XVII D OMINGO DEL T IEMPO O RDINARIO
(2 Re 4, 42-44; Sal 144; Ef 4, 1-6; Jn 6, 1-15)
L A P ALABRA
“… uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo
el pan de las primicias, veinte panes de cebada y
grano reciente en la alforja. Eliseo dijo: -«Dáselos a
la gente, que coman.»
El criado replicó: -«¿Qué hago yo con esto para
cien personas?»
“Jesús entonces levant los ojos, y al ver que
acudía mucha gente, dice a Felipe:
-«¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?»
Lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó: -«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le
toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: -«Aquí hay
un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso
para tantos?»
M EDITACIÓN
A la luz de las lecturas que hoy se proclaman en la liturgia dominical, se puede
comprender el sentido típico de la Sagrada Escritura, que va más allá del sentido literal,
sin anularlo. El texto del Libro de los Reyes, leído en la perspectiva del relato de la
multiplicación de panes en Cafarnaúm, adquiere un sentido profético, a la vez que el
Evangelio describe cómo en Jesús se ha consumado lo que se decía del Mesías desde
antiguo.
Jesús es el nuevo y definitivo profeta, es más que Elías, más que Eliseo, más que
Moisés. Si el criado de Eliseo se espanta al tener que dar de comer a cien personas,
¡cómo no se van a asustar los discípulos de Jesús, cuando les manda dar de comer a
cinco mil! Mas en verdad, además de satisfacer el hambre material, de lo que se está
hablando es de otro alimento.
El sentido del relato se vislumbra en los gestos: “Jesús tomó los panes, dijo la
acción de gracias y los repartió”; los mismos que en la noche de la Cena. Se trata de la
prefiguración de la Eucaristía.
En este tiempo de verano y de vacaciones, la lectura del capítulo 6 de san Juan,
como complemento del Evangelio de San Marcos, que ha venido proclamándose
durante todo el año, ofrece respuesta a tantos que, extenuados, buscan sosiego y sentido
a sus vidas. Jesús se nos ofrece como mejor respuesta. Él demuestra compasión y se
estremecen sus entrañas ante la multitud que anda como ovejas sin pastor.
O RACIÓN
“Seor, los ojos de todos te están aguardando, tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano, y sacias de favores a todo viviente”.