EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 19,31-37.
Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera
quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no
quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne.
Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados
con Jesús.
Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas,
sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó
sangre y agua.
El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la
verdad, para que también ustedes crean.
Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: No le quebrarán ninguno
de sus huesos.
Y otro pasaje de la Escritura, dice: Verán al que ellos mismos traspasaron.
comentario del Evangelio por
San Columbano (563-615), monje, fundador de monasterios
Instrucción 13, sobre Cristo, fuente de vida, 2-3 (trad. Breviario, jueves
XXI semana)
«Uno de los soldados, le atravesó el costado y al instante brotó sangre y
agua»
Hermanos, seamos fieles a nuestra vocación. A través de ella nos llama a la
fuente de la vida aquel que es la vida misma, que es fuente de agua viva(Jn 4,10),
y fuente de vida eterna, fuente de luz y fuente de resplandor, ya que de él procede
todo esto: sabiduría y vida, luz eterna... Señor, tú mismo eres esa fuente que
hemos de anhelar cada vez más, aunque no cesemos de beber de ella. Cristo
Señor, danos siempre esa agua, para que haya también en nosotros un surtidor de
agua viva que salta hasta la vida eterna (Jn 4,15.14)...
Es verdad que pido grandes cosas, ¿quién lo puede ignorar? Pero tú eres el
rey de la gloria y sabes dar cosas excelentes, y tus promesas son magníficas. No
hay ser que te aventaje. Y te diste a nosotros. Y te diste por nosotros.
Por eso, te pedimos que vayamos ahondando en el conocimiento de lo que
tiene que constituir nuestro amor. No pedimos que nos des cosa distinta de ti.
Porque tú eres todo lo nuestro: nuestra vida, nuestra luz, nuestra salvación,
nuestro alimento, nuestra bebida, nuestro Dios.
Infunde en nuestro corazones, Jesús querido, el soplo de tu espíritu e inflama
nuestras almas en tu amor, de modo que cada uno de nosotros pueda decir con
verdad: " Muestrame al amado de mi alma" (Ct 3,3), porque estoy herido de amor.
Que no falte en mí esas heridas,Señor. Dichosa el alma que está así herida de
amor.
Ésa va en busca de la fuente. Ésa va a beber. Y, por más que bebe, siempre tiene
sed. Siempre sorbe con ansia, porque siempre bebe con sed. Y, así, siempre va
buscando con amor, porque halla la salud en las mismas heridas.
"servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”