XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO B
LA FE DA NUEVOS OJOS PARA MIRAR
La Palabra: “¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han
enseñado?, ¿esos milagros que hace?, ¿no es el hijo del carpintero? Y desconfiaban
de él. Y Jesús no pudo hacer allí ningún milagro” (Mc 6, 1-6).
1. Según los evangelios, cuando Jesús tenía alrededor de treinta años, salió de su
grupo familiar, social y religioso sencillamente porque sintió y se dejó seducir por la
llamada: Dios quiere la fraternidad entre todos los seres humanos, todos deben
vivir con dignidad; es necesario para ello incluir a los excluidos: pobres, enfermos,
discriminados por motivos sociales o religiosos. Con esta inspiración, Jesús recorrió
las aldeas pobres de Galilea anunciando el evangelio mediante curaciones de
enfermos, acogida de pobres, mendigos, prostitutas y publicanos, discriminados en
lo social y religioso.
2. Lógicamente, la conducta de Jesús rompía los moldes con que funcionaban sus
paisanos de Nazaret y proclamaban en la sinagoga, el lugar donde se reunían cada
sábado para leer y comentar la Biblia. Por eso, cuando en sábado llegó Jesús y
expuso su evangelio, el escándalo fue inevitable: ¿de dónde saca este todo eso, si
no es más que un simple carpintero cuya familia sin cualificación ninguna todos
conocemos?
3. Y aquí viene la pregunta ineludible para los cristianos de Cuba: ¿qué estamos
aportando a esta sociedad? Desde sus orígenes, este pueblo ha buscado la dignidad
para todos, y a lo largo de su historia ha dado pasos bien notables en esta
dirección. Pero hoy nos amenazan el individualismo, la desconfianza y la exclusión
de los más débiles. La gran aportación de los cristianos hoy y aquí: igual dignidad
de todos y en consecuencia compromiso personal y social por los que no pueden ni
saben ni tienen; por los discriminados que no tienen voz o se quedan perdidos en la
desesperanza. Cuando dejamos que los sufrimientos de las víctimas alteren nuestra
vida, se realiza el gran milagro de Jesucristo en nosotros. Ese milagro que Jesús no
pudo hacer en los paisanos de Nazaret que no aceptaban su evangelio.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net