Comentario al evangelio del Sábado 07 de Julio del 2012
¿Eres de los que le gustan las novedades o de los que prefiere las cosas de siempre?
Hoy Mateo nos habla de lo nuevo y de lo viejo. En otro pasaje de su Evangelio habla de lo bueno que
es sacar de la alforja cosas del pasado, porque sostienen el presente, a la vez que cosas nuevas, porque
alientan el futuro.
En cambio hoy parece apostar más por lo nuevo. En realidad, nos está hablando de el que es “Nuevo”:
Jesucristo. Él es el hombre nuevo, el que renueva todo lo caduco que se había ido pegando a la
humanidad a lo largo de los siglos... y que sigue amenazando a cada generación y a cada corazón: vivir
desde el egoísmo, despreciar al prójimo, cerrarse a Dios. Jesús es nuevo, siendo lo que siempre soñó
Dios: abierto al Padre, acogedor del otro, corazón despierto.
Por eso, cuando Jesús entra en la vida, ya no es tiempo de componendas. Como queramos seguir con
las viejas costumbres, acabarán reventando, como hace el vino nuevo con los odres viejos. Jesús
reventó los odres del judaísmo. Y Jesús sigue reventando los antiguos hábitos de “mujeres y hombres
viejos”... siempre que le dejemos entrar.
Señor Jesús:
te confieso como Dios nuevo y hombre nuevo.
Renueva mi vida, para que yo también sea nuevo.
Dale la vuelta a lo que en mí está al revés,
para ponerlo de nuevo como Dios lo pensó en el principio.
Renueva nuestro mundo, para que sea hogar de todos.
Y renueva tu Iglesia,
para que aliente y sirva al mundo nuevo que nos tienes preparado.
Amén.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez, claretiano (luismanuel@claretianos.es)
Luis Manuel Suarez, cmf