Comentario al evangelio del Jueves 02 de Agosto del 2012
Queridos amigos:
Juzgar es, en muchas ocasiones, separar por medio de la negación: “Tomás no es músico” equivale a
“Tomás no pertenece al conjunto de los músicos”. Pues bien, como recordábamos el martes, el juicio
le corresponde solo a Dios. El evangelista lo presenta como tarea de los ángeles, que son a modo de
delegados de Dios, y cuya mención es a veces una forma de aludir a Él a la vez que se omite por
respeto su nombre. Solo Él sabe quién pertenece al “conjunto” de los suyos y quién no. Y –como ya
indicábamos anteayer– hay que dejar que Él, al final de la historia, lleve a cabo ese juicio que es
cometido suyo, y solo suyo; o que, en la parábola del juicio de las naciones, es obra del Hijo del
hombre, que separa las ovejas de las cabras.
Nosotros, ahora, a la luz del evangelio, separemos las buenas opciones y las malas, ejercicio para el
que podemos pedir el don del discernimiento; a la hora de actuar según lo discernido, pidamos amor y
energía para llevar a cabo las buenas opciones; en todo, pidamos confianza para esperar que el Señor
nos acoja en su amor recreador. Y oremos, en fin, con Ignacio de Loyola: «No permitas que nos
separemos de ti. En la hora de nuestra muerte, llámanos, y mándanos ir a ti, para que con tus santos te
alabemos. Amén».
Vuestro amigo
Pablo Largo
Pablo Largo, cmf