Comentario al evangelio del Miércoles 18 de Julio del 2012
Queridos amigos y amigas:
Hay quien, desde el mucho saber, desprecia lo pequeño. O desde los grandes planes, se olvida de los
detalles. O quien, intentando controlarlo todo, no es capaz de confiar…
El Evangelio pide la actitud de los niños. No en cuanto a su inmadurez o el ser caprichosos. Sino en
cuanto a su apertura a lo nuevo, su capacidad de sorpresa, su ilusión por comenzar.
La cuestión no está en saber mucho o poco, sino en cómo se sitúa uno. Hay quien, sabiendo poco, cree
saberlo todo. Y hay quien, teniendo mucha ciencia, no es capaz de abrirse a la fe. En realidad, cuanto
más sabemos, más podemos admirarnos de todas las maravillas que nos rodean y más podemos
comprometernos en continuar la tarea del mundo. Y la admiración y el compromiso son dos puertas
para la fe.
Creer en Jesús como el Hijo. Y confiar que Él nos da a conocer al Padre, y con ello el secreto de la
vida. Para esto hace falta la actitud de un niño, de alguien sencillo. La fe siempre supone un salto que
solo con mucha humildad somos capaces de dar.
Gracias, Señor,
por el don de la fe.
Creo, Señor,
aumenta mi fe.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez, claretiano (luismanuel@claretianos.es)
Luis Manuel Suárez, claretiano