ELEGIDOS POR DIOS, PARA SER SUS PROFETAS.
LA DIFICIL TAREA DE SER DISCIPULOS Y MISIONEROS
Reflexión desde las Lecturas del Domingo XV Ciclo B
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. DIOS ELIGE A HOMBRES SENCILLOS Y HUMILDES
En la primera lectura de este domingo XV, (Am 7, 12-15), Dios elige a quien quiere,
aún a aquellos que son sencillos en su forma de vivir, como en el caso de Amos, un
pastor y cultivador, es decir un labriego. Dios ha tenido una especial predilección por
los hombres simples y humildes. El mismo Señor Jesús eleva al Padre una oración
de gratitud por esta inclinacin a los hombre sencillos: “Yo te bendigo, Padre, Seor
del Cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se
las has revelado a pequeos (sencillos y humildes)” (Mt 11,25). Es un gran detalle y
fineza del Señor para con los hombres alejados de la vanidad y la soberbia, como en
aquel tiempo a la dureza de corazón de los fariseos y maestros de la Ley, y hoy a
muchos que le imitan en sus vanidades y soberbia, que a pesar de que hablan de
Dios, no son los hombres que Dios desearía tener. Por esa razón el Señor Jesús da
gracias al Padre por la humildad de aquellos que sí creyeron y acogieron la verdad
revelada por Él, que lo acogieron a Él mismo. Jesús eligió como amigos para
predicar su Palabra a pescadores, campesinos, labradores, aldeanos y pueblerinos.
En la segunda lectura, (Ef 1, 3-14), Dios nos ha elegido en Cristo y nos ha
predestinado a ser sus hijos adoptivos. Por lo que rezamos y bendecimos a Dios, el
Padre de nuestro Señor Jesucristo, por que nos ha bendecido en Cristo con toda
clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación
del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
En la vocación del Discípulo y misionero, está implícito el llamado a la santidad y su
forma de vida debe ser incondicional a este llamado, por esa razón, nuestra misión,
que nos pertenece a todos los cristianos, debe ser ejecutada con el testimonio de la
propia vida, recordando que el mundo de hoy, necesita “testigos” mas que maestros
que gustan que se oigan sus conocimientos.
En el Evangelio, (Mc 6, 7-13) Jesús llama a los doce apóstoles y los envía a
evangelizar dándoles poder sobre los demonios y las enfermedades. El Señor les
pide a sus misioneros que deben ser sobrios en todo, su comida y su equipaje,
siendo necesario, estar libres ataduras para servir mejor a la Palabra, que es lo
importante, es decir no deben llevar nada más que la palabra que anuncian.
PRIMERA LECTURA Am 7, 12-15
Lectura de la profecía de Amós.
Amasías, el sacerdote de Betel, dijo a Amós: -Vete de aquí, vidente, refúgiate en el
país de Judá, gánate allí la vida y profetiza allí. Pero no vuelvas a profetizar en Betel,
porque éste es un santuario del rey, un templo del reino-. Amós respondió a
Amasías: “Yo no soy profeta, ni hijo de profetas, sino pastor y cultivador de
sicómoros; pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: Ve a profetizar a
mi pueblo Israel”.
Palabra de Dios.
2. AMOS
Amos (en hebreo 'Amos: “¿portador?”) era oriundo de Tecua, a nueve kilmetros al
sudeste de Belén, en los confines del desierto de Judá, y de profesión pastor.
Alternaba sus trabajos de pastor con el de preparar y recoger los frutos de sicómoro.
Las semejanzas que utiliza en su predicación están tomados de la vida pastoril y
campestre. Criado en un ambiente de austeridad y pobreza, tenía una especial
fastidio por todo lo que significara derroche y lujo en la vida sedentaria, y así, en su
predicación aparece como el gran recriminador de los excesos de las clases
pudientes y de sus extorsiones para con los pobres.
Este buen profeta no pertenecía a ninguna orden especial, como él mismo declara
con énfasis al sacerdote de Betel, y fue sorprendido por el llamamiento divino
cuando se hallaba dedicado a sus faenas habituales de pastor y recolector de frutos
de sicómoro. Este profeta, tenía mucha conciencia que no debía lucrarse con su
tarea. Un aspecto ejemplar para muchos hombres que se animan a llevar la Palabra
de Dios, es que Amos no estaba instruido por ninguna escuela profética, sino que
obraba a impulsos de la inspiracin divina y decía: “No soy profeta ni hijo de
profetas. El Seor, me tom de detrás del ganado, y me dijo: “Ve a profetizar a mi
pueblo Israel” (Am 7:14). Y, en prueba de su calidad de verdadero profeta enviado
por Dios, sale a predicar solamente por amor a El.
