Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 16, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos *
Muéstranos, Señor, tu misericordia. * Señalando con la mano a los discípulos, dijo:
"Éstos son mi madre y mis hermanos"
Textos para este día:
Miqueas 7, 14-15. 18-20:
Señor, pastorea a tu pueblo con el cayado, a las ovejas de tu heredad, a las que
habitan apartadas en la maleza, Pastarán en Basán y Galaad, como en tiempos
antiguos; como cuando saliste de Egipto y te mostraba mis prodigios.
¿Qué Dios como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa al resto de tu
heredad? No mantendrá por siempre la ira, pues se complace en la misericordia.
Volverá a compadecerse y extinguirá nuestras culpas, arrojará a lo hondo del mar
todos nuestros delitos. Serás fiel a Jacob, piadoso con Abrahán, como juraste a
nuestros padres en tiempos remotos.
Salmo 84:
Señor, has sido bueno con tu tierra, / has restaurado la suerte de Jacob, / has
perdonado la culpa de tu pueblo, / has sepultado todos sus pecados, / has
reprimido tu cólera, / has frenado el incendio de tu ira. R.
Restáuranos, Dios salvador nuestro; / cesa en tu rencor contra nosotros. / ¿Vas a
estar siempre enojado, / o a prolongar tu ira de edad en edad? R.
¿No vas a devolvernos la vida, / para que tu pueblo se alegre contigo? /
Muéstranos, Señor, tu misericordia / y danos tu salvación. R.
Mateo 12, 46-50:
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus
hermanos se presentaron fuera, tratando de hablan con él. Uno se lo avisó: Oye, tu
madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo."
Pero él contestó al que le avisaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis
hermanos?"
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: Éstos son mi madre y mis
hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y
mi hermana, y mi madre."
Homilía
Temas de las lecturas: Arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos *
Muéstranos, Señor, tu misericordia. * Señalando con la mano a los discípulos, dijo:
"Éstos son mi madre y mis hermanos"
1.1 Misericordia y Fidelidad
1.1 La primera lectura de hoy nos ofrece en tono de súplica los dos grandes temas
del Antiguo Testamento: la fidelidad y la misericordia. Son las dos notas
características del Dios que se reveló a nuestros padres: es fiel y es compasivo.
Porque es fiel, no rompe su alianza, sino que la cumple; porque es compasivo,
permenece a favor de su pueblo, aunque el pueblo mismo no haya sido fiel. Es
decir: es fiel pero sabe comprender, acoger y restaurar a los que no lo son.
1.2 Miqueas ruega a Dios apoyándose en esos dos bastiones, que sabe que son
firmes e inconmovibles. Por eso presenta al pueblo como ovejas descarriadas, y en
ese sentido culpables, peor que ahora sufren "en medio de la maleza." La culpa se
vuelve daño. El culpable, que por serlo merece castigo, en parte ha recibido ya ese
castigo en el daño que se ha causado y se sigue causando. Por eso la intercesión de
Miqueas casi se limita a presentar el estado lamentable de los culpables, para
apelar de este modo a la piedad de Dios.
1.3 En esto hay una enseñanza para nosotros. A veces concentramos nuestro
aborrecimiento en los que obran mal sin tener en cuenta el daño que ellos mismo
padecen. Este hecho nos hace amigos de la justicia pero distantes de la
misericordia, con lo cual, en últimas, estamos apartándonos del modo de obrar de
Dios.
2. Los hermanos de Jesús
2.1 Para la mayor parte de los cristianos no católicos el pasaje del evangelio de hoy
es una demostración de que Jesús tuvo hermanos y hermanas, que ellos suponen
hijos de José y María. Ya uno no debería tener que aclarar esas cosas pero puede
ser saludable para muchos, así que comentemos un poco el tema.
2.2 Ante todo hemos de recordar que, aunque en griego existe la palabra para decir
"primo", ese término no existe en el arameo corriente, y lo más frecuente para la
lengua y la mentalidad en que vivió nuestro Señor era simplemente llamar
"hermanos" a los parientes, como vemos que por ejemplo Abraham llama
"hermano" a Lot (Gén 13,8), que en realidad era su sobrino (Gén 11,27).
2.3 Además, en la escena del evangelio de hoy aparece María con algunos de estos
"hermanos y hermanas". Mas en la crucifixión no hay nadie, y Jesús confía su
madre al cuidado de un discípulo, Juan (Jn 19,26-27). Esta escena sería superflua y
por completo ajena a la mentalidad hebrea si María hubiera tenido más hijos.
3. La familia de Cristo
3.1 Así que la familia de Cristo no viene de los nacidos de la carne y la sangre.
Viene de otra realidad, que enlaza bellamente el texto del evangelio con la primera
lectura, pues dice el Señor: "El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano,
mi hermana y mi madre" (Mc 3,35). Así como por la obediencia a la voluntad del
Padre Cristo es Cristo, por esa obediencia nosotros somos cristianos.
3.2 No dejemos de notar un hecho muy bello, que tantos otros predicadores nos
han enseñado: cuando Jesús dice que su "madre" será quien haga la voluntad de
Dios no estaba descartando ni dando la espalda a María, que precisamente definió
su vida con una consigna nunca quebrantada: "He aquí la sierva del Señor; hágase
conmigo conforme a tu palabra" (Lc 1,38). De modo que el evangelio de hoy, lejos
de disminuir la figura de la Madre del Señor, la presenta en su hermosa y
formidable proporción.
Fr. Nelson Medina, O.P.