“No hagan como los hipócritas”
Mt 6, 1-6.16-18
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. “Y CUANDO DES LIMOSNA, NO LO VAYAS PREGONANDO
DELANTE DE TI, COMO HACEN LOS HIPÓCRITAS”
Jesús no enseña cuales son las buenas actitudes de los cristianos y cuales
son propias de los fariseos. Jesús dijo a sus discípulos: “Tengan cuidado de
no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos”:
Estar atentos para evitar hacer justicia con ostentosidad, es decir no se ha de
practicar las buenas obras para ser vistos por los hombres. La virtud se
practica por amor a Dios. Sólo así se tendrá “premio,” “recompensa” Pues “el
que quiere hacer ostentación de su virtud, no trabaja por la virtud, sino por la
fama.” Por eso los que así obran “recibieron” ya su recompensa.
“Y cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los
hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los
hombres.”
El cuidado de los pobres era carga de la comunidad. En tiempo de Jesús, los
sábados se recogían en todas las sinagogas a la salida de las mismas las
aportaciones voluntarias. Este sistema era anónimo. Aparte de esta colecta
semanal se admitían dones voluntarios. Los fariseos solían dar limosna con
gran ostentación a los pobres encontrados en los caminos o reunidos en
plazas con motivo de alguna solemnidad. Y hasta parece que para excitar la
generosidad se había introducido la costumbre de proclamar los nombres de
los donantes, sea en las reuniones sinagogales, sea en las calles o plazas con
ocasión de alguna solemnidad especial, ante las gentes reunidas (Eclo
31:11).
“Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la
derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará.”
Rabí Eleazar (c.270 d.C.), decía: “Quien da limosna en lo oculto es más
grande que nuestro maestro Moisés.” No se trata de la “vida interior” frente a
la exterior. Es el “espíritu” de la obra lo que se destaca. El espíritu cristiano
de la enseñanza no exige naturalmente el cumplimiento material de lo que se
expresa. No es tanto la materialidad de la realización lo que se censura, sino
la intención con que se hace. En otro pasaje que recoge Mateos, Jesús hará
ver que el mérito de la limosna no está tanto en la cantidad de ésta cuanto
en el espíritu y amor a Dios que en ella se ponga (Mt 12:41-43).
2. “CUANDO USTEDES OREN, NO HAGAN COMO LOS
HIPÓCRITAS”
“Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de
pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los
hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio,
cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que
está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. “
Jesús, censura y expone cuál ha de ser el espíritu cristiano de sus discípulos
en la oración. Todo judío piadoso varón había de orar tres veces al día, sobre
las nueve de la mañana, mediodía y sobre las tres de la tarde; Generalmente
se oraba de pie, pero también era frecuente orar de rodillas. Se solía orar
tendidos los brazos al cielo, e incluso vueltas las palmas de las manos, como
esperando el don que esperaba recibirse.
Mas para el fariseo ”hipócrita” también la oración era motivo para su
vanidad. Les gustaba orar ostentosamente en las “sinagogas,” en el templo
también estaba permitida la oración en cualquier lugar puro y en los
ángulos de las plazas, probablemente para no ser interrumpidos en su
exhibicionista oración por los transeúntes y bestias de carga. Jesucristo los
describe diciendo el modo que oran “estando de pie.”Lo que se censura no es
la posición, máxime cuando generalmente se oraba de pie, sino el modo
exhibicionista con que oraban, es decir en pose. Con ello ya recibieron su
recompensa al ser vistos por los hombres, por quienes lo hicieron.
Nuestra actitud cristiana de orar, en contraste con el estilo de los fariseos, la
hacemos dentro de la “habitación y, cerrada la puerta, oramos al Padre,
íntimamente, El ve en lo secreto, el siempre nos oirá. Lo que Jesús censura
es la oración público-exhibicionista farisaica, y el contraste se presenta en el
retiro privado del hogar. No se trata de censurar la oración pública no es
éste su objetivo , que Jesús mismo recomendó en otras ocasiones. Se
busca a Dios, que está en todas partes, no la exhibición.
También la oración cristiana exige como condición la sinceridad y sencillez,
sin la “charlatanería” en la oración, esto es diciendo cosas vanas o inútiles,
sea pretendiendo recitar unas fórmulas largas o calculadas, como si ellas
tuviesen una eficacia mágica ante Dios. No es ésta la actitud cristiana en la
oración, pues Dios conoce las cosas de las cuales tenemos necesidad antes
de que se las pidamos.” Porque la oración no es locuacidad, sino el corazón
volcado en Dios.
No pretende Jesús con esta enseñanza condenar la oración larga. No es éste
el propósito de su enseñanza. La censura va contra la mecanización
formulista o semimágica de la oración. Ni va contra la extensión de la
oración. El mismo, en Getsemani, dio ejemplo de oración larga, al
permanecer en la misma “una hora” de oración (Mt 26:39.42.44, par.), lo
mismo que al pasarse, en ocasiones, la noche en oración.
3. CUANDO USTEDES AYUNEN, NO PONGAN CARA TRISTE,
COMO HACEN LOS HIPÓCRITAS
Dice Jesús: “Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los
hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan.
Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.”
Otro de los casos en que Jesús no habla del espíritu cristiano es a propósito
del ayuno, de tanta importancia en el judaísmo y cristianismo.
En aquel tiempo los judíos tenían prescrito un ayuno obligatorio para todos
en el día de Kippur, día de la gran expiación (Lev 16:29), día del ayuno por
excelencia (Hech 27:9). Pero había también otros ayunos supererogatorios,
que vinieron a incorporarse a la práctica colectiva de la vida piadosa. Algunos
fariseos ayunaban todo el año. En los días más severos estaba prohibido
saludar, y por eso se caminaba con la cabeza baja y, a veces, velada. En
otros ayunos secundarios se prohibía trabajar, tomar baños, ungirse con
perfumes y llevar calzado. En este ambiente, todavía había quienes, deseosos
de ser vistos por los hombres y cobrar fama de virtuosos por sus ayunos,
querían acusar esto en la cara, ensombreciendo ésta y presentándose
“entristecidos.” Este ayuno era total hasta la puesta del sol.
Nuevamente ante este cuadro exhibicionista de los fariseos, Jesús nos
presenta el espíritu del ayuno cristiano. Y lo presenta con las hipérboles
orientales de contraste, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que
está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Hecho
sólo por Dios, El lo verá y “premiará.”
Jesús nos ha enseñado a través de este evangelio, un principio importante,
no debemos buscar la recompensa en la opinión de los hombres, El lo repite
insistentemente, por tanto, nuestra buenas obras la hacemos por amor a
Dios, sin preocuparnos si los demás la aprueban o no. Obramos por Dios, por
amor y por fidelidad a EL, si lo hacemos así en conciencia, podremos esperar
la recompensa del Padre por nuestro buen actuar.
Nuestro Buen Padre, esta presente en toda nuestra vida, el sabe lo que
hacemos y por que lo hacemos.
Que Cristo Jesús viva en sus corazones