EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 10,34-42.11,1.
No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino
la espada.
Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la
nuera con su suegra;
y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que
ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que
me envió.
El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el
que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.
Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua
fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa".
Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de
allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región.
Comentario del Evangelio por
San Patricio (v. 385-v. 461), monje misionero, obispo
Confesión, 56-62 conclusión
"El que dé a beber... a uno de estos pequeños en calidad de discípulo... no
quedará sin recompensa"
“Pongo mi vida en manos del Creador”, que es fiel (1P 4,19) “por quien
desempeo esta misin” (Ef. 6,20) a pesar de mi bajeza, porque Él no hace
acepción de personas y me eligió para este servicio, para que yo fuera su servidor,
“uno de los más pequeos entre los suyos” (Mt 25,40). ¿Pero cmo le pagaré por
todas las cosas que me ha concedido? (Sal. 115,12) Pero ¿qué diré, qué le
prometeré a mi Dios, ya que nada tengo sino lo que Él mismo me dio?... Que, por
voluntad de Dios, nunca permita que “se pierda el pueblo que Él adquiri” (Is
43,21) desde los confines de la tierra. Ruego a Dios que me dé perseverancia y se
digne hacerme su testigo fiel, por el nombre de Dios, hasta mi partida.
Y si yo realicé alguna buena acción, por mi Dios, a quien amo, le pido que me
conceda verter mi sangre, junto con estos extranjeros y cautivos, por el honor de
su nombre... Tengo la certeza, de que si esto me ocurriera, he ganado mi alma
junto con mi cuerpo porque, sin ninguna duda, en aquel día resucitaremos en la
claridad del sol, esto es, en la gloria de Cristo Jesús nuestro Redentor...
Por eso ruego a quienes creen y temen a Dios: quienquiera se haya dignado
observar o recibir este escrito que Patricio, pecador ignorante, escribió en Irlanda:
si he hecho o dicho cualquier cosa por insignificante que sea del agrado de Dios,
que nadie vaya a pensar que lo he hecho yo, con lo ignorante que soy. Pensad más
bien y creed con toda verdad que todo esto fue don de Dios. Y esta es mi confesión,
antes que yo muera..
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