EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Undécimo Domingo del tiempo ordinario
Libro de Ezequiel 17,22-24.
Así habla el Señor: Yo también tomaré la copa de un gran cedro, cortaré un brote
de la más alta de sus ramas, y lo plantaré en una montaña muy elevada:
lo plantaré en la montaña más alta de Israel. El echará ramas y producirá frutos, y
se convertirá en un magnífico cedro. Pájaros de todas clases anidarán en él,
habitarán a la sombra de sus ramas.
Y todos los árboles del campo sabrán que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y
exalto al árbol humillado, hago secar al árbol verde y reverdecer al árbol seco. Yo,
el Señor, lo he dicho y lo haré.
Salmo 92(91),2-3.13-14.15-16.
Es bueno dar gracias al Señor,
y cantar, Dios Altísimo, a tu Nombre;
proclamar tu amor de madrugada,
y tu fidelidad en las vigilias de la noche,
El justo florecerá como la palmera,
crecerá como los cedros del Líbano:
trasplantado en la Casa del Señor,
florecerá en los atrios de nuestro Dios.
En la vejez seguirá dando frutos,
se mantendrá fresco y frondoso,
para proclamar qué justo es el Señor,
mi Roca, en quien no existe la maldad.
Carta II de San Pablo a los Corintios 5,6-10.
Por eso, nos sentimos plenamente seguros, sabiendo que habitar en este cuerpo es
vivir en el exilio, lejos del Señor;
porque nosotros caminamos en la fe y todavía no vemos claramente.
Sí, nos sentimos plenamente seguros, y por eso, preferimos dejar este cuerpo para
estar junto al Señor;
en definitiva, sea que vivamos en este cuerpo o fuera de él, nuestro único deseo es
agradarlo.
Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno
reciba, de acuerdo con sus obras buenas o malas, lo que mereció durante su vida
mortal.
Evangelio según San Marcos 4,26-34.
Y decía: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra:
sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo,
sin que él sepa cómo.
La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano
abundante en la espiga.
Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el
tiempo de la cosecha".
También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola
nos servirá para representarlo?
Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de
todas las semillas de la tierra,
pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas,
y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra".
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que
ellos podían comprender.
No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les
explicaba todo.
Comentario del Evangelio por
San Pedro Crisólogo (v. 406-450), obispo de Rávena, doctor de la Iglesia
Sermón 98, 1-2; CCL 24A, 602
"Más cuando se la siembra, crece y sobrepasa a las demás hortalizas"
Hermanos, habéis aprendido cómo el Reino de los cielos, con toda su
grandeza, se compara a un grano de mostaza... ¿Es esto lo que los creyentes
esperan? ¿Lo que los fieles entienden ?... «¿Es lo que el ojo no vio, ni el oído oyó,
ni el corazón del hombre puede entender ?... ¿Es lo que promete el apóstol Pablo y
que ha estado reservado en el misterio inexplicable de salvación, para aquellos que
le aman?» (1Co 2,9). No nos dejemos desconcertar por las palabras del Señor. Si,
en efecto, "la debilidad de Dios es más fuerte que el hombre, y si la locura de Dios
es más sabia que el hombre" (1Co 1,25), esta pequeña cosa, que es propiedad de
Dios, es más espléndida que toda la inmensidad del mundo. Nosotros solamente
podemos sembrar en nuestro corazón esta semilla de mostaza, de modo que llegue
a ser un gran árbol del conocimiento (Gn 2,9), sobrepasando su altura para elevar
nuestro pensamiento hasta el cielo, y desplegando todas las ramas de la
inteligencia...
Cristo es el Reino. A manera de una semilla de mostaza, ha sido sembrado en
un jardín, el cuerpo de la Virgen. Creció y llegó a ser el árbol de la cruz que cubre la
tierra entera. Después de que hubiera sido triturado por la Pasión, su fruto produjo
bastante sabor para dar su buen gusto y su aroma a todos los seres vivos que lo
tocan. Porque, mientras la semilla de mostaza permanezca intacta, sus virtudes
quedan escondidas, pero despliegan toda su potencia cuando la semilla es molida.
De igual modo, Cristo quiso que su cuerpo fuera molido para que su fuerza no
quede escondida... Cristo es rey, porque es el principio de toda autoridad. Cristo es
el Reino, porque en él reside toda la gloria de su reino.
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