EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 13,31-35.
También les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de
mostaza que un hombre sembró en su campo.
En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más
grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los
pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas".
Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de
levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta
toda la masa".
Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les
hablaba sin parábolas,
para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré
cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.
comentario del Evangelio por
San Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975), sacerdote, fundador
Homilía Amigos de Dios, cap. 1, 8-9
“Hasta que la levadura fermente”
Os recuerdo la grandeza de la andadura a lo divino en el cumplimiento fiel de las
obligaciones habituales de la jornada, con esas luchas que llenan de gozo al Señor,
y que sólo El y cada uno de nosotros conocemos. Convenceos de que
ordinariamente no encontraréis lugar para hazañas deslumbrantes, entre otras
razones, porque no suelen presentarse. En cambio, no os faltan ocasiones de
demostrar a través de lo pequeño, de lo normal, el amor que tenéis a Jesucristo...
Al meditar aquellas palabras de Nuestro Señor: “Yo, por amor de ellos me
santifico a Mí mismo, para que ellos sean santificados en la verdad” (Jn 17,19),
percibimos con claridad nuestro único fin: la santificación, o bien, que hemos de ser
santos para santificar. A la vez, como una sutil tentación, quizá nos asalte el
pensamiento de que muy pocos estamos decididos a responder a esa invitación
divina, aparte de que nos vemos como instrumentos de muy escasa categoría(cf Lc
17,10).. Es verdad, somos pocos, en comparación con el resto de la humanidad, y
personalmente no valemos nada; pero la afirmación del Maestro resuena con
autoridad: el cristiano es luz, sal, fermento del mundo, y “un poco de levadura hace
fermentar la masa entera” (Mt 5,13-14; Ga 5,9).
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