“Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente”
Mt 10, 7-15
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. POR EL CAMINO, PROCLAMEN QUE EL REINO DE LOS CIELOS ESTÁ
CERCA
Jesús envió a sus doce apóstoles, diciéndoles: Por el camino, proclamen que el Reino
de los Cielos está cerca. El tema de la predicación que han de llevar a esas gentes es
que se acerca el reino de los cielos. Es la misma frase temática con la que el Bautista
preparaba la venida del Mesías (3:2), y la que se pone en boca del mismo Jesús (Mateo
4:17).
2. SANEN A LOS ENFERMOS, RESUCITEN A LOS MUERTOS
Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los
demonios. Es decir, les da el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar
cualquier enfermedad o dolencia. Ello habla de la grandeza de Cristo y de la llegada del
Reino (san Mateo 12:28). Por otra parte, el poder sobre los demonios, enemigos del
reino de Dios y el poder sobre toda enfermedad, acusa un mismo poder de origen y
finalidad. Puesto que también las enfermedades son una consecuencia del pecado y del
reinado de Satán, como san Mateo mismo enseña al ver en la obra de Jesús de
expulsar demonios y curar enfermedades. Al dotar Jesús así a los apóstoles de este
poder en su misión, predicando la llegada del reino, le entregaba credenciales infalibles
de lo que enseñaban, al ver que en ellos estaba la mano de Dios, y que, si Dios no
estuviese con ellos, no podían realizarlo. Pero también, al ver el cumplimiento específico
de tales milagros, que se recordase el vaticinio profetice sobre los días mesiánicos, en
diversos pasajes alusivos, y con ello, que los recibiesen como embajadores del Mesías.
3. USTEDES HAN RECIBIDO GRATUITAMENTE, DEN TAMBIÉN
GRATUITAMENTE
En efecto hemos recibido gratuitamente, de gracia, la salvación del Señor, ¿y que
meritos hemos hecho de nuestra parte? ¿Qué estamos haciendo o qué nos proponemos
hacer para anunciar a los demás el mensaje de amor que hemos recibido? Hemos sido
elegidos por Cristo, quien nos llamo a la fe, nos dio su mensaje evangélico, somos
depositarios de el, y somos apóstoles con la misión de transmitirlo al mundo. Y no lo
hemos recibido para guardarlo para nosotros, es para compartirlo con todos los demás,
porque todos estamos llamados a la salvación. Es así, hemos sido destinados a difundir
el Reino de los Cielos, esa es nuestra misión, somos misioneros porque la misión es la
forma concreta de manifestarle a Dios nuestro reconocimiento por haber sido llamados a
ser en el mundo testigos de su amor. Pero no basta dar gratuitamente lo que hemos
recibido de igual forma, debemos darlo con cariño, con generosidad, con entrega total, a
manos llenas, sin regateos, con todo el corazón, esta claro, con las cosas de Dios no
podemos ser mezquinos.
4. LOS APÓSTOLES, SOMOS TODOS LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA
Los apóstoles, somos todos los miembros de la Iglesia, obispos, sacerdotes, religiosos y
laicos, aunque lo hagamos en distintos frentes y de diferentes maneras, todos estamos
encargados por Jesús a proclamar su Reino, apostolado es toda actividad efectuada por
los cristianos que tiende a propagar el Reino de Cristo en el mundo y Jesús es la fuente
y el origen del apostolado de la Iglesia, y la eficacia y la fecundidad de nuestra tarea
depende fundamentalmente de nuestra unión con Cristo.
5. NO LLEVEN ENCIMA ORO NI PLATA, NI MONEDAS
Jesús les recomienda después la pobreza. El espíritu de pobreza con que se deben
conducir. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, No deben, pues, llevar monedas de
ningún tipo. En aquellos tiempos, se guardaba usualmente el dinero en los pliegues de
su cinto o en un pequeño bolsillo anejo al mismo. Y hasta lo hacían en un pequeño
escondrijo de su túnica o de su turbante. Dice que tampoco deben llevar un saco de
viaje para su camino, por eso les dice: ni provisiones para el camino, Tampoco debían
llevar duplicidad de vestidos: ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón. De los escritos
rabínicos se desprende que los judíos tenían la costumbre de vestir dos túnicas (Lc
3:11), y de las mujeres se cita que usaban tres, cinco y hasta siete. No deben llevar
calzado (san Mateo), sandalias (san Marcos). Esto acentúa la nota de austeridad. Ni
bastón, que era un vulgar palo cogido para apoyarse o defenderse.
6. ¿LES FALTÓ ALGUNA COSA?
