XVI Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Fiesta. Santiago, Apostol, Patron de España
"También nosotros creemos y por eso hablamos".
I. Contemplamos la Palabra
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 33; 5, 12. 27b-33; 12, 2
En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor
Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo.
Los condujeron a presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó: «¿No
os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio,
habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables
de la sangre de ese hombre.»
Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los
hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros
matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo
jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los
pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los
que le obedecen.» Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos.
Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.
Sal 66 R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R/.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4,7-15:
Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que
una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan
por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no
desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos
rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de
Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa
de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne
mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros.
Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso
hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien
resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con
vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será
el agradecimiento, para gloria de Dios.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 20, 20-28
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se
postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?»
Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu
derecha y el otro a tu izquierda.»
Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que
yo he de beber?»
Contestaron: «Lo somos.»
Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no
me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi
Padre.»
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero
Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y
que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser
grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero
entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha
venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por
muchos.»
II. Oramos con la Palabra
No hay oración para este día.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de
EDIBESA.
III. Compartimos la Palabra
Celebramos hoy la fiesta de Santiago Apóstol, uno de los 12 discípulos de Jesús
y hermano de Juan. Ambos hermanos fueron llamados por Jesús para seguirlo
cuando se encontraban arreglando las redes en lago de Genesaret para pescar.
Jesús le puso el sobrenombre de “Boanerge”, que significa “hijo del trueno”. Fue
martirizado en Jerusalén, como leemos en la primera lectura y su tumba fue
trasladada, según la Tradición, por los cruzados en la Edad Media a España, a
Santiago de Compostela. Por esta razón, es el patrón de España.
El rey Herodes mandó pasar a cuchillo a Santiago
En la primera lectura de este miércoles leemos la referencia que hace el libro de
los Hechos de los Apóstoles al martirio de Santiago. Santiago fue ejecutado por
haber declarado lo que leemos: “Hay que obedecer a Dios antes que a los
hombres…”. Evidentemente esto supone un subordinación contra la autoridad
que gobernaba en Palestina (Roma). No importa quién fue o quiénes fueron los
que dictaron y ejecutaron la sentencia contra Santiago. Lo importante es que la
sangre de Santiago fue derramada por haber creído y en consecuencia, haber
predicado a Jesús; sangre llena de la vida de la fe; sangre que se convierte en
testimonio claro y evidente de Dios. El martirio de cualquier cristiano por ser
cristiano es testimonio claro de lo que significa: dar la vida por Dios. Pero sin
llegar a este extremo, que están sufriendo muchos cristianos también hoy en
día, el martirio es el sacrificio del Amor en nuestra vida cotidiana. ¿Quién dijo
que amar fuera fácil? Pero sin Amor morimos.
También nosotros creímos y por eso hablamos
San Pablo en la segunda lectura de la 2Cor subraya la realidad del ser humano:
el ser humano porta la vida y la muerte, lleva la luz y la oscuridad del misterio
de la vida humana. Somos complejos, somos difíciles de entender a nosotros
mismos. No nos entendemos. A veces, somos lo mejor de nosotros mismos y,
otras veces, somos lo peor de nosotros mismos. Pero Pablo quiere poner de
manifiesto que lo mejor de nosotros mismos lo llevamos en vasijas de barro, es
decir, lo llevamos mezclado con lo peor de nosotros mismos. Y es juntamente en
esta mezcla donde tiene lugar la fuerza extraordinaria de Dios. La fuerza de
Dios, el Espíritu de Dios, el tesoro de Dios se realiza a pesar de nuestra
debilidad. Es en la debilidad donde Dios despliega todo su poder. Es en la
debilidad de la cruz, en la sangre derramada de los mártires, donde Dios
muestra todo su poderío: Amor, puro Amor. El Amor es la fuerza de Dios en
medio de la debilidad, de la basura e inmundicia humana, de la porquería
humana.
Pero esta es nuestra esperanza: el Amor es capaz de brillar en medio de
mundicia humana. Y esta, es también nuestra de la fe, lo que creemos y por
eso, esto es lo único que predicamos: el Amor: “También nosotros creemos y
por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con
Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros”
Mi cáliz lo beberéis
En el evangelio de hoy que se nos propone en esta festividad es el famoso
diálogo de la madre de Santiago y Juan con Jesús acerca del futuro de sus hijos.
El futuro de los de los seguidores de Jesús es simplemente beber su mismo cáliz,
es decir, el cáliz de la salvación, beber la misma suerte que Jesús. Santiago
bebió hasta la última gota que fue el martirio. Jesús aprovecha la provocación de
la madre de Santiago y de Juan para enseñar a sus discípulos cuál debe de ser la
regla de gobierno entre ellos: No es la imposición, la autoridad de la tiranía, sino
la autoridad del servicio, de la inocencia. Por ello, la sangre de Santiago, la vida
de Santiago, es una sangre que ha sido derramada según la regla de gobierno
enseñada por Jesús: el que quiera ser poderoso que se haga servidor. La regla
del servicio es sangre derramada, plenitud de vida desgastada, amargura llena
de dulzura… es vida y muerte… es la regla del Amor.
Fray José Rafael Reyes González
Convento de San Clemente - Roma
Con permiso de dominicos.org