“Discípulos y misioneros, enviado a predicar, exhortando a la conversión”
Mc 6, 7-13
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
MISIONERO POR MANDATO DEL SEÑOR
Se es misionero por mandato del Señor, y se trata de un mandato dirigido no sólo
a algunos, sino a todos los bautizados. Cuando se habla de misión se piensa
fácilmente en tierras lejanas, en los pueblos llamados “subdesarrollados”... Se
piensa en los que, con sacrificio, ponen en peligro sus vidas para anunciar el
Evangelio a quienes todavía no lo conocen. En verdad todo esto es misión. Pero el
riesgo consiste en pensar que eso se dirige a otros, no a mí, eludiendo así con ello
mi responsabilidad respecto a una llamada, la que me invita a ser “en Cristo” y “de
Cristo” y provoca a la respuesta coherente de la vida. Y es que el cristiano es
misionero por naturaleza. La iniciativa es de Dios. Siempre. Y en Jesús me ha
dado también el ejemplo.
La misión que me confía es la de proseguir, allí donde me encuentre, lo que él
mismo hizo, dando testimonio de él sin oropeles, sin superestructuras, sin
máscaras, de suerte que quien me vea pueda comprender algo de él y de su amor.
No hay sitio ni para lo “privado” ni para el protagonismo. El bautismo me ha
convertido en un miembro del cuerpo de Cristo, en hijo del Padre. Por obra del
Espíritu Santo, corre en mis venas la misma vida divina. ¿Cómo puedo ser
auténtico, cómo puedo saborear la vida en plenitud, sino entrando activamente en
el dinamismo de esta vida que es difusiva? ¿Cómo, sino abriéndome al don del
testimonio?
ORACION
Hoy, Señor, me resulta fatigoso acoger la Palabra que me diriges: me estás
diciendo que salga de mi pequeño mundo, me estás repitiendo que estar contigo
no es una cuestión privada e intimista, sino camino, riesgo, apertura,
comunicación, conflicto, encuentro. Porque éstas son las consecuencias del amor
con el que desde siempre me has amado y del que me has hecho testigo.
Si me miro a mí mismo y a mis fatigas, me espanto y te pido perdón por las
flaquezas de mi respuesta a tu llamada. Si miro hacia ti, te bendigo, Señor, porque
en tu grandioso proyecto de salvación has querido contar también conmigo. ¡A ti
gloria y alabanza, oh Dios mío!
Y no lo hemos recibido para guardarlo para nosotros, es para compartirlo con
todos los demás, porque todos estamos llamados a la salvación. Es así, hemos
sido destinados a difundir el Reino de los Cielos, esa es nuestra misión, somos
misioneros porque la misión es la forma concreta de manifestarle a Dios nuestro
reconocimiento por haber sido llamados a ser en el mundo testigos de su amor.
Los apóstoles, discípulos y misioneros, somos todos los miembros de la Iglesia,
obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos, aunque lo hagamos en distintos
frentes y de diferentes maneras, todos estamos encargados por Jesús a proclamar
su Reino. Apostolado es toda actividad efectuada por los cristianos que tiende a
propagar el Reino de Cristo en el mundo y Jesús es la fuente y el origen del
apostolado de la Iglesia, y la eficacia y la fecundidad de nuestra tarea depende
fundamentalmente de nuestra unión con Cristo.
La paz del Señor sea en su alma