“Tengan cuidado de los falsos profetas”
Mt 7, 15-20
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. TENGAN CUIDADO DE LOS FALSOS PROFETAS
Jesús dijo a sus discípulos: Tengan cuidado de los falsos profetas, Al peligro del camino
ancho con senda a la perdición, puede unírsele aquí el peligro que para lo mismo
aportan los falsos profetas. El falso profeta o profeta de mentira era conocido en la vieja
historia de Israel. Siempre la ambición, el falso celo o la enfermedad hizo surgir este tipo
de personas. Jesús hablará y profetizará varias veces la presencia de estos falsos que
pretenden de seducir al pueblo.
Esto toca de algún modo a los fariseos en su momento histórico. Aunque estos no eran
profetas. La aparente austeridad externa de su vida, aunque fuesen sepulcros
blanqueados, había hecho de ellos los rectores espirituales del pueblo. Pero los fariseos
eran los grandes enemigos de Jesús y su doctrina, hasta el punto de anular con sus
tradiciones el precepto de Dios (Mc 7:9) en su lucha antimesiánica contra el reino de
Jesús. Ni entraban (ellos) ni permitían entrar a los que querían entrar (San Mateo
23:23). Eran guías ciegos que llevaban al pueblo al abismo (San Mateo 15:14). Más
para su valoración da un control de exactitud: los frutos. De los fariseos dice Jesús: No
los imitéis en las obras, porque ellos dicen y no hacen (San Mateo 23:3).
San Mateo inserta luego una sentencia que fue utilizada por él en la predicación del
Bautista: Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Estas
formas pasivas — es cortado y es arrojado — tienen por sujeto de actuación a Dios,
según el uso frecuente de las mismas en la literatura rabínica.
El sentido histórico de este pasaje son los fariseos. Pero posiblemente incorpora estas
sentencias con un sentido histórico también a causa de un fenómeno religioso
contemporáneo de la composición de los evangelios: los judaizantes y la infiltración y
desconcierto que producían en la Iglesia primitiva los herejes. Esto es típico de la
literatura del evangelio de San Mateo y expresa siempre un aviso para ponerse en
guardia contra las desviaciones religiosas, y característico también para expresar sus
preocupaciones eclesiales, incluso por su terminología comparada, por gentes surgidas
de la comunidad.
El discernimiento del verdadero y falso profeta, en sus días, era una de las
preocupaciones dominantes. También lo es hoy, porque el cristiano consagrado a Dios
puede ser un falso profeta, entonces es necesario que nos examinemos, así es, en
conciencia debemos analizarnos si somos falsos o verdaderos profetas.
¿Qué tanto estamos comprometidos en la instauración del Reino?, ¿Hablamos nuestra
palabra y con nuestra vida en nombre de Dios?, quizás nuestra consagración a Dios nos
hace parecer como profetas del Señor, pero íntimamente ¿respondemos a esa realidad?
2. POR SUS FRUTOS LOS RECONOCERÁN
Dice Jesús: Por sus frutos los reconocerán. Estos frutos son nuestras acciones como
hombres, es así como depende de nuestra voluntad, entonces no pueden ser buenos si
son productos de nuestra mala voluntad, como no pueden ser malos cuando vienen de
la buena voluntad que tengamos.
Pero, ¿Cómo es la nuestra?, es preciso examinar nuestra voluntad, pues se puede ser
consagrado o auto convencerse de que se es, pero se puede ser falso, o ser verdadero.
¿Como es nuestra vida?, es preciso hacerse un análisis, porque no solo son falsos
profetas los herejes, sino también aquéllos cuya vida esta lejos de las enseñanzas de
Jesucristo, una vida de escasa moralidad o corrupta, pero que es ocultada con el antifaz
de la virtud, por eso dijo Jesús Por sus frutos los reconocerán.
¿Cómo es nuestra palabra?, es necesario que corresponda a la realidad intima de cada
cual, si hablamos con la palabra de Dios, tenemos que hablar también con nuestra vida
dedicada lealmente a EL y debe estar exenta de todo tipo de engaño, lo que mostramos,
eso debe ser.
¿Cómo nos reconocerán?, por lo que hacemos, por nuestras obras, no por nuestras
palabras.
Seremos cuidadosos de los falsos profetas, pero también nos preocuparemos de no
serlo.
Dice el Señor; Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con
pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
Hay mucha falsedad por todas partes, debemos cuidarnos de los que son falsos y
también de no serlo, especialmente cuidarse de la hipocresía, de aparentar, o de
mostrar lo que no somos, porque el verdadero testigo del Señor debe ser absolutamente
consecuente, es así como debemos parecer como tal, y presentarnos como tal, pero no
solo parecerlo, sino que ser interiormente y esto reflejarlo exteriormente.
Tal como ese conocido dicho, se debe ser y parecer, eso es ser un discípulo autentico.
La honestidad, la vida en rectitud, el buen proceder, las buenas intenciones, la oración,
la piedad, la caridad, la comprensión, la preocupación por los demás, la preocupación
por las cosas de Señor, son parte integrante del sabor del buen fruto y de la oveja
verdadera, el antónimo de lo anterior, es ser mal fruto y lobo.
La Paz de Cristo Jesús viva en sus corazones