“A MARÍA DE ITATÍ”
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas para
el décimo sexto domingo durante el año (22 de julio de 2012)
El 16 de julio se ha celebrado la “coronacin de la imagen de Nuestra Seora de Itatí”.
En 1615 fue Fray Luis Bolaños quien trajo la imagen de la Pura y limpia Concepción a Itatí
y desde allí María, la Virgen, acompaña al nordeste argentino. Durante varios días previos
al 16 de julio y desde las distintas provincias de la región se acercan en peregrinación a ese
pequeño pueblo de Itatí, a visitar a su Madre en la Basílica. El 9 de julio pasado hemos
celebrado, en su día, una Misa solemne en nuestra Catedral “San José”, ya que María de
Itatí es la Patrona de nuestra Diócesis. En ese contexto hemos rezado también el “Te
Deum”, pidiendo a Dios especialmente por nuestra Patria y nuestra Provincia.
En realidad María siempre acompañó a la Iglesia. Desde su mismo nacimiento, en la
maana de Pentecostés. Ella estuvo junto a los Apstoles “ todos ellos (los Apóstoles),
íntimamente unidos se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María,
la Madre de Jesús… ” (Hch 1, 14). Desde los primeros siglos los cristianos veneraban a
María con diversas advocaciones ligadas a temas teológicos, como “ María, Madre de
Dios ”, proclamada en los primeros siglos, o bien a lugares donde la Iglesia Evangelizaba.
En América latina, desde que la fe cristiana lleg a nuestras tierras, María “nuestra Madre”
siempre estuvo presente. En Guadalupe, México, en Caacupé, Paraguay, en Luján,
Argentina y en nuestro nordeste, “la de Itatí”.
A ella, a María de Itatí que siempre nos acompaña, le hemos pedido en nuestra fiesta
Patria para que interceda ante nuestro Padre Dios por todos los argentinos. También hemos
colocado todas nuestras inquietudes pastorales en este camino post-sinodal en que
queremos ir asumiendo las “orientaciones pastorales” en nuestra Dicesis.
El texto del Evangelio de este domingo (Mc. 6, 30-34) nos muestra al Señor en plena
misión, junto a los Apstoles, y nos seala “ Pues los que iban y venían eran muchos y no
les quedaba tiempo ni para comer ” (31b) El texto indica un hecho que pas pero que tiene
vigencia y reclama hoy que profundicemos nuestra condicin de “discípulos y misioneros”
y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas
que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas ” (34).
En este tiempo experimentamos que el Espíritu Santo impulsa especialmente en
América latina y el Caribe, y por lo tanto en nuestra Diócesis, el llamado gozoso de
anunciar la Buena Nueva que hemos conocido, a tantos hermanos que necesitan
profundizar el encuentro con Jesucristo y asumir los valores que nos enseña el Evangelio.
Nuestro Primer Sínodo Diocesano, asumiendo el Documento de Aparecida nos impulsa
a revisarnos y revisar nuestras Parroquias, movimientos, institutos educativos y sectores
pastorales, para llegar a tantos que están “ como ovejas sin pastor ”.
El documento de Aparecida señala que en nuestra misión no partimos de cero, sino de
un trabajo que, aún con límites, la Iglesia viene realizando en nuestro continente:
Agradecemos a Dios como discípulos y misioneros porque la mayoría de los
latinoamericanos y caribeños están bautizados. La providencia de Dios nos ha confiado el
precioso patrimonio de la pertenencia a la Iglesia por el don del bautismo que nos ha
hecho miembros del Cuerpo de Cristo, pueblo de Dios peregrino en tierras americanas,
desde hace más de quinientos años. Alienta nuestra esperanza la multitud de nuestros
niños, los ideales de nuestros jóvenes y el heroísmo de muchas de nuestras familias que, a
pesar de las crecientes dificultades, siguen siendo fieles al amor. Agradecemos a Dios la
religiosidad de nuestros pueblos que resplandece en la devoción al Cristo sufriente y a su
Madre bendita, en la veneración a los Santos con sus fiestas patronales, en el amor al
Papa y a los demás pastores, en el amor a la Iglesia universal como gran familia de Dios
que nunca puede ni debe dejar solos o en la miseria a sus propios hijos ”. (Doc. Aparecida
127).
A nuestra Madre de Itatí, encomendamos nuestra Patria y Provincia, así como el aporte
que podamos realizar desde la evangelización y humanización de nuestra cultura.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas