XVI Semana del Tiempo Ordinario (Par)
Viernes
La palabra de Dios es viva y eficaz, camino para la felicidad, y germina en
nosotros hasta darnos la vida eterna
“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Vosotros oíd lo que
significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del
reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su
corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo
sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la
acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante,
y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra,
sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la
palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la
ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el
que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá
ciento o sesenta o treinta por uno»” (Mateo 13,18-23).
3. Jesús, nos haces tu explicación de la parábola del sembrador: las
diversas clases de terreno que suele encontrar la Palabra.
El que oye la palabra del reino y no la comprende ... Las
palabras materiales del evangelio han sido oídas o leídas; pero a la manera
de una "lectura ordinaria". El evangelio es una palabra viva: el autor del
evangelio, el que nos habla a través de las palabras, está vivo HOY... Se
dirige a mí. No es pues ante todo una colección de ideas o de bonitos
pensamientos, es el " encuentro con alguien ". En una meditación sobre el
evangelio, hay que hacerse siempre esta pregunta: ¿qué descubro de ti,
Señor, a través de este pasaje evangélico? Quisiera saber abrir mi corazón
a tu palabra, no hacer como los discípulos que en el sermón eucarístico,
asustados de lo que exigías (Jn 6,60), se fueron. La Palabra que Dios nos
dirige es siempre eficaz, salvadora, llena de vida . Pero, si no
encuentra terreno bueno en nosotros, no le dejamos producir su
fruto. ¿Se nos nota durante la jornada que hemos recibido la semilla de la
Palabra y hemos recibido a Cristo mismo como alimento? (J. Aldazábal).
Hoy vemos la interpretación espiritual de la parábola del sembrador.
Compara Jesús a los hombres con cuatro clases de terreno: la misma
simiente, la misma Palabra divina, dan resultados más o menos profundos
según la respuesta subjetiva que acordamos a la Palabra.
El que recibe el mensaje con alegría; pero no tiene raíces,
es el hombre inconstante : cuando surge la dificultad o persecución, falla.
Algunos empiezan a meditar con entusiasmo, pues es verdad que al
principio se suele encontrar mucha consolación en la oración. Pero
es necesario perseverar . No basta seguir a Dios, cuando esto resulta
agradable y fácil... también en la prueba y en la noche del espíritu es
necesario perseverar. Hay un conocimiento profundo de Dios que no se
adquiere más que con una larga e incansable frecuencia con el evangelio,
leído, meditado y vuelto a meditar. Jesús se nos revela en esta frase como
un hombre perseverante, que no se contenta con nuestros fervores
pasajeros: espera nuestras fidelidades.
El que escucha la palabra, pero el agobio de esta vida, y la
seducción de la riqueza la ahogan y se queda estéril . Hay que saber
elegir. " No podéis servir a la vez a Dios y al dinero " (Mt 6,24) El
descubrimiento de Dios es una maravillosa aventura que implica nuestra
entrega y compromiso total: las preocupaciones mundanas, el agrado del
placer, el afán de riqueza ¡pueden ahogar la Palabra de Dios! Hemos sido
advertidos suficientemente y además tenemos de ello experiencia. Sobre la
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riqueza, Jesús tiene una palabra reveladora: habla de la "ilusión de la
riqueza"... "del engaño de la riqueza"... La riqueza es un falso amigo:
promete mucho y decepciona también mucho.
El que escucha el mensaje y lo entiende; ése sí da fruto y
produce en un caso ciento, en otro sesenta, en otro treinta . El Reino
de Dios es una invitación a la esperanza y al optimismo: ¡un solo grano de
trigo puede producir cien granos! Es una invitación al trabajo y a la oración
y esto depende de nosotros (Noel Quesson).
Quisiera conocer, Jesús, cómo dejar germinar la semilla de tu palabra
en mi vida. Te pido entender tu doctrina, captar tu mensaje, no
quedándome en lo superficial. Pienso que puedo hacer propósitos en estos
campos, que aseguran mi buena disposición:
a) rezar cada día, pues para acoger tu palabra tengo que estar
a la escucha
b) lectura espiritual , y si puedo asisto regularmente a algún medio
de formación cristiana ;
c) hablar de las cosas de mi alma, por ejemplo en un
acompañamiento espiritual que me ayude a percibir tu palabra , a
resolver dudas que en la oración voy viendo que necesito también pedir
consejo: «Dios ha dispuesto que, de forma ordinaria, los hombres se salven
con la ayuda de otros hombres; y así a los que El llama a un grado más alto
de santidad les proporciona también a unos que les guíen hacia esta meta»
(León XIII).
d) frecuentar ambientes donde vea encarnada esa Palabra tuya,
donde me estimule el ejemplo de los demás a ir a buen paso hacia ti,
Señor, en la lucha por no dejarme dominar por la riqueza, egoísmo,
sensualidad, comodidad , etc...
«Disipación. Dejas que se abreven tus sentidos y potencias en
cualquier charca. Así andas tú luego: sin fijeza, esparcida la atención,
dormida la voluntad y despierta la concupiscencia.
”Vuelve con seriedad a sujetarte a un plan, que te haga llevar vida de
cristiano, o nunca harás nada de provecho» (san Josemaría, Camino 375).
“Jesús, quiero que mi tierra sea buena tierra. Para ello necesito los
medios de formación, la constancia en mi plan de vida, y la guarda de mi
corazón de modo que no se llene de frivolidad. Cuando dejo de luchar en
estos puntos, qué rápido me ahoga el ambiente, qué pronto se marchita esa
vida interior que estaba empezando a brotar en mi corazón. Y me quedo,
Jesús, como atontado: sin fijeza, esparcida la atención, dormida la voluntad
y despierta la concupiscencia. Jesús, es hora de decir: ¡basta! Quiero de
verdad ser santo, corresponder a tu amor, hacer fructificar la semilla de la
gracia que has puesto en mi alma. Es hora de volver a empezar” (Pablo
Cardona).
2. Jeremías (3,14-17) transmite hoy: -“ Volved, hijos rebeldes,
porque yo soy vuestro Señor. Os iré recogiendo uno a uno de cada
ciudad y por parejas de cada familia y os reconduciré a Sión”. Es la
esperanza del «reencuentro» que desea la humanidad: estar juntos, volver
a encontrarse cuando se ha estado separados. En ese sentido «Babel» es el
símbolo de la dispersión de los hombres que no logran vivir reunidos.
Jerusalén será el símbolo de una concentración universal.
-“ Os daré pastores según mi corazón, que os conducirán con
prudencia e inteligencia”. Es la oración por los pastores, la que nos
sostiene unos a otros…
-“ Cuando seáis más y fructifiquéis en el país, Palabra de Dios,
no se hablará más del arca de la alianza, ni vendrá en mientes, ni se
acordarán de ella, ni la echarán en falta, ni será reconstruida”. No
será necesaria el Arca, pues es imagen de Dios que viene con su Espíritu.
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-“En aquel tiempo, llamarán a Jerusalén: el "Trono del
Señor"” . El Arca representaba como una imagen a Dios; pero vendrá una
presencia del mismo Dios, como dirá Jesús: « Destruid ese Templo y lo
reconstruiré en tres días... hablaba del templo de su cuerpo .» (Juan
2, 19-21)
-“ Todas las naciones se incorporarán a Jerusalén, en el
nombre del Señor, y abandonarán la obstinación de sus perversos
corazones ”. Señor, haz que todos los hombres vivamos como hermanos
(Noel Quesson).
3. La presencia de Dios mismo será la sustitución del Arca:
« llamarán a Jerusalén Trono del Señor, por el nombre del Señor que
está en Jerusalén». El salmo prolonga esta perspectiva esperanzadora:
« El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como pastor a su
rebaño».
Jesús, antes de despedirse, nos aseguró: « yo estaré con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo ». No le vemos, pero sabemos que
el Señor Resucitado está con nosotros a lo largo del camino. Señor, te pido
más fe, para vivir esta fiesta: « Entonces se alegrará la doncella en la
danza, gozarán los jóvenes y los viejos; convertiré su tristeza en
gozo, los alegraré y aliviaré sus penas».
Llucià Pou Sabaté
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