El pensamiento de Jesús no es que se prescinda de todo esto que se enumera, sino que
con ello se acusa el espíritu que ha de informar a los misioneros. No deben tener apego
a lo que no sea necesario. El mismo les dice en otra ocasión: Cuando los envié sin
bolsa, sin alforjas, sin calzado, ¿les faltó alguna cosa? Nada, dijeron ellos. Y les añadió:
Pues ahora el que tenga bolsa, tómela, e igualmente la alforja, y el que no la tenga,
venda su manto y compre una espada (Lc 22:35-36). Es, pues, el espíritu de pobreza lo
que arriba se recomienda a los apóstoles y no precisamente la materialidad de su
ejercicio, lo que normalmente sería estar, por temeridad, al margen mismo de la
providencia de Dios.
7. BUSQUEN A ALGUNA PERSONA RESPETABLE Y PERMANEZCAN EN
SU CASA
Y han de ir así, porque el que trabaja merece su sustento. A su trabajo le es justo un
salario conveniente en justicia, dirá Lucas (1 Tim 5:17ss; 1 Cor 9:7-14). Así se pueden
entregar de lleno al apostolado. Es la recomendación que Jesús mismo hace a los
setenta y dos discípulos en su misión Palestina. Después de haber buscado alojamiento
digno, les dice: Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona
respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Es decir,
permanezcan en esa casa y coman y beban los que les sirvan, porque el obrero es
digno de su salario (Lc 10:7). Dios sabe proveer por los medios de su Providencia,
incluidos los recursos humanos.
8. SALÚDENLA INVOCANDO LA PAZ SOBRE ELLA
El apóstol que no trae la paz, no puede ser considerado como apóstol de Cristo, así es,
el que no predica la paz, el que no construye la paz, el que no ofrece la paz, no puede
presentarse como apóstol, en efecto no basta desear la paz, es preciso procurarla,
poniendo todo lo que sea necesario de nuestra parte. Jesús en la Ultima Cena les dijo a
los apóstoles: La paz les dejo, mi paz les doy. Y luego: Les he dicho esto para que
tengan paz en mí. Cuando se aparece a los discípulos después de la Resurrección les
dice: La paz sea con Ustedes, porque la paz es uno de los dones más profundos que
nos regalo Jesús. Pero para poder transmitir la paz, es necesario tenerla en nuestro
corazón. Y para ello es necesario estar cerca de Dios, porque la paz es un Don del
Espíritu Santo.
El Señor, nos solicita que avivemos en nuestro corazón grandes deseos y motivaciones
de paz, especialmente hoy en este mundo que se aleja de la paz, el lugar preferido para
Dios es el corazón de los hombres, la paz hará que los hombres no le impida habitar en
el, es así como motivemos esta paz por todo lugar donde vayamos.
Dice el Señor: Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es
indigna, que esa paz vuelva a ustedes. Si la casa fuese digna de esta paz, o como dice
Lucas, si hubiese allí algún hijo de la paz, venga sobre ella vuestra paz; si no lo fuese,
vuestra paz vuelva a vosotros. Es interesante destacar la concepción tan popular de una
paz que, emanada de Dios, no puede quedar sin efecto; por lo que necesariamente
debe reposar sobre alguno. Si ella no descansa sobre la casa hospitalaria, vuelve a los
misioneros, que son los que se benefician de ella.
9. Y SI NO LOS RECIBEN NI QUIEREN ESCUCHAR SUS PALABRAS
Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa
ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Lo que quiere decir es que si no los reciben,
o no les escuchan sus palabras al pedir alojamiento como apóstoles de Jesús, entonces,
saliendo de aquella casa o ciudad o de cualquier lugar, sacúdanse el polvo de sus pies
en testimonio contra ellos.
Estaba en las concepciones judías que, si uno venía de viaje de regiones gentiles y no
se purificaba al entrar en Israel, la profanaba con el polvo que traía de esas regiones.
Por eso estaba obligado a sacudir sus vestidos y zapatos antes de entrar en Israel.
Gesto que materialmente usaron Pablo y Bernabé en Antioquía de Pisidia cuando los
judíos levantaron una persecución contra ellos.
Dice Jesús: Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas
menos rigurosamente que esa ciudad. Jesús aquí, más que legislar un gesto, enseña
una doctrina. Y es la culpa de los que así se portan con los apóstoles del Evangelio.
Pues los que así obran están en tierra gentil, porque se hallan en situación culpable de
error fundamental. La catástrofe de Sodoma y Gomorra (Gen 18:23-33; 18:1-29) era en
la historia de Israel la manifestación por excelencia del castigo divino e imagen clásica
de la maldad (Is 1:9-10; 3:9; 13:19) 38. Una vez que los milagros les habían acreditado
como legados de Dios, no se les podía rechazar. Era cerrar los ojos a la luz mesiánica.
Y en este sentido la culpa de éstos era mayor que la aberración moral, pagana, de
Sodoma y Gomorra
El Señor les Bendiga