3. LA VOCACIÓN PROFÉTICA, PUES, PROCEDE EXCLUSIVAMENTE DE DIOS,
Un sacerdote de Betel llamado Amasias acusa a Amos al rey de conspirador contra
la casa real, pues la tierra no puede soportar sus palabras. Después de denunciarle
ante el rey, Amasias habla personalmente a Amos para convencerle por las buenas
de que no debe continuar su predicación. A su entender, es un intruso que ha
querido venir al reino de Samaría a ganar su pan dándoselas de profeta. Lo mejor
que puede hacer es volver a Judá y allí continuar su labor de profeta: “Vete de aquí,
vidente, refúgiate en el país de Judá, gánate allí la vida y profetiza allí” La
insinuación es injuriosa, pues Amasias considera a Amos como uno de tantos
“ganapanes” que se presentaban como profetas al pueblo, embaucándolos con sus
promesas y lucrándose de su profesión. Estas palabras de Amasias indignaron al
celoso profeta de Dios, Amos, que había venido a predicar sin buscar ningún
provecho de su ministerio. Amos, pues, al mismo tiempo que cuidaba de sus
rebaños, se dedicaba a recoger y preparar los higos de los sicómoros para
venderlos después en las localidades inmediatas, como Belén y Hebrón. Pero por
inspiración divina dejó su negocio y se fue a predicar al reino del norte, en contra de
sus intereses materiales: “el Seor me sac de detrás del rebao y me dijo: Ve a
profetizar a mi pueblo Israel”. Su vocacin profética, pues, procede exclusivamente
de Dios, y se siente revestido de una autoridad especial para predicar donde Dios le
manda.
Hoy, muchos profetas como Amos, se encuentra con la autosuficiencia de quien
opina que no necesita la ayuda de Dios. A otros, les molesta de sobre manera, que
en nombre de Dios se denuncien los abusos cometidos por los que tienen autoridad.
También dentro de nuestras comunidades, hay algunos que se creen únicos dueños
de la Palabra de Dios. Por cierto, la misión del profeta es malmirada, deberá llevar la
Palabra de Dios a hombres “duros de cerviz”, poner el dedo en las llagas de la
sociedad, hoy muy deteriorada, muchas veces tendrá que nadar contra lo contra
corriente enfrentándose con los que están arriba y los que están abajo.
4. ANUNCIAR LA PALABRA DEL SEÑOR
El fragmento del libro de Amós, proyecta un rayo de luz sobre la vocación del
profeta, hombre que por amor a Dios, deja su propio trabajo y su propia tierra para
irse a anunciar la Palabra del Señor en el norte, en el Reino de Israel, precisamente
junto al santuario cismático de Betel (7,10).
La palabra que Dios le confía denunciar las graves injusticias que se estaban
perpetrando durante el reinado de Jeroboán en perjuicio de los más pobres: la
riqueza y el bienestar de los que gozaban algunos eran fruto de la explotación de
muchos. En Betel, Amós es un extranjero indeseado porque, su palabra pone en
peligro las instituciones del Reino, por esa razn, es expulsado y se le dice; “no
vuelvas a profetizar en Betel, porque éste es un santuario del rey, un templo del
reino”.
Los profetas no ha venido a inventar una historia o a contar el cuento, ellos son
restauradores, ellos predican en contra de la soberbia, a favor del derecho,
denuncian la iniquidades y hablan a favor de la justicia. En las Sagradas Escrituras,
hay muchos relatos de las denuncias de los profetas, Natán acusa a David del
adulterio con Betsabé y de la confabulación del asesinato de Urías (2 Sam 12,9);
Elías se enfrenta con Ajab por la muerte de Nabot y la usurpación de su viña (1Re
21,19); Amós se enternece contra los que pisotean al pobre (Am 8,4). El mensaje de
los profetas, se dirige a todos por igual, sin distinción de su cargo o autoridad, sean
estos reyes o jueces y sacerdotes en cualquier posición, es decir, a todos los
hombres y mujeres. Y hoy día, esto es lo mismo para nosotros y su palabra es tan
válida como lo fue en tiempos de Amos y en todo los tiempos. Son hombre de Dios,
incansables trabajadores por lo que Dios pide al hombre, la justicia (Amós), el amor
(Oseas), la fe (Isaías), la humildad (Sofonías), y la religión interior (Jeremías), por
eso San Pedro expresa; "Hacéis bien en prestar atención a la palabra de los
profetas, como a lámpara que luce en lugar oscuro" (2Pe 1, 19)
SEGUNDA LECTURA: Efesios 1,3-14
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en
Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes
de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su
presencia, por el amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de
Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su
gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. En él hemos sido redimidos por su
sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia,
que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento. Él nos
hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que
estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los
tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo una sola Cabeza,
que es Cristo. En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano –
según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad – a
ser aquéllos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria. En
él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de la
salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el Espíritu
Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y prepara la
redención del pueblo que Dios adquirió para si, para alabanza de su gloria.
