Humildad y sencillez para conocer a Cristo.
2012-07-18
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-27
En aquel tiempo, Jesús exclamó: «¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has
revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.
El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el
Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Gracias, Padre, por el don de mi fe que me lleva a buscarte humildemente en la
oración. Busco la fuerza de voluntad para vivir auténticamente mi fe, porque te
amo con todo mi corazón y con toda mi mente. Confío plenamente en que me
mostrarás el camino para conocer la voluntad de Dios.
Petición
Señor, dame un corazón abierto a las inspiraciones de tu Santo Espíritu.
Meditación
Humildad y sencillez para conocer a Cristo.
«Desde la encarnación del Verbo, el Misterio divino se revela en el acontecimiento
de Jesucristo, que es contemporáneo a toda persona humana en cualquier tiempo y
lugar por medio de la Iglesia, de la que María es Madre y modelo. Por eso, nosotros
podemos hoy continuar alabando a Dios por las maravillas que ha obrado en la vida
de los pueblos latinoamericanos y del mundo entero, manifestando su presencia en
el Hijo y la efusión de su Espíritu como novedad de vida personal y comunitaria.
Dios ha ocultado estas cosas a “sabios y entendidos”, dándolas a conocer a los
pequeños, a los humildes, a los sencillos de corazón.
Por su “sí” a la llamada de Dios, la Virgen María manifiesta entre los hombres el
amor divino. En este sentido, Ella, con sencillez y corazón de madre, sigue
indicando la única Luz y la única Verdad: su Hijo Jesucristo, que “es la respuesta
definitiva a la pregunta sobre el sentido de la vida y a los interrogantes
fundamentales que asedian también hoy a tantos hombres y mujeres del continente
americano”. Asimismo, Ella “continúa alcanzándonos por su constante intercesión
los dones de la eterna salvación. Con amor maternal cuida de los hermanos de su
Hijo que todavía peregrinan y se debaten entre peligros y angustias hasta que sean
llevados a la patria feliz”» (Benedicto XVI, 12 de diciembre de 2011).
Reflexión apostólica
«La devoción a la Santísima Virgen, tal como la entiende la Iglesia, no sería
completa sin el esfuerzo sincero por imitar sus virtudes, sobre todo de su fe, de su
esperanza y de su caridad, de su humildad, de su obediencia y de su colaboración
en el plan redentor de Cristo. Ella es camino hacia Cristo, y de su mano resulta más
fácil avanzar segura, rápida y objetivamente hacia la santidad» (Manual del
miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 132).
Propósito
Imitar el modelo de evangelización de María: una fe recia, una esperanza viva y
una caridad ardiente.
Diálogo con Cristo
Gracias, Espíritu Santo, por tus dones de entendimiento, sabiduría y ciencia.
Permite que, siguiendo el ejemplo de Maria, los use para el bien, no para
encerrarme en mi orgullo, autosuficiencia o soberbia, queriendo depender de mí
mismo en vez de abandonarme en la misericordia de tu amor, con la confianza con
que un niño se sosiega en los brazos de sus padres.
«No todo fue claro y preciso para María; Ella, como todos nosotros, tuvo que
peregrinar en el claroscuro de la fe, y su fe fue puesta a prueba muchas veces»
(Cristo al centro, n. 1496).