EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 16,13-19.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué
dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".
Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros,
Jeremías o alguno de los profetas".
"Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
vivo".
Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado
ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.
Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de
la Muerte no prevalecerá contra ella.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará
atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".
“Me hice todo a todos. No busco mi propio interés, procuro contentar en
todo a todos, para que se salven” (1Co 9,22; 10,33)
"Son hombres de misericordia, cuyos beneficios no caen en el olvido; los
bienes que dejaron a su posteridad subsisten siempre" (liturgia latina; si 44,10-11).
Celebramos, bien amados, el día del nacimiento de los apóstoles Pedro y Pablo; y
conviene... que su muerte sea llamada igualmente nacimiento, ya que engendra a
la vida... He aquí lo que alcanzan los santos: por esta muerte que da vida, dejan
esta vida que conduce a la muerte, para alcanzar esta vida vivificante que está en
manos de Aquel mismo que "tiene la vida", el Padre, como lo dice Cristo (Jn 5,26)...
Hay tres tipos de hombres misericodiosos. Los primeros dan sus bienes... con
vistas a suplir con lo que les sobra la penuria de otros... Los segundos distribuyen
todos sus bienes, y para ellos de ahora en adelante... todo lo tienen en común con
el otro... En cuanto a los terceros, no sólo lo dan todo, sino que “se dan ellos
mismos por entero" (2Co 12,15) y se entregan en persona a los peligros de la
prisión, al exilio y a la muerte, para alejar a otros del peligro en el que se
encuentran sus almas. Ellos mismos son pródigos, porque están ávidos de los otros.
Recibirán la recompensa de este amor "porque no existe amor más grande que dar
su vida por aquellos a los que se ama" (Jn 15,13)...
Tales son estos gloriosos príncipes de la tierra y servidores del cielo donde
hoy - después de largas privaciones "el hambre y la sed, el frío y la desnudez", de
duras fatigassy peligros "de sus compatriotas, paganos y hermanos falsos" (2Co
11,26-27) - celebramos su muerte victoriosa. A tales hombres se aplica bien esta
frase: "sus obras no caen en el olvido", porque no olvidaron la misericordia... Sí, a
los misericodiosos "la suerte que les espera es espléndida, su herencia magnífica"
(Sal.15, 6).
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