5. QUIÉNES SON LOS EFESIOS
A primera vista, la pregunta parece innecesaria. Era Efeso una de las ciudades más
conocidas del mundo greco-romano, y sabemos que allí fundó San Pablo una
floreciente comunidad cristiana (cf. Hech 19:1-41). Parece obvio, pues, suponer que
sean los fieles de Efeso los destinatarios de la carta, ya que en todos los
manuscritos griegos y versiones aparece con el título A los Efesios. Cierto que estos
títulos no son de San Pablo, pero están puestos ya desde muy antiguo e indican
claramente una tradicin. Por lo demás, en la misma carta se dice:” a los santos que
están en Efeso” (1:1). La opinin tradicional (Orígenes, San Jerónimo, Santo Tomás)
ha sido que la carta fue dirigida efectivamente a la iglesia de Efeso. Allí vivió el
Apóstol San Pablo cerca de tres años, y a cuyos fieles conocía personalmente y
recordaba con cariño (cf. Hech 20:17-38).
Esta carta a los Efesiós, en gran himno de bendición, donde celebra el misterio que
Dios Padre ha manifestado en Jesucristo: el proyecto de salvación del que todos los
hombres están llamados a beneficiarse. Jesucristo es el modelo y el artífice del plan
eterno de Dios. Todo tiene lugar en él y por medio de él: el don gratuito de la
elección y de la adopción filial, la redención llevada a cabo a través del perdón de los
pecados, la revelación de la sabia voluntad de Dios y su actuación en la plenitud de
los tiempos.
Este proyecto, impensable para la antigua alianza, implica a todos los hombres, es
decir a los cristianos procedentes del judaísmo y los que son procedentes del
paganismo y gentiles. Ambos grupos se han convertido, por libre decisión divina, en
propiedad de Dios, y están llamados a compartir su vida eterna en los cielos. Pablo,
imitando la práctica litúrgica bautismal, recuerda los pasos por los que se accede a
esa riqueza de vida: escucha del anuncio del Evangelio, adhesión de fe, recepción
del Espíritu Santo, que, a modo de “sello”, garantiza y acredita la pertenencia a
Cristo; “En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia
de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el
Espíritu Santo prometido”
6. COMUNICAR LOS BENEFICIOS DE DIOS
Una misión de los profetas, algo que debe hacer todo discípulo y misionero, es
comunicar a los hombres, el beneficio que nos trae oír la Palabra de Dios. En esta
carta a los Efesios, el Apóstol afirma que Dios “nos ha bendecido en Cristo con toda
clase de bienes espirituales en el cielo”. En los versículos siguientes concretará
cuáles son esos beneficios de que Dios nos ha colmado y que constituyen el plan
divino de salvacin. Habla de bendicin “espiritual,” en cuanto que son beneficios
que proceden del Espíritu y pertenecen a la esfera del espíritu o parte superior del
hombre. La expresin “en los cielos” viene a ser casi sinnima del adjetivo
“espiritual,” sealando que se trata de beneficios celestes, por su origen y por su
destino, ya que nos los dispensa Dios desde el cielo y están destinados a recibir allí
su consumación definitiva. Todos estos beneficios nos son concedidos “en Cristo,”
es decir, en cuanto estamos unidos a Cristo, formando algo uno con El”.
Después de esa afirmación de carácter general, el Apóstol comienza la enumeración
de dichos beneficios. El primero y fundamental es que Dios; “nos ha elegido en él,
antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su
presencia, por el amor”. Porque Dios así lo quiere. Conforme a ese beneplácito, nos
eligió para ser santos y nos predestinó a la adopción de hijos suyos.
Es frecuente en el Apóstol, señalarnos la abundancia de dones con que Dios,
Nuestro Padre nos ha favorecido, cosa que se vuelve a recalcar mencionando
expresamente, aparte los ya indicados de “redencin” y “remisin de nuestros
pecados,” la “sabiduría” y la “prudencia”; “según la riqueza de su gracia, que Dios
derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento.”
