El mal existe y no es insignificante.
2012-07-17
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 11, 20-24
En aquel tiempo, Jesús se puso a reprender a las ciudades que habían visto sus
numerosos milagros, por no haberse arrepentido. Les decía: «¡Ay de ti, Corozaín!
¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros
que se han hecho en ustedes, hace tiempo que hubieran hecho penitencia,
cubiertas de sayal y de ceniza. Pero Yo les aseguro que el día del juicio será menos
riguroso para Tiro y Sidón, que para ustedes.
Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás
precipitada en el abismo, porque si en Sodoma se hubieran realizado los milagros
que en ti se han hecho, quizá estaría en pie hasta el día de hoy. Pero Yo te digo que
será menos riguroso el día del juicio para Sodoma que para ti». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Jesús, ayúdame a hacer de esta meditación un verdadero diálogo de amor. Eres mi
refugio ante el calor abrasante y las dificultades de la vida. Sé que cuento contigo
para levantarme si tropiezo y que guiarás mis pasos hoy, y siempre, confiando que
el día del juicio pesará más tu misericordia que tu justicia.
Petición
Señor, dame la gracia de buscarte con un corazón sincero.
Meditación
El mal existe y no es insignificante.
«En la práctica, casi todos presuponemos que Dios deba ser generoso y, al final, en
su misericordia, no tendrá en cuenta nuestras pequeñas faltas. Pero, ¿son
verdaderamente tan pequeñas nuestras faltas? ¿Acaso no se destruye el mundo a
causa de la corrupción de los grandes, pero también de los pequeños, que sólo
piensan en su propio beneficio? ¿No se destruye a causa del poder de la droga que
se nutre, por una parte, del ansia de vida y de dinero, y por otra, de la avidez de
placer de quienes son adictos a ella? ¿Acaso no está amenazado por la creciente
tendencia a la violencia que se enmascara a menudo con la apariencia de una
religiosidad? Si fuese más vivo en nosotros el amor de Dios, y a partir de Él, el
amor por el prójimo, por las creaturas de Dios, por los hombres, ¿podrían el
hambre y la pobreza devastar zonas enteras del mundo? Las preguntas en ese
sentido podrían continuar. No, el mal no es una nimiedad. No podría ser tan
poderoso, si nosotros pusiéramos a Dios realmente en el centro de nuestra vida»
(Benedicto XVI, 23 de septiembre de 2011).
Reflexión apostólica
«Para llegar a ser un hombre nuevo en Cristo se requiere, por una parte, meditar
en la riqueza y hondura del don del propio bautismo y del compromiso que
conlleva, y buscar continuamente la renovación interior, que es obra de la gracia
divina, de la vivencia del Evangelio, de la participación litúrgica y sacramental, de la
oración, del esfuerzo moral y ascético, y de la donación al prójimo por amor al
Señor. Por otra, se requiere disponer la naturaleza de la mejor manera posible para
que el Espíritu Santo pueda elevarla con su gracia: Primero el hombre, después el
santo» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 121).
Propósito
Diariamente, antes de dormir, hacer un balance sobre el día, ¿fueron Dios y su
voluntad el centro?
Diálogo con Cristo
Jesús, dame la gracia de la conversión permanente. Ayúdame a colaborar con tu
gracia para despojarme del hombre viejo y renunciar a todo aquello que me aleja
de Ti. En la medida en que cada día me convierta, en esa medida estaré cambiando
al mundo. Te prometo hoy fomentar todo aquello que me asemeje más a Ti.
«Deja tu pasado bueno o malo, “sepultado en Cristo” y
preocúpate únicamente de revestirte de ese “hombre nuevo” del que nos habla san
Pablo»
( Cristo al centro, n. 425).