APARTES DE LA ENCICLICA “ROSARIUM VIRGINIS MARIAE”
“El Rosario, aunque se distingue por su carácter mariano, es una oracin centrada
en Cristo” (1) y “concentra en sí la profundidad de todo el mensaje evangélico, del
cual es como un compendio” (Ib).
“Con el trasfondo de las avemarías pasan ante los ojos del alma los episodios
principales de la vida de Jesucristo” (2), “sintoniza con el ritmo de la vida humana”
(Ib).
“Recitar el rosario es en realidad contemplar con María el rostro de Cristo” (3).
“Esta oracin no slo no se opone a la Liturgia, sino que le da soporte, ya que la
introduce y la recuerda, ayudando a vivirla con plena participación interior,
recogiendo así sus frutos en la vida cotidiana” (4).
“Por su naturaleza el rezo del rosario exige un ritmo tranquilo y reflexivo, que
favorezca la meditacin de los misterios de la vida del Seor” (12).
“Penetrando, de misterio en misterio, en la vida del Redentor, hace que cuanto El
ha realizado y la Liturgia actualiza sea asimilado profundamente y forje la propia
existencia” (13).
“Recorrer con María las escenas del Rosario es como ir a la escuela de María para
leer a Cristo, para penetrar sus secretos, para entender su mensaje” (14).
“La meditacin de los misterios del Rosario nos lleva a configurarnos con Cristo y a
tener sus mismos sentimientos” (15).
“Todo en la vida de Jesús es signo de su misterio CIC 515” (24). “Cada misterio del
Rosario, bien meditado, ilumina el misterio del Hombre” (25).
“El Rosario es un método para contemplar (tal como lo tenemos hoy)… lo cual no
impide que pueda ser mejorado” (28).
“El Rosario no reemplaza la Lectio Divina, sino que la supone y la promueve” (29).
“Para dar fundamento bíblico y mayor profundidad a la meditacin, es útil que al
enunciado del misterio siga la proclamación del pasaje bíblico correspondiente, que
puede ser más o menos largo según las circunstancias” (30).
“Es conveniente que después de enunciar el misterio y proclamar la Palabra,
esperemos unos momentos antes de iniciar la oracin vocal” (31). Después de la
doxología trinitaria sigue una jaculatoria o concluir con una oración dirigida a
alcanzar los frutos específicos de la meditación del misterio (35).
Es también una “oracin que promueve la paz y la caridad; favorece el encuentro
con Cristo en sus misterios y el rostro de Cristo en los hermanos, especialmente los
que sufren” (40).
P. JULIO CESAR GARCIA H., c.m.
Misionero Vicentino