EVANGELIO Mc 6, 7-13
Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus
impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni
provisiones, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos
túnicas. Les dijo: “Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el
momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de
allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”. Entonces fueron
a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y sanaron a
numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.
Palabra del Señor.
7. DICIPULOS Y MISIONEROS,
Después de la ceguera que había encontrado en su pueblo de Nazaret como
consecuencia de la incredulidad de sus coterráneos, continúa Jesús su tarea de
anunciar el Reino de Dios y lo hace mancomunado con sus discípulos. Como ya vimos
en otro capitulo anterior, (Mc 3,14-15), Jesús “design entonces a doce, a los que
llamó apóstoles, para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar con poder de
expulsar a los demonios”
Ahora el Evangelio nos señala un segundo aspecto de la vida del discípulo: el de
misionero. Jesús, toma la iniciativa y les señala las condiciones a sus amigos, de cómo
deben desenvolverse en la misión que les encomienda. Jesús, hace partícipe a sus
misioneros de su mismo poder para que prosigan su obra.
Jesús, envía a sus discípulos de “dos en dos” por las ciudades, seguramente de
Galilea. Así les permitía atender a un mayor número de gentes. La forma de a dos en
que los envía, les permitía ayudarse y tutelarse. Nadie podía sospechar de aquel que
tiene un testigo. Repartidos en esta forma diseminada, impedía el provocar una
reacción excitada, pero permitía hacer despertar más esta idea mesiánica, preparando
su “venida.” Y les seal el tema de la predicacin, la conducta que debían seguir, y
les acreditó con el poder que les confirió de hacer milagros.
Un condición importante , consiste, básicamente en anunciar un mensaje que debe animar y
confortar a los hombres, el Reino de Dios está presente y es apremiante convertirse, luchar contra el
maligno, realizar curaciones como signos probatorios de la Palabra proclamada y como primicias del
mismo Reino. “Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y
sanaron a numerosos enfermos”
8. LLEVAR AL MUNDO, EL MENSAJE DEL SEÑOR CON SOBRIEDAD
Jesús les hace a sus discípulos algunas prohibiciones, como que no lleven pan, ni
provisiones ni dinero y que no tuvieran dos túnicas, además les manda calzarse con
“sandalias.” El Señor quiere que vayan a todos los hombres, especialmente a los más necesitados,
pobres y rechazados. Donde vayan, irán en busca de hospitalidad: “Permanezcan en la casa donde les
den alojamiento”, no obstante, a donde ellos lleguen, serán completamente pobres.
El que va a predicar la salvación, representa al Mesías crucificado, por tanto. Talvez el
Señor quiere que tengamos esto presente, aún en nuestro aspecto de vida escondida,
crucificada, en la pobreza y debilidad, en nuestras limitaciones. Lo profundo en este
mensaje, es hacer nuestra tarea en la humildad y en la carencia de medios humanos.
Hoy vemos esto como algo difícil porque no podemos prescindir de ellos, sin embargo
lo que importa es no poner nuestro afán en los medios que tenemos que tener para
hacer nuestra misión, es decir, emplear los medios de este mundo para el servicio de
Dios, sin estar apegados, sino desprendidos totalmente de ellos. “C uando los envié sin
bolsa, sin alforjas, sin calzado, ¿les faltó alguna cosa? Nada, dijeron ellos.(Lc 22, 35)
Tenemos necesidad de llevar al mundo, el mensaje del Evangelio con sobriedad, este
modo debe ser la característica principal de la forma de vida del discípulo y misionero,
para que lo que se anuncie sea acogido con cariño. La sobriedad, no solo sólo debe
entenderse como la forma de vestirse, sino que además en la prudencia y compostura,
de modo que la palabra que se proclame provea confianza al que la recibe. La Palabra
tiene un valor que está más allá de cualquier tipo de riqueza, eso es lo importante, por
lo cual el discípulo y misionero debe consagrarse íntegramente. También, tal como nos ha
advertido Jesús, el llevar esta Palabra no es una tarea fácil y habrá oposición y consecuencia al
predicarla, y no nos debe extrañar que esto suceda, al mismo Jesús le ocurrió como vimos en el capitulo
anterior, donde el Maestro decía; “Ningún profeta es tenido en poco sino en su patria y entre sus parientes
y en su familia”. Por tanto, tenemos que ser conciente, de que no siempre tendremos éxito en nuestra
misión.
Hoy las condiciones para entregar el mensaje del Evangelio ya no son las mismas de
antes, algunos solo lo hacen a través del púlpito, (es más cómodo), otros se esfuerzan
y salen a la calle, donde muy pocos se detienen a oírlo, también nos llega a través de la radio, la
televisión y el Internet, pero lo más importante es que la Palabra sea creíble y el verdadero propósito del
mensaje que se anuncia se atesorado en el corazón de los hombres.
