Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 15, Viernes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas * Señor,
detuviste mi alma ante la tumba vacía. * El Hijo del hombre es señor del sábado
Textos para este día:
Isaías 38, 1-6. 21-22. 7-8:
En aquellos días, Ezequías cayó enfermo de muerte, y vino a visitarlo el profeta
Isaías, hijo de Amós, y le dijo: "Así dice el Señor: "Haz testamento, porque vas a
morir sin remedio y no vivirás.""
Entonces, Ezequías volvió la cara a la pared y oró al Señor: "Señor, acuérdate que
he procedido de acuerdo contigo, con corazón sincero e íntegro, y que he hecho lo
que te agrada." Y Ezequías lloró con largo llanto.
Y vino la palabra del Señor a Isaías: "Ve y dile a Ezequías: Así dice el Señor, Dios
de David, tu padre: "He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas. Mira, añado a
tus días otros quince años. Te libraré de las manos del rey de Asiria, a ti y a esta
ciudad, y la protegeré.""
Isaías dijo: "Que traigan un emplasto de higos y lo apliquen a la herida, para que
se cure." Ezequías dijo: "¿Cuál es la prueba de que subiré a la casa del Señor?"
Isaías respondió: "Ésta es la señal del Señor, de que cumplirá el Señor la palabra
dada: "En el reloj de sol de Acaz haré que la sombra suba los diez grados que ha
bajado."" Y desandó el sol en el reloj los diez grados que había avanzado.
Isaías 38:
Yo pensé: "En medio de mis días / tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
/ me privan del resto de mis años." R.
Yo pensé: "Ya no veré más al Señor / en la tierra de los vivos, / ya no miraré a los
hombres / entre los habitantes del mundo." R.
"Levantan y enrollan mi vida / como una tienda de pastores. / Como un tejedor,
devanaba yo mi vida, / y me cortan la trama." R.
Los que Dios protege viven, / y entre ellos vivirá mi espíritu; / me has curado, me
has hecho revivir. R.
Mateo 12, 1-8:
Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían
hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le
dijeron: "Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en
sábado". Les replicó: "¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y sus hombres
sintieron hambre?. Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados,
cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los
sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado
en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el
templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no
condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del
sábado"
Homilía
Temas de las lecturas: He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas * Señor,
detuviste mi alma ante la tumba vacía. * El Hijo del hombre es señor del sábado
1. Una Vida Prolongada
1.1 El texto de la primera lectura nos deja ver un momento existencialmente muy
profundo: Ezequías, que se sabía enfermo, debe afrontar la realidad de una muerte
próxima. Aunque no se rebela, sí se resiste: ora con ardor al Señor presentando su
vida honesta y recta como un argumento para pedir más tiempo para vivir. ¿Cómo
no reconocernos en su actitud? Si pensamos en tantos y tantas de nuestros
contemporáneos que un día tienen que afrontar la noticia espantosa de una muerte
muy próxima, por ejemplo por un cáncer, entendemos a Ezequías fácilmente.
1.2 La señal que Dios da para aumentar la fe de Ezequías es casi más grande que
la misma prolongación de su vida maltrecha por la enfermedad. Con el símbolo del
reloj que retrocede las horas Dios muestra que el tiempo está en sus manos: lo
pasado, lo presente y lo futuro. Finalmente, de hecho, el rey obtiene lo que quería y
sus años se prolongan.
1.3 Y sin embargo, si lo miramos bien, todo esto, maravilloso y todo como es, no
deja de ser el aplazamiento de un dolor. Una muerte aplazada, sea por un milagro
de un profeta o un milagro de un buen hospital del siglo XXI, sigue siendo muerte.
La solución de la muerte no será aplazarla sino vencerla, y eso no vendrá por el
milagro de una curación sino por la potencia de la resurrección.
2. ¿Qué se puede hacer el día de reposo?
2.1 El evangelio de hoy nos invita a plantearnos una pregunta aparentemente
obvia: ¿Para qué descansamos? ¿Por qué cesa nuestra actividad?
2.2 Ya en otras ocasiones hemos visto que Cristo no critica las prácticas en cuanto
tales. Él mismo se abstuvo de comer carne de cerdo, fue circuncidado, y, en fin, de
hecho enseñó a observar los preceptos de la Ley Mosaica, hasta los más pequeños.
Guardémonos de ver a Cristo como un aleve trasgresor de la Ley, o como un cínico
que ironiza sobre los mandamientos antiguos. No son las prácticas legales lo que él
fustiga sino esa obediencia desprovista de sentido, que hace que finalmente el ser
humano no sepa ni por qué obedece ni por qué se priva de lo que se priva. Es esta
ignorancia del "para qué" lo que reprocha una y otra vez nuestro Señor.
2.3 De otra parte, ¡vaya descanso el de estos criticones de Jesús! ¡De todo
descansan, menos de observar y juzgar a los demás! Dan reposo a sus manos pero
no a su lengua mordaz; dejan quietos sus pies pero no su pensamiento retorcido;
se abstienen de trabajar en sus negocios pero siguen urdiendo la trama de sus
envidias y celos, de sus mentiras y orgullos.
2.4 La expresión con que Jesús cierra el pasaje tiene su misterio. ¿Qué quiere decir
que él es "Señor del Sábado"? He conocido varias interpretaciones. Hay quien dice
que es un modo de indicar que cualquier persona vale más que cualquier precepto
legal sobre los días o las horas. Hay quien dice que Cristo no necesariamente se
miraba a sí mismo como el "Hijo del Hombre", y que, por tanto, al decir la frase que
nos ocupa estaba indicando simplemente que al final de los tiempos poco
importarán cosas como este tipo de observancias, puesto que frente al Gran Día, el
día del "Hijo del Hombre", según la imagen del profeta Daniel, palidecen los demás
días. Hay quien dice que, cuando Cristo dice que él "también" es Señor del sábado,
después de citar el ejemplo de David, estaba aludiendo sencillamente a que, así
como David fue ahí "señor" de un precepto, bien cabía suponer que el "Hijo de
David", esto es, Cristo, pudiera ser señor de otro precepto. Hay, en fin, quien dice
que al declararse "Señor" estaba diciendo que sólo a él concierne decidir qué es y
qué no es lícito en el día de reposo.
2.5 ¿Con qué nos quedamos sobre esto del "Señor del Sábado"? Tal vez no hay que
escoger entre las anteriores interpretaciones, excluyendo unas y aceptando otras.
Probablemente, el Señor no tenía una mentalidad tan excluyente en sus motivos,
simplemente expandía su corazón y su pensamiento inmenso, y nos dejaba saber
con palabras densas que las cosas iban mucho más allá de nuestras pequeñas y a
veces mezquinas expectativas.
Fr. Nelson Medina, O.P.