Intransigentes con el pecado, indulgentes con las personas.
2012-06-25
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 1-5
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No juzguen y no serán juzgados;
porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán.
¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que
tienes en el tuyo? Con qué cara le dices a tu hermano: “Déjame quitarte la paja
que llevas en el ojo”, cuando tú llevas una viga en el tuyo? Hipócrita! Sácate
primero la viga que tienes en el ojo, y luego podrás ver bien para sacarle a tu
hermano la paja que lleva en el suyo». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, creo en el poder de la oración. Este tiempo que voy a pasar contigo es el
más importante del día. Conoces lo que hay en mi corazón, sabes de mis esfuerzos,
de mis límites, de mi juicio duro… y de mi deseo de amarte más. Toma toda mi
vida, Dios mío, te la ofrezco en esta oración.
Petición
Dios mío, te pido la gracia para liberarme de la crítica y del juicio duro.
Meditación
Intransigentes con el pecado, indulgentes con las personas.
«Dios sólo desea para nosotros el bien y la vida; se ocupa de la salud de nuestra
alma por medio de sus ministros, liberándonos del mal con el sacramento de la
Reconciliación, a fin de que nadie se pierda, sino que todos puedan convertirse.
En este Año sacerdotal, deseo exhortar a los pastores a imitar al santo cura de Ars
en el ministerio del perdón sacramental, para que los fieles vuelvan a descubrir su
significado y belleza, y sean sanados nuevamente por el amor misericordioso de
Dios, que "lo lleva incluso a olvidar voluntariamente el pecado, con tal de
perdonarnos".
Queridos amigos, aprendamos del Señor Jesús a no juzgar y a no condenar al
prójimo. Aprendamos a ser intransigentes con el pecado —¡comenzando por el
nuestro!— e indulgentes con las personas. Que nos ayude en esto la santa Madre
de Dios, que, exenta de toda culpa, es mediadora de gracia para todo pecador
arrepentido» (Benedicto XVI, 21 de marzo de 2010).
Reflexión apostólica
«La maledicencia es uno de los pecados que más destruyen la caridad; es un
verdadero cáncer de la vida cristiana, pues por una mala inclinación –llámese
envidia, respeto humano, vanidad, amor propio, venganza, rencor o irreflexión–
fácilmente se habla mal del prójimo y, además, se llega hasta justificar este modo
de proceder. El cuidado de la lengua es un compromiso espiritual muy serio en la
agenda diaria de los miembros del Movimiento» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 95).
Propósito
Seré magnánimo hacia los demás, buscando ver el lado bueno de todos y de todo.
Diálogo con Cristo
Señor Jesús, ¿qué hacer para transformar mis criterios, de manera que el Evangelio
impregne todos mis juicios? Porque la crítica malsana sigue siendo el pasatiempo
de moda, el medio para torpemente pretender ser mejor que otros. Ayúdame a que
esta oración me ayude a nunca acostumbrarme a mis faltas y debilidades, porque
Tú no me quieres mediocre, sino santo.
«Una de las expresiones más hermosas y fecundas de la caridad es la benedicencia,
que consiste en amar a los demás por medio de la palabra»
(Cristo al centro, n. 217).