9. LA BUENA NOTICIA DEL EVANGELIO DEBE LLEGAR A MUCHA GENTE
Jesús quiere que el mensaje de salvación llegue a todo lugar, a muchas gentes la
Buena Noticia del Evangelio. El apóstol de Jesucristo, es un enviado por El y su
Espíritu. Jesús le confiere poderes a sus enviados. Con esta reflexión nos debemos de
animar, porque cada vez hagamos nuestra tarea presentándonos como apóstol de
Jesús, somos participes del poder de sus mensaje. No tengamos miedo, no nos
preocupemos si tenemos cierta cualidades, si estamos bien preparados o no, si
conocemos de teología o no sabemos de eso, porque aunque las palabras sean
nuestras, llevan el Espíritu de Jesucristo con todos sus carismas. “No se preocupen de
cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque
no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.” (Mt 10, 16-23)
Jesús, les dijo a sus amigos “Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al
salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”. Estaba en
las concepciones judías que, si uno venía de viaje de regiones gentiles y no se
purificaba al entrar en Israel, la profanaba con el polvo que traía de esas regiones. Por
eso estaba obligado a sacudir sus vestidos y zapatos antes de entrar en Israel. Gesto
que materialmente usaron Pablo y Bernabé en Antioquía de Pisidia cuando los judíos
levantaron una persecución contra ellos.
En todo caso, nuestra misin es ir a todos los lugares y como dice el Seor: “ Al entrar
en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella.” (Mt 10, 7-15). El apóstol que no trae la paz,
no puede ser considerado como apóstol de Cristo. Sin embargo, el que no nos reciban, siempre nos
puede suceder, hay mucha gente que no quiere recibir el mensaje de salvación, se niegan a oír, no son
hospitalarios y se justifican con odiosidades que no debemos acoger, pero si rezar para que se inviertan
en ellos.
10. SOMOS APÓSTOLES CON LA MISIÓN DE TRANSMITIRLO AL MUNDO
No obstante todo lo anterior, no es ni mejor profeta, ni se es mejor discípulo por hablar
con una gran argumentación, tampoco porque nuestra ideas son buenas, lo que
importa es seamos auténticos y que el mensaje que se entregamos, tenga energía y
llegue a corazón de los hombre, para que los anime de verdad. Por otra parte, no
hagamos nosotros demasiado juicios humanos ni resistencia en aceptar el mensaje
que viene a nosotros, porque no atender la Palabra que se expresa en nombre de
Dios, es en cierto modo rechazar lo que viene de EL. Amos, Pablo y el mismo Jesús,
no predicaron en un ambiente favorable. Por tanto, tenemos que estar dispuesto a
experimentarán buenas recepciones, pero también rechazos, es decir, los éxitos y
fracasos que nos trae la vida real.
El Señor necesita hombres que vayan por el mundo y hemos sido elegidos por Jesucristo,
quien nos llamo a la fe, nos dio su mensaje evangélico, somos depositarios de el, somos apóstoles y
discípulos con la misión de transmitirlo por todas partes, porque no lo hemos recibido para guardarlo para
nosotros, es para compartirlo con todos los demás, porque todos estamos llamados a la salvación. Es así,
hemos sido destinados a difundir el Reino de los Cielos, esa es nuestra misión, somos misioneros porque
la misión es la forma concreta de manifestarle a Dios nuestro reconocimiento por haber sido llamados a
ser en el mundo testigos de su amor.
Los apóstoles, discípulos y misioneros, somos todos los miembros de la Iglesia,
obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos, aunque lo hagamos en distintos
frentes y de diferentes maneras, todos estamos encargados por Jesús a proclamar su
Reino. Apostolado es toda actividad efectuada por los cristianos que tiende a propagar
el Reino de Cristo en el mundo y Jesús es la fuente y el origen del apostolado de la
Iglesia, y la eficacia y la fecundidad de nuestra tarea depende fundamentalmente de
nuestra unión con Cristo.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz para su pueblo y sus
amigos. Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra
tierra (Salmo 84)
Muchas veces dijo Jesús a la gente: “El que tenga oídos, que oiga”.
El Señor nos bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Reflexión a las Lecturas del Domingo XV Ciclo B
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Fuentes: Biblia Nácar Colunga
Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel
de Tuya, O. P.
Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.
www.caminando-con-jesus.org
caminandoconjesus@vtr.net