Fiesta. Santiago, apóstol, Patrón de España (25 de Julio)
Dar la vida por Cristo es recobrarla de un modo pleno, beber su cáliz es
participar en su gloria
“En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con
sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: -
¿«Qué deseas?» Ella contestó: -«Ordena que estos dos hijos míos
se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»
Pero Jesús replicó: -«No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber
el cáliz que yo he de beber? » Contestaron: -«Lo somos.» Él les
dijo: -«Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi
izquierda no me toca a mi concederlo, es para aquellos para quienes
lo tiene reservado mi Padre.» Los otros diez, que lo hablan oído, se
indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les
dijo: -«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los
grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser
grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser
primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo
del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar
su vida en rescate por muchos»” (Mateo 20,20-28).
1. La madre de los hijos del Zebedeo aspira no sólo a un mejor
puesto para sus hijos, sino a lo máximo, al todo del reino. Jesús, te
pido realizar esa aspiración a lo más alto que has puesto en mi
corazón. Veo cómo calmas el ardor de tus discípulos, sin humillarlos. Ellos
no entienden el verdadero significado de este cáliz sacrificial, que beberás
como el Siervo de Yavéh (Isaías 52). Tú nos das la fuerza necesaria para no
tener miedo a la muerte por saber que hay algo mejor.
Queremos hoy celebrar a Santiago, Señor, verlo como a uno de
tus predilectos junto a Pedro y a Juan su hermano : te acompañaron
en la glorificación del Tabor, la resurrección de la hija de Jairo, en tu oración
de Getsemaní. Por su celo impetuoso, le diste a estos dos hermanos el
sobrenombre de Boanerges, los hijos del trueno.
Con el tiempo le irás hacer viendo que la única ambición que
vale la pena es la gloria de Dios . Cuenta Clemente de Alejandría que
cuando el Apóstol era llevado al tribunal donde iba a ser juzgado fue tal su
entereza que su acusador se acercó a él para pedirle perdón. Santiago... lo
pensó. Después lo abrazó diciendo: "la paz sea contigo"; y recibieron los
dos la palma del martirio. En el diálogo hay una pedagogía divina:
"Fijémonos -escribe San Juan Crisóstomo- en cómo la manera de interrogar
del Señor equivale a una exhortación y a un aliciente. No dice: "¿Podéis
soportar la muerte? ¿Sois capaces de derramar vuestra sangre?", sino que
sus palabras son: ¿Podéis beber el cáliz? Y, para animarlos a ello, añade:
Que yo tengo que beber ; de este modo, la consideración de que se
trata del mismo cáliz que ha de beber el Señor había de estimularlos
a una respuesta más generosa . Y a su Pasión le da el nombre de
bautismo, para significar con ello que sus sufrimientos habían de ser causa
de una gran purificación para todo el mundo". Y « Santiago vivió poco
tiempo, pues ya en un principio le movía un gran ardor: despreció
todas las cosas humanas y ascendió a una cima tan inefable que
murió inmediatamente » (San Juan Crisóstomo).
Jesús, luego les hablas del servicio . Como tú nos das ejemplo. La
ambición religiosa es lo más opuesto al evangelio. Solamente una iglesia
servidora es una iglesia creyente (“Eucaristía 1978”).
El discípulo no tiene que preocuparse del sitio que ha de
ocupar aquí o en el cielo, sino de "beber el cáliz" de Jesús, es decir,
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estar en comunión con Él . Nos dices, Señor, que "los pueblos" o "las
naciones" dominan y tú nos propones ser "servidor" (diakonos) y "esclavo"
de los demás. Comienzas por decir que el acceso a los tronos del juicio pasa
por el sufrimiento: beber un cáliz y sumergirse en las pruebas. Y que, de
todas maneras, sólo Dios fija la hora del juicio y la composición del tribunal.
El misterio pascual será también quien ayudará a iluminar ese misterio...
En el Antiguo Testamento, la copa designa el juicio de Dios sobre los
pecadores: esta copa debe ser bebida hasta las heces. Ahora bien: la copa
tiene también valor sacrificial. Jesús, piensas sufrir el juicio de los
pecadores y hacerlo de manera sacrificial. Los apóstoles podrán ser
asociados a esa misión. Beberán la copa del sufrimiento, así como la
copa sacramental, mediante la cual el cristiano se asocia a la pasión
y a la resurrección de Jesús . Luego abres, Señor, esa misión de servicio
a los demás, siendo tú primero el Siervo paciente que se inmola por la
multitud. Es tu cruz, Jesús, la que nos salva, y lo celebramos en la
Eucaristía (Maertens-Frisque).
