EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Viernes de la decimoquinta semana del tiempo ordinario
Libro de Isaías 38,1-6.21-22.7-8.
En aquellos días, Ezequías cayó gravemente enfermo. El profeta Isaías, hijo de
Amós, fue a verlo y le dijo: "Así habla el Señor: Ordena los asuntos de tu casa,
porque vas a morir. Ya no vivirás más".
Ezequías volvió su rostro hacia al pared y oró al Señor,
diciendo: "¡Ah, Señor! Recuerda que yo he caminado delante de ti con fidelidad e
integridad de corazón, y que hice lo que es bueno a tus ojos". Y Ezequías se
deshizo en llanto.
Entonces la palabra del Señor llegó a Isaías en estos términos:
"Ve a decir a Ezequías: Así habla el Señor, el Dios de tu padre David: He oído tu
súplica, he visto tus lágrimas. Yo añadiré otros quince años a tu vida;
te libraré, a ti y a esta ciudad, de manos del rey de Asiria, y defenderé a esta
ciudad".
Luego dijo Isaías: "Traigan un emplasto de higos; aplíquenlo sobre la úlcera, y el
rey sanará".
Ezequías respondió: "¿Cuál es la señal de que podré subir a la Casa del Señor?".
"Esta es la señal que te da el Señor para confirmar la palabra que ha pronunciado:
En el reloj de sol de Ajaz, yo haré retroceder diez grados la sombra que ha
descendido". Y el sol retrocedió en el reloj los diez grados que había descendido.
Libro de Isaías 38,10.11.12abcd.16.
"Yo decía: En lo mejor de mis días me tengo que ir:
he sido destinado a las puertas del Abismo por el resto de mis años.
Yo decía: Ya no contemplaré al Señor en la tierra de los vivientes;
no verá más a los hombres entre los habitantes del mundo.
Arrancan mi morada y me la arrebatan, como una carpa de pastores.
Como un tejedor, yo enrollaba mi vida, pero él me corta de la trama:
¡de la mañana a la noche terminas conmigo!
Los que el Señor protege, vivirán, y su espíritu animará todo lo que hay en ellos:
tú me restablecerás y me harás revivir.
Evangelio según San Mateo 12,1-8.
En aquel tiempo, Jesús atravesaba unos sembrados y era un día sábado. Como sus
discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar y a comer las espigas.
Al ver esto, los fariseos le dijeron: "Mira que tus discípulos hacen lo que no está
permitido en sábado".
Pero él les respondió: "¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus
compañeros tuvieron hambre,
cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les
estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los
sacerdotes?
¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el Templo, violan el
descanso del sábado, sin incurrir en falta?
Ahora bien, yo les digo que aquí hay alguien más grande que el Templo.
Si hubieran comprendido lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios, no
condenarían a los inocentes.
Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado".
Comentario del Evangelio por
Epístola de Bernabé
(vers 130) § 15-16 (Padres Apostólicos. BAC)
“Aquí hay alguien mayor que el Templo”
Pasando a otro punto, también acerca del sábado, les dice: “Vuestros
novilunios y vuestros sábados no los aguanto”. (Is 1,13). Mirad cómo dice: No me
son aceptos vuestros sábados de ahora, sino el que yo he hecho, aquél en que,
haciendo descansar todas las cosas, haré el principio de un día octavo, es decir, el
principio de otro mundo. Por eso justamente nosotros celebramos también el día
octavo con regocijo, por ser día en que Jesús resucitó de entre los muertos y,
después de manifestado, subió a los cielos.
Quiero también hablaros acerca del templo, cómo extraviados los miserables
confiaron en el edificio y no en su Dios que los creo,... Examinemos si existe un
templo de Dios: Existe, ciertamente, allí donde Él mismo dice que lo ha de hacer y
perfeccionar. Está, efectivamente, escrito: Y será, cumplida la semana, que se
edificará el templo de Dios gloriosamente en el nombre del Señor.
Constato, pues, que existe un templo. ¿Cómo se edificará en el nombre del
Señor? Aprendedlo. Antes de creer nosotros en Dios, la morada de nuestro corazón
era corruptible y flaca, como templo verdaderamente edificado a mano, pues
estaba llena de idolatría y era casa de demonios, porque no hacíamos sino cuanto
era contrario a Dios. Mas se edificará en el nombre del Señor. Atended a que el
templo del Señor se edifique gloriosamente. ¿De qué manera? Aprendedlo. Después
de recibido el perdón de los pecados, y por nuestra esperanza en el Nombre, fuimos
hechos nuevos, creados otra vez desde el principio. Por lo cual, Dios habita
verdaderamente en nosotros, en la morada de nuestro corazón.
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