XIV Semana del Tiempo Ordinario
Martes
Jesús nos pide fe y sinceridad de vida para adorar a Dios, y nos envía a proclamar
el Evangelio en una misión
“En aquel tiempo, presentaron a Jesús un endemoniado mudo. Ech al
demonio, y el mudo habló. La gente decía admirada: -«Nunca se ha visto
en Israel cosa igual.» En cambio, los fariseos decían: -«Éste echa los
demonios con el poder del jefe de los demonios.» Jesús recorría todas las
ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio
del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a
las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y
abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus
discípulos: -«Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos;
rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su
mies” (Mateo 9,32-38).
1. “- Presentaron a Jesús a un endemoniado mudo”. Señor, ven a echar de mí
los demonios mudos... Los demonios del silencio. “No hemos de alejarnos de Dios,
porque descubramos nuestras fragilidades; hemos de atacar las miserias,
precisamente porque Dios confía en nosotros.
”¿Cmo lograremos superar esas mezquindades? Insisto, por su importancia
capital: con humildad, y con sinceridad en la dirección espiritual y en el Sacramento
de la Penitencia. Id a los que orientan vuestras almas con el corazón abierto;
no lo cerréis, porque si se mete el demonio mudo, es difícil de sacar .
”Perdonad mi machaconería, pero juzgo imprescindible que se grabe a fuego en
vuestras inteligencias, que la humildad y su consecuencia inmediata la
sinceridad enlazan los otros medios, y se muestran como algo que fundamenta la
eficacia para la victoria. Si el demonio mudo se introduce en un alma, lo echa todo
a perder; en cambio, si se le arroja fuera inmediatamente, todo sale bien, somos
felices, la vida marcha rectamente: seamos siempre salvajemente sinceros, pero
con prudente educación.
”Quiero que esto quede claro; a mí no me preocupan tanto el corazn y la carne,
como la soberbia. Humildes. Cuando penséis que tenéis toda la razón, no tenéis
razón ninguna. Id a la dirección espiritual con el alma abierta: no la cerréis, porque
repito se mete el demonio mudo, que es difícil de sacar.
”Acordaos de aquel pobre endemoniado, que no consiguieron liberar los
discípulos; sólo el Señor obtuvo su libertad, con oración y ayuno. En aquella
ocasión obró el Maestro tres milagros: el primero, que oyera: porque
cuando nos domina el demonio mudo, se niega el alma a oír; el segundo,
que hablara; y el tercero, que se fuera el diablo.
Contad primero lo que desearíais que no se supiera. ¡Abajo el demonio mudo! De
una cuestión pequeña, dándole vueltas, hacéis una bola grande, como con la nieve,
y os encerráis dentro. ¿Por qué? ¡Abrid el alma! Yo os aseguro la felicidad, que es
fidelidad al camino cristiano, si sois sinceros. Claridad, sencillez: son disposiciones
absolutamente necesarias; hemos de abrir el alma, de par en par, de modo que
entre el sol de Dios y la claridad del Amor.
Para apartarse de la sinceridad total no es preciso siempre una motivación turbia;
a veces, basta un error de conciencia. Algunas personas se han formado
deformado de tal manera la conciencia que su mutismo, su falta de sencillez, les
parece una cosa recta: piensan que es bueno callar. Sucede incluso con almas que
han recibido una excelente preparación, que conocen las cosas de Dios; quizá por
eso encuentran motivos para convencerse de que conviene callar. Pero están
engañados. La sinceridad es necesaria siempre; no valen excusas, aunque parezcan
buenas (J. Escrivá, Amigos de Dios , 187-189).
-“ Las multitudes decían admiradas: "Jamás se ha visto cosa igual" En
cambio los fariseos decían: "Echa a los demonios con el poder del príncipe
de los demonios."” ¿Ignorancia o mala fe? No sabemos las intenciones, sí que el
poder diablico se viste con la apariencia de la verdad…
-“ Recorría Jesús todos los pueblos y aldeas, enseñando en las sinagogas,
proclamando la buena noticia del Reino y curando todo achaque y
enfermedad ”. Es tu estilo, Seor: ahogar el mal en abundancia de bien, una
actividad de "enseñar y sanar". Es el oficio o tarea del sacerdote y del cristiano. De
pueblo en pueblo... vas a las sinagogas y a las calles, a la orilla del agua, bajo un
árbol... repartiendo beneficios alrededor y aliviando cualquier pena o dolor...
