XIV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Introducción a la semana
En la cultura popular se alude a los días de más calor en la península ibérica
diciendo que éstos se dan entre Virgen (del Carmen) y Virgen (Asunción),
aunque en rigor habría que añadir el apéndice de la primera semana de
septiembre (Natividad de María). Son tres advocaciones marianas de notable
predicamento en nuestra tradición religiosa y folklórica, que han dado pie a un
sinnúmero de convocatorias festivas en muchos de nuestros pueblos. En esta
semana María del Monte Carmelo nos evocará a la gente de la mar y a muchas
mujeres que se identifican con nombre tan hermoso.
Este domingo la mesa de la Palabra nos sorprende con fecunda riqueza. La
lectura profética abunda en un extremo singular: Dios llama a gente sencilla
para embarcarlos en su proyecto a favor del mundo y de los hombres; así,
Amós, pastor y cultivador de higos; los apóstoles pescadores… Pablo nos presta
los primeros versos de la carta a los Efesios, un precioso himno que resalta el rol
primordial de Cristo en la nueva humanidad, texto coral de la asamblea que
canta la gloria de Dios. La página evangélica de Marcos nos relata el envío de los
Doce con las precisas instrucciones de predicar y curar, de estar al lado de las
dolencias de los hermanos.
Salvo el sábado, el resto de los días de la semana nos visita Oseas en la primera
lectura; tiempo histórico sombrío el que vivió el profeta, azarosa incluso en su
propia persona. El meollo de su mensaje es que Israel, con quien Yahvé se ha
desposado, se ha comportado como una prostituta, y ha provocado los celos de
su esposo divino. Aún todo esto, Yahvé sigue amándola y si la castiga es para
traerla de nuevo hacia sí y devolverle la alegría del primer amor.
La segunda mitad del capítulo 9 de Mateo nos habla de curaciones y de cómo
reaccionan las ovejas que no tienen pastor. El miércoles abre el capítulo 10 que
hará desfilar ante nosotros el envío de los Doce para decir al mundo que el Reino
de Dios está cerca. Las instrucciones precisas para esta tarea la tenemos en los
tres días restantes de la semana. ¡No tengamos miedo, el Espíritu pondrá en
nuestros labios las palabras precisas para decir hoy nuestra fe!
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)
Con permiso de dominicos.org