¿UN MUNDO SIN DIOS?
Por Javier Leoz
Un estudio que utiliza datos de censos de nueve países muestra que la religión está
por extinguirse en esas naciones. Australia, Austria, Canadá, Finlandia, Irlanda,
Nueva Zelanda, Países Bajos, República Checa y Suiza. ¿Drama u oportunidad para
presentar de nuevo el mensaje de Cristo? ¿Motivo de alegría para los movimientos
ateos y laicistas o, por el contrario, una razón más para ponernos las pilas y
proclamar el Reino de Dios con más energía y compromiso?
1.- Recordemos que la fe tiene una dimensión positiva de contagio: cuando uno la
descubre, la siente y la vive, la transmite. Sabe que, ese tesoro, es imposible
guardarlo bajo cuatro llaves. Así lo entendieron y lo dieron a conocer los apóstoles
y la mismísima Iglesia.
Durante siglos no nos ha resultado fácil, aunque algunos les parezca lo contrario,
presentar a Dios como el centro de la humanidad o del cosmos. Mucho menos
ofrecer el camino de Jesús como una alternativa a otros senderos tortuosos o
engañosos. Pero, la realidad, está ahí: un porcentaje altísimo sigue sin tener
conocimiento, sin haber oído nada ni a nadie de Dios, de su Encarnación, de la
Salvación que nos ofrece por la muerte y resurrección de Cristo.
-No olvidemos que el secreto del evangelio no reside en nuestras capacidades, sino
en su misma fuerza
-No pongamos en acento en nuestros medios técnicos, sino en la capacidad
transformadora del Espíritu Santo
-No impidamos, por supuesto, con nuestra apatía, que sea el mismo Cristo
(verdadera riqueza) quien salve
-Demos a conocer, primero conociéndolo nosotros, a ese Jesús que ha despertado
los más bellos sentimientos en músicos, artistas, pintores, escritores, gente
sencilla, santos, etc.
2.- Hubo un tiempo en que se nacía cristiano y no hacía falta catequizar ni
evangelizar porque se transmitía la fe como por ósmosis o contagio. Hoy, por el
contrario, esa mecánica ha desaparecido. Para hacer frente a este momento crucial
se requieren algunas características que tuvieron y vivieron los primeros seguidores
de Jesús:
-Conocimiento de aquello que decimos creer y de Aquel al cual decimos seguir
-Formación católica y cristiana. Se nos impone, para la formulación y presentación
de nuestra fe, un paso serio y urgente en la fundamentación y defensa de los
criterios de nuestra fe cristiana. Nadie puede ofrecer lo que no tiene pero, también
es verdad, hay que saber cómo vender lo que uno posee como riqueza.
-Salir de las trincheras de nuestra timidez apostólica. ¿Hacemos algo por nuestra
fe? ¿La cultivamos en nuestro ámbito familiar, afectivo, social, económico? ¿Somos
conscientes de que, la fe, además de personal tiene un componente colectivo?
3.- Que el Señor nos ayude a dar con esas claves que nos permitan hacerle
presente en esta etapa que estamos viviendo. Sin Él todos nuestros esfuerzos serán
estériles. Sin su mano, nuestros medios y nuestras capacidades, crearán un
ambiente, posibilidades o nos harán estar a la última moda. Con Él, por el
contrario, vislumbraremos una puerta abierta por la que puedan entrar nuevos
hermanos que descubran, celebren y se sientan motivados por Jesucristo. A Él todo
honor y gloria por los siglos de los siglos.
4.- ILUMÍNAME, SEÑOR, Y MÁNDAME
Con tu Espíritu para que ofrezca y cante
tu plan de salvación, tu locura por la humanidad
Con tu presencia para que lejos de sentirme sólo
en la tribulación seas mi consuelo
en las dificultades un cayado donde apoyarme
en los fracasos un aliento para seguir adelante
ILUMÍNAME, SEÑOR, CON TU PALABRA
Para que, las mías, nunca sean las más importantes
ni mis gestos sean el centro de muchas miradas
ni mi persona sea un muro entre el hombre y el Misterio
ni mis ideas eclipsen la grandeza del evangelio
ILUMÍNAME, SEÑOR, CON TU MIRADA
Para que mire al mundo con amor y no con pena
Para que observe los acontecimientos con esperanza
Para que cerrando mis ojos
sienta que, los tuyos, miran por donde yo avanzo
Para que, sin juzgar y trabajando,
sepa que no soy yo el que siembro
sino tu mano poderosa quien sostiene la mía
ILUMÍNAME, SEÑOR, CON TUS BRAZOS
Para que, con ellos, mantenga alzada la luz de la fe
ayude a quien necesite una palabra o un amigo
levante al que, la vida, lo ha dejado arrastrado
ame a los que, incluso, rechazan mi misión
En Ti confío, Señor, no quede defraudado
envíame y, que seas Tú Señor,
el centro de lo que digo, siento, predico y hago
Amén