En la década que va desde la primera predicación hasta la
muerte martirial de Santiago, según una piadosa tradición de los
pueblos de España, el Apóstol se desplazó a la península ibérica
como primer anunciador del evangelio. Él y sus discípulos plantaron las
primeras Iglesias en las provincias de Celtiberia ya romanizadas. Dentro de
esa misma tradición, con leves soportes documentales, pero con honda
belleza y ternura, se nos muestra al Apóstol cansado y exhausto,
junto a la orilla del Ebro, al pie de un pequeño pedestal de piedra,
donde acude la Virgen María, todavía viviente en este mundo, para
darle ánimos al pobre Santiago y nuevos impulsos a su empeño
evangelizador . Tradiciones de corte parecido y de origen tardío se dan en
otras naciones de la Europa cristiana y con distintos Apóstoles de Jesús,
fenómeno muy común en los siglos comprendidos entre la invasión de los
Bárbaros y la baja Edad Media. En nuestro caso esos relatos se revisten
con datos históricos de probada autenticidad, como son en su conjunto la
presencia del cristianismo en la Hispania romana y la plétora posterior de
mártires, santos padres, monasterios y santuarios, desde el siglo III hasta
la Iglesia visigótica. Sin unas raíces tan recias, tan extendidas, tan
profundas, el árbol frondoso de la fe de España, abatido brutalmente
durante más de siete siglos de dominio musulmán, no habría podido resistir
a tan tremendos desafíos.
Compostela se convirtió en peregrinación de gran importancia
en la cristiandad, los Años jubilares desde las postrimerías del siglo
XII hasta hoy hacen que Compostela, con Jerusalén y Roma
constituirán los puntos focales de la cristiandad medieval , con claras
ventajas para la primera por su accesibilidad viaria, el valor espiritual de
sus perdonanzas, la literatura circulante de sus peregrinos más famosos.
En Centro-Europa se llegará a llamar a España el Jacobland, el país de
Santiago. Peregrinar a su sepulcro será una llamada de conversión y
purificación con fuerza singular. Fluyen los peregrinos de Inglaterra y de
Dinamarca, de Flandes, de Italia y arrolladoramente de Francia. Compostela
hará méritos, en el segundo milenio cristiano, para ser considerada como
uno de los ejes espirituales más profundos de la Europa de ayer y de hoy
(Antonio Montero).
2. Los Hechos de los apóstoles (4-5) nos dicen que los apóstoles
hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los condujeron a
presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó: - «¿No os
hablamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En
cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis
hacernos responsables de la sangre de ese hombre.» Pedro y los
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apóstoles replicaron: - «Hay que obedecer a Dios antes que a los
hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien
vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo
exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la
conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos
nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.»
Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el
rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. “Sin
obrar milagros ni prodigios, los discípulos de Jesús no habrían movido a sus
oyentes a abandonar, por nuevas doctrinas y verdades, su religión
tradicional y a abrazar con peligro de la vida las enseñanzas que les
anunciaban” (Orígenes). Van unidos a la Revelación de Dios esos milagros,
acompañan a la gracia, esos carismas, al servicio de la caridad que edifica
la Iglesia (Catecismo 2003). El sanedrín ataca a los apóstoles, quieren su
muerte. La presencia de los testigos resulta molesta cuando pone a los
hombres ante el espejo de la verdad. “Dios ha permitido –comenta S. Juan
Crisóstomo- que los Apóstoles fueran llevados a juicio para que sus
perseguidores fueran instruidos, si lo deseaban (…). Los apóstoles no se
irritan ante los jueces sino que les ruegan compasivamente, vierten
lágrimas, y sólo buscan el modo de librarles del error y de la cólera divina”.
"Mártir" es "testigo", y Santiago el Mayor da testimonio con su
muerte hacia los años 42-43, es el primer mártir de los Doce y el único
cuya muerte se menciona en el Nuevo Testamento . Era un hombre con
espíritu cándido, fiel, sincero, de buen corazón, sin falsedad, algo iracundo
que irá dulcificando volviéndose cada vez más tierno al hablar del amor.
Hoy rezamos: “ Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que Santiago
fuera el primero de entre los apóstoles en derramar su sangre por el
Evangelio, fortalece a tu Iglesia con el testimonio de su martirio y
defiéndela con su valiosa protección ”. Y en el prefacio proclamamos:
no abandonas a tu rebaño, sino que lo cuidas continuamente por
medio de los santos Apóstoles, para que sea gobernado por aquellos
mismos pastores que le diste como vicarios de tu Hijo ”...
