Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 14, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Me casaré contigo en matrimonio perpetuo * El Señor es
clemente y misericordioso. * Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, y vivirá
Textos para este día:
Oseas 2, 16. 17b-18. 21-22:
Así dice el Señor: "Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón. Y
me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de
Egipto. Aquel día -oráculo del Señor-, me llamará Esposo mío, no me llamará Ídolo
mío. Me casaré contigo en matrimonio perpetuo, me casaré contigo en derecho y
justicia, en misericordia y compasión, me casaré contigo en fidelidad, y te
penetrarás del Señor."
Salmo 144:
Día tras día, te bendeciré / y alabaré tu nombre por siempre jamás. / Grande es el
Señor, merece toda alabanza, / es incalculable su grandeza. R.
Una generación pondera tus obras a la otra, / y le cuenta tus hazañas. / Alaban
ellos la gloria de tu majestad, / y yo repito tus maravillas. R.
Encarecen ellos tus temibles proezas, / y yo narro tus grandes acciones; / difunden
la memoria de tu inmensa bondad, / y aclaman tus victorias. R.
El Señor es clemente y misericordioso, / lento a la cólera y rico en piedad; / el
Señor es bueno con todos, / es cariñoso con todas sus criaturas. R.
Mateo 9, 18-26:
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló
ante él y le dijo: "Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza,
y vivirá". Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos
de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó el borde del
manto, pensando que, con sólo tocarle el manto, se curaría. Jesús se volvió, y al
verla le dijo: "¡Animo, hija! Tu fe te ha curado. Y en aquel momento quedó curada
la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente,
dijo: "¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida". Se reían de él. Cuando
echaron a la gente, entró él, cogió la niña de la mano, y ella se puso en pie. La
noticia se divulgó por aquella comarca.
Homilía
Temas de las lecturas: Me casaré contigo en matrimonio perpetuo * El Señor es
clemente y misericordioso. * Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, y vivirá
1. Un Amor Defraudado
1.1 Oseas tiene, en cuanto profeta, una palabra que decir. Mas no será una palabra
externa o simplemente aprendida: su propia vida es la referencia y el lenguaje de
su profecía. Su esposa es infiel y ligera; su amor no ha sido entendido; Oseas, por
consiguiente, sabe de qué habla cuando compara a Dios con el Esposo y al pueblo
con la Esposa: él conoce qué es padecer un amor defraudado.
1.2 En ese contexto escuchamos la primera lectura de hoy. Este Esposo, que es
Dios, quiere recuperar a su Amada. Está dispuesto a perdonarla y a despertar en
ella un amor renovado que deje atrás los tiempos del amor defraudado. ¿Cómo
lograrlo? Hay una evocación que viene del pasado en el desierto, donde el pueblo
dependía sólo de Dios y no había espacio para ídolos ni para infidelidades. El
desierto será entonces el lugar apropiado para recuperar el amor primero.
1.3 A lo largo de los siglos la Iglesia ha comprobado la gracia particular que tiene el
desierto. La vida religiosa floreció por primera vez en la aridez de los desiertos de
Egipto y Oriente Medio; la cuaresma, que despierta tantas conversiones, es como
un acompañar a Jesús en su desierto y purificar y renovar la fe. En otro sentido, los
retiros o ejercicios espirituales, momentos privilegiados de gracia, son como
pequeños desiertos en los que Dios sigue cumpliendo lo que anunció por boca de
Oseas, el profeta que sabía del dolor de amar a fondo.
2. Doble Milagro
2.1 El evangelio de hoy nos ofrece un doble milagro: una mujer curada y una niña
resucitada. La mujer tiene una fe grande pero muy primitiva, casi mágica; la niña,
en cambio, depende de la fe que otros tienen y que los ha llevado a rogar por ella.
2.2 Jesús toma la fe inicial unida a la humildad de la mujer y la perfecciona, es
decir, la lleva del simple milagro al encuentro personal con él. Le otorga en realidad
más de lo que ella esperaba: no sólo la salud sino la presencia de aquel que la
otorga. Así hace que ella pase de un "algo," como una fuerza anónima, a un
"alguien," a saber, Jesús mismo, que la acoge, la bendice y la ama.
2.3 Jesús toma también la fe del papá de aquella niña. La noticia abrumadora de la
muerte de la hija podría hacer vacilar esa fe, pero Jesús lo sostiene con una
promesa muy bella aunque muy difícil: "la niña no está muerta; está dormida."
Jesús, en efecto, reserva la palabra "muerte" para aquello que el pecado hace en y
con nuestra vida. Y esa fe robustecida triunfa: la vida se restablece y la alabanza
viene a reemplazar a los lamentos.
Fr. Nelson Medina, O.P.