar esperanza a los demás,
especialmente a mi familia.
«En en el fondo del alma sintámonos felices al ver que, como Jesucristo, estamos
siendo en estos momentos signo de contradicción y cuando en los siglos que han de
venir veamos llover sobre nosotros las más duras pruebas y persecuciones. Esto es
lo que nos coloca más al lado del Sagrado Corazón haciéndonos llevar el signo que
Él llevó durante su vida mortal»
(Cristo al centro, n. 604).