-“ Viendo al gentío, sintió compasión de ellos porque andaban maltrechos y
derrengados como ovejas sin pastor ”. Así comienza el segundo gran sermón de
Jesús, llamado "Discurso misionero": Jesús enviará sus amigos en "misión" y les
dará sus consignas... una especie de tratado teológico y práctico. Es esencial hacer
oración sobre esta frase -viendo las muchedumbres-: ella revela algo esencial en el
corazón de Jesús. La misión de la Iglesia nace aquí, en ese sentimiento que Jesús
experimenta ante el gran desamparo de los hombres. La evangelización nace de
esa misma observación, de esa misma mirada: "viendo" las muchedumbres... ¿Qué
es lo que agota y aplasta hoy a los hombres? ¿Cómo puedo ser el "pastor" de mis
hermanos? ¿Hacia qué pastos les conduciré? ¿Qué buena noticia les anunciaré?
-“ Entonces dijo a sus discípulos: "La mies es abundante y los obreros
pocos. Por eso rogad al dueño que mande obreros a su mies ”. Rogar es la
primera actividad misionera, la que hizo Santa Teresita, patrona de las misiones
(Noel Quesson).
“No se nos puede ocultar que resta mucho por hacer. En cierta ocasin,
contemplando quizá el suave movimiento de las espigas ya granadas, dijo Jesús a
sus discípulos: «la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Rogad, pues, al
dueño de la mies que envíe trabajadores a su campo». Como entonces, ahora
siguen faltando peones que quieran soportar «el peso del día y del calor». Y si los
que trabajamos no somos fieles, sucederá lo que escribe el profeta Joel: «destruida
la cosecha, la tierra en luto: porque el trigo está seco, desolado el vino, perdido el
aceite. Confundíos, labradores; gritad, viñadores, por el trigo y la cebada. No hay
cosecha».
No hay cosecha, cuando no se está dispuesto a aceptar generosamente un
constante trabajo, que puede resultar largo y fatigoso: labrar la tierra,
sembrar la simiente, cuidar los campos , realizar la siega y la trilla... En la
historia, en el tiempo, se edifica el Reino de Dios. El Señor nos ha confiado a todos
esa tarea, y ninguno puede sentirse eximido» (J. Escrivá, Es Cristo que pasa 158).
“Jesús, cuenta conmigo. Quiero trabajar esa tierra del mundo… Quiero ser uno de
esos obreros que te ayude a recoger los frutos de tu Redención. Pero ¿qué he de
hacer?” (Pablo Cardona).
«Son innumerables la ocasiones que tienen los seglares para ejercitar el apostolado
de la evangelización y de la santificación. El mismo testimonio de la vida
cristiana y las obras buenas realizadas con espíritu sobrenatural tienen
eficacia para atraer a los hombres hacia la fe y hacia Dios » (Vaticano II, A.
A. 6).
Mateo tiene su propia manera de hablar de la misión en un discurso de Jesús que
nos hace pensar en ser portadores de humanidad, que participemos de una misión
en el mundo participando de las cosas del mundo. Un mundo que necesita la buena
noticia de Jesús. ¡Cuántas personas a nuestro alrededor están extenuadas,
desorientadas, sordas a la Palabra más importante, la Palabra de Dios! Si
saliéramos de nuestro mundo y «recorriéramos los caminos», nos daríamos cuenta,
como Jesús, de las necesidades de la gente. ¿No se puede decir que «la mies es
mucha» y que muchos están «como ovejas que no tienen pastor»? Es bueno
recordar el comienzo de aquel documento tan famoso del Vaticano II, la «Gaudium
et spes»: « El gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres
de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de los afligidos, son también
gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo » (GS 1).
Jesús, tú quieres seguir andando por los caminos haciendo el bien, a través de tus
amigos, en este sentido todos somos «sacerdotes», partícipes de la realeza tuya,
Jesús, de tu misión de profetizar y santificar.
2. Oseas (8, 4-7.11-13) profetiza contra los ídolos que se hacían: “-Con su plata y
oro se han hecho ídolos, para su propia destrucción... ¡Rechazo tu becerro de oro,
Samaria! Mi cólera se ha inflamado contra vosotros: ¿hasta cuándo permaneceréis
en la impureza?” Aunque hay cosas muy distintas, es también uno de los problemas
de nuestro tiempo: la contaminación de la fe auténtica por el materialismo
ambiental . El oro (dinero). La plata (lo que brilla, el poder). La sexualidad, el
placer. Ídolos también de HOY. Ídolos ilusorios incapaces de satisfacer el hambre
profunda del hombre (Noel Quesson). Y el mal que vendrá será consecuencia de
esa mala voluntad: “ Siembran vientos y cosechan tempestades "
3. El Salmo (113) ahonda en la fe: " Nosotros confiamos en el Señor ," y no en
ídolos que son mentira: “Tienen boca y no hablan, tiene ojos y no ven, tienen
orejas y no oyen, tiene nariz y no huelen”: “ Pueblo de Israel, confía en el
Seor: él te auxilia y te defiende él te auxilia y te defiende” .
Llucià Pou Sabaté