Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo B, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 16
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores * El
Señor es mi pastor, nada me falta. * Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos
pueblos una sola cosa * Andaban como ovejas sin pastor
Textos para este día:
Jeremías 23,1-6:
Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de mi rebaño -oráculo
del Señor-. Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel: "A los pastores que pastorean
mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis;
pues yo os tomaré cuentas, por la maldad de vuestras acciones -oráculo del Señor-.
Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países adonde las expulsé, y
las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les pondré
pastores que las pastoreen; ya no temerán ni se espantarán, y ninguna se perderá
-oráculo del Señor-.
Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que suscitaré a David un vástago
legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus
días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: El-
Señor-nuestra-justicia."
Salmo 22:
El Señor es mi pastor, nada me falta: / en verdes praderas me hace recostar; / me
conduce hacia fuentes tranquilas / y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el sendero justo, / por el honor de su nombre. / Aunque camine por
cañadas oscuras, / nada temo, porque tú vas conmigo: / tu vara y tu cayado me
sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí, / enfrente de mis enemigos; / me unges la cabeza con
perfume, / y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan / todos los días de mi vida, / y habitaré
en la casa del Señor / por años sin término. R.
Efesios 2,13-18:
Hermanos: Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis
cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos
una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha
abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con
los dos, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos,
uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y
trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca.
Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu.
Marcos 6,30-34:
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo
que habían hecho y enseñado. Él les dijo: "Venid vosotros solos a un sitio tranquilo
a descansar un poco." Porque eran tantos los que iban y venían que no
encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y
apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las
aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al
desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban
como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Homilía
Temas de las lecturas: Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores * El
Señor es mi pastor, nada me falta. * Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos
pueblos una sola cosa * Andaban como ovejas sin pastor
1. Damos la palabra al Doctor de la Gracia
1.1 Hoy damos la palabra a san Agustín de Hipona, llamado con razón el "Doctor de
la Gracia", por su admirable y extensa exposición del amor divino y su obra
redentora en nosotros.
1.2 En efecto, tanto la primera lectura como el evangelio de este domingo traen a
nuestra mente la imagen del pastor y de pastorear. Y hay un texto clásico en san
Agustín, sobre este tema vital; es su sermón 46 "sobre los pastores". De él
tomamos lo que sigue. La numeración es nuestra.
2. El nombre y la realidad
2.1 Ya que hay pastores a quienes les gusta que les llamen pastores, pero que no
quieren cumplir con su oficio, tratemos de examinar lo que se les dice por medio
del profeta. Vosotros escuchad con atención, y nosotros escuchemos con temor.
2.2 Me vino esta palabra del Señor: "Hijo de Adán, profetiza contra los pastores de
Israel, profetiza diciéndoles." Acabamos de escuchar esta lectura; ahora podemos
comentarla con vosotros. El Señor nos ayudará a decir cosas que sean verdaderas,
en vez de decir cosas que sólo sean nuestras. Pues, si sólo dijésemos las nuestras,
seríamos pastores que nos estaríamos apacentando a nosotros mismos, y no a las
ovejas; en cambio, si lo que decimos es suyo, él es quien os apacienta, sea por
medio de quien sea. Esto dice el Señor: "¡Ay de los pastores de Israel que se
apacientan a sí mismos! ¿No son las ovejas lo que tienen que apacentar los
pastores?" Es decir, que no tienen que apacentarse a sí mismos, sino a las ovejas.
Ésta es la primera acusación dirigida contra estos pastores, la de que se apacientan
a sí mismos en vez de apacentar a las ovejas. ¿Y quiénes son ésos que se
apacientan a sí mismos? Los mismos de los que dice el Apóstol: Todos sin
excepción buscan su interés, no el de Jesucristo.
2.3 Por nuestra parte, nosotros que nos encontramos en este ministerio, del que
tendremos que rendir una peligrosa cuenta, y en el que nos puso el Señor según su
dignación y no según nuestros méritos, hemos de distinguir claramente dos cosas
completamente distintas: la primera, que somos cristianos, y, la segunda, que
somos obispos. Lo de ser cristianos es por nuestro propio bien; lo de ser obispos,
por el vuestro. En el hecho de ser cristianos, se ha de mirar a nuestra utilidad; en
el hecho de ser obispos, la vuestra únicamente.
2.4 Son muchos los cristianos que no son obispos y llegan a Dios quizás por un
camino más fácil y moviéndose con tanta mayor agilidad, cuanto que llevan a la
espalda un peso menor. Nosotros, en cambio, además de ser cristianos, por lo que
habremos de rendir a Dios cuentas de nuestra vida, somos también obispos, por lo
que habremos de dar cuenta a Dios del cumplimiento de nuestro ministerio .
3. Cuidar de los débiles y pequeños
3.1 "No fortalecéis a las ovejas débiles", dice el Señor. Se lo dice a los malos
pastores, a los pastores falsos, a los pastores que buscan su interés y no el de
Jesucristo, que se aprovechan de la leche y la lana de las ovejas, mientras que no
se preocupan de ellas ni piensan en fortalecer su mala salud. Pues me parece que
hay alguna diferencia entre estar débil, o sea, no firme -ya que son débiles los que
padecen alguna enfermedad-, y estar propiamente enfermo, o sea con mala salud.
3.2 Desde luego que estas ideas que nos estamos esforzando por distinguir las
podríamos precisar, por nuestra parte, con mayor diligencia, y por supuesto que lo
haría mejor cualquier otro que supiera más o fuera más fervoroso; pero, de
momento, y para que no os sintáis defraudados, voy a deciros lo que siento, como
comentario a las palabras de la Escritura. Es muy de temer que al que se encuentra
débil no le sobrevenga una tentación y le desmorone. Por su parte, el que está
enfermo es ya esclavo de algún deseo que le está impidiendo entrar por el camino
de Dios y someterse al yugo de Cristo.
3.3 Pensad en esos hombres que quieren vivir bien, que han determinado ya vivir
bien, pero que no se hallan tan dispuestos a sufrir males, como están preparados a
obrar el bien. Sin embargo, la buena salud de un cristiano le debe llevar no sólo a
realizar el bien, sino también a soportar el mal. De manera que aquellos que dan la
impresión de fervor en las buenas obras, pero que no se hallan dispuestos o no son
capaces de sufrir los males que se les echan encima, son en realidad débiles. Y
aquellos que aman el mundo y que por algún mal deseo se alejan de las buenas
obras, éstos están delicados y enfermos, puesto que, por obra de su misma
enfermedad, y como si se hallaran sin fuerza alguna, son incapaces de ninguna
obra buena.
Fr. Nelson Medina, O.P.