EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 7,6.12-14.
No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea
que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto
consiste la Ley y los Profetas.
Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que
lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí.
Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los
que lo encuentran.
comentario del Evangelio por
San Benito (480-547), monje
La Regla, Prólogo
«Entrad por la puerta estrecha»
El Señor, buscándose, entre la multitud a la cual dirige su llamada, un obrero,
dice: «¿Quién es el que ama la vida y desea días de prosperidad?» (Sl 33,13). Si
escuchando esto respondes: «¡Yo!», Dios te dice: «Si quieres alcanzar la vida, la
verdadera vida eterna, guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad, apártate
del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella» (Sl 33, 14-15)... ¿Qué hay que
sea más dulce, hermanos muy amados, que esta voz del Señor que nos invita?
Mirad que, en su bondad, el Señor nos indica el camino de la vida. Habiendo, pues,
ceñido nuestros lomos (Ef 6,14) con la fe y la práctica de las buenas obras, guiados
por el Evangelio, avancemos en sus caminos, a fin de que merezcamos ver a aquél
que nos ha llamado a su Reino (1Tes 2,12). Si queremos habitar en las moradas de
este Reino, no llegaremos de ninguna manera a él si no es por las buenas obras.
Con el profeta, preguntemos al Señor y digámosle: «Señor, ¿quién puede
hospedarse en tu tienda? ¿Quién habitará en tu monte santo?» (Sl 14,1). Después
de esta petición, hermanos, escuchemos al Señor que nos responde mostrándonos
el camino...
Vamos, pues, a establecer una escuela al servicio del Señor, en la cual
esperamos no establecer nada riguroso, nada agobiante. Pero si se presentara
alguna cosa un tanto severa, exigida por una razón de justicia a causa de la
corrección de los vicios o para mantener la caridad, no huyas inmediatamente,
preso de terror, pues no nos podemos comprometer en el camino de la salvación de
otra manera que por una puerta estrecha. Por otra parte, gracias al progreso de la
vida y de la fe, se corre por los caminos de los mandamientos del Señor (Sl 118,32)
con el corazón dilatado, en una inefable dulzura de amor. Así, no alejándonos
jamás de su enseñanza y perseverando en su doctrina hasta la muerte en el
monasterio, por la paciencia participaremos en los sufrimientos de Cristo (1P 4,13)
para que merezcamos tener también parte en su Reino.
"servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”