El Salmo 66 nos habla de la bendición de Dios que se consuma en su
Hijo Jesucristo. “ El Señor tenga piedad y nos bendiga… Que Dios nos
bendiga. Ilumine su rostro sobre nosotros” . Agustín desarrolla su
plegaria "cristiana" con estas palabras: "Ya que nos grabaste tu imagen, ya
que nos hiciste a tu imagen y semejanza, tu moneda, ilumina tu imagen en
nosotros, de manera que no quede oscurecida. Envía un rayo de tu
sabiduría para que disipe nuestras tinieblas y brille tu imagen en nosotros...
Aparezca tu Rostro, y si -por mi culpa-, estuviese un tanto
deformado, sea reformado por ti, aquello que Tú has formado ."
La tierra ha dado su fruto: Son varios los Padres que, en el
comentario a este versículo, nos ofrecen una interpretación concorde. ¡La
Tierra! La Virgen María, es de nuestra tierra, de nuestra raza, de esta
arcilla, de este lodo, de la descendencia de Adán. La tierra ha dado
su fruto; el fruto perdido en el Paraíso y ahora reencontrado.
Primeramente ha dado la flor: «Yo soy el narciso de Sarón y el lirio de
los valles» (Cant 2,1). Y esta flor se ha convertido en fruto: fruto porque lo
comemos, fruto porque comemos su misma Carne. Fruto virgen nacido de
una Virgen, Señor nacido del esclavo, Dios nacido del hombre, Hijo nacido
de una Mujer, Fruto nacido de la tierra" (S. Jerónimo). " Nuestro Creador,
encarnado en favor nuestro, se ha hecho, también por nosotros,
fruto de la tierra; pero es un fruto sublime, porque este Hombre,
nacido sobre la tierra, reina en los cielos por encima de los Ángeles "
(S. Gregorio Magno; cf. F. Arocena).
3. “ Llevamos un tesoro en vasijas de barro” , dice san Pablo (1Co
4,7-15): el conocimiento y experiencia de Jesús resucitado. Él tiene en
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cuenta su propia debilidad personal, la del hombre salido del barro según la
tradición. Sin la gracia de Jesús todo sería un fracaso. Con Él, la debilidad
es lugar de la manifestación de Dios; se manifiesta en "nuestra carne".
Cuando la esperanza humana parece extinguirse, entonces brilla el actuar
de Dios. La fuerza se realiza en la debilidad y el poder de Dios triunfa a
pesar de nuestra inutilidad. El sufrimiento es una asociación a la muerte de
Cristo; y así como toda vida lleva consigo un germen de vida. “Si
ambicionas la estima de los hombres, y ansías ser considerado o
apreciado, y no buscas más que una vida placentera, te has
desviado del camino. (…) En la ciudad de los santos, solo se permite
la entrada y descansar y reinar con el Rey por los siglos eternos a
los que pasan por la vía áspera, angosta y estrecha de las
tribulaciones ” (Pseudo Macario). La imagen del Dios alfarero está siempre
presente… y en medio de ese actuar –reciclaje divino que saca bien del mal
que con nuestra libertad vamos a veces haciendo-… “ lo más importante
en la Iglesia no es ver cómo respondemos los hombres, sino ver lo
que hace Dios ” (S. Josemaría Escrivá).
¿Cómo se desarrolla la renovación del hombre «interior»? “¿Y de qué
manera? Por la fe, por la esperanza, por la caridad ardiente. Por tanto
hemos de ver los peligros con mirada intrépida. Cuanto mayores sean los
males que consuman nuestro cuerpo, más lisonjeras esperanzas
deberá concebir nuestra alma, más esplendor y brillo sacará de allí,
como el otro toma un brillo más deslumbrante cuando está en el
crisol encendido ” (S. Juan Crisóstomo). Así, sigue el texto de hoy,
« nuestras penalidades momentáneas y ligeras nos producen una
riqueza eterna, una gloria que les sobrepasa desmesuradamente ».
El deseo de Dios lleva al mártir a una entrega donde la condición mortal es
absorbida finalmente por la Vida. Aman la vida, pero más el Amor y la Vida
en Dios (M. Gallart), deseando siempre «el destierro lejos del cuerpo
y vivir con el Señor» .
Llucià Pou Sabaté
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