-¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?-
Mt 9, 14-17
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
EL AYUNO CRISTIANO
La restauración de Israel y las bodas de Cristo con la Iglesia están estrechamente
relacionadas con la eucaristía, como contexto en el que es proclamada la lectura. La
expectativa de Israel se cumple en el misterio pascual del Hijo de Dios. El ayuno,
como tensión hacia el banquete del final de los tiempos, es ya plenamente posible,
ya ha sido autorizado, aunque sólo como memoria de la muerte del Señor. El
Crucificado ha resucitado, pero el Resucitado sigue siendo el Crucificado, con sus
llagas. El ámbito para un ayuno cristiano no es ya el de la expectativa de un
acontecimiento absolutamente nuevo: ese acontecimiento está ya dentro de la
historia.
El ayuno cristiano orienta en cambio a la vigilancia, a la paciencia, a la reserva
histórica, al «todavía no» de aquel «ya» que fue afirmado, de una vez por todas, en
la cruz de Cristo.
ORACION
Oh Señor, enséñanos el ayuno festivo, muéstranos la alegría en el luto, guíanos a la
vida a través de la muerte. Oh Dios, si con la pasión de tu Hijo asumiste todo nuestro
sufrimiento, si en la resurrección de Jesús rescataste todo nuestro morir, condúcenos
a cada uno de tus hijos al encuentro con el Esposo, que está siempre presente en su
Iglesia, templo de su Espíritu y esposa de aquel que es ayer, hoy y siempre.Te lo
pedimos sin descanso: “¡Ven siempre, Señor!”.