SI CRISTO SE DA, ES POR ALGO
Padre Javier Leoz
1.- JESÚS; ¿PAN SIN SABOR?
-Unos lo gustan como líder pero no lo saborean como presencia real de Dios
-Otros lo comen mecánicamente y, por esa actitud, se diluye sin efecto alguno en
sus entrañas
-Algunos lo escuchan sin interés: son palabras que pronto difuminará el viento
-Muchos lo toman como si fuese un seguro de vida, pero no caen en la cuenta de
que tiene un precio: seguir y vivir el mensaje de Aquel que lo amasa
-Otros más lo comulgan pero no lo ven: ojos que no ven corazón que no siente
2.- JESÚS; ¿PAN PARA NADA?
-Unos acuden a El cuando su casa se resquebraja y lo olvidan cuando, de nuevo,
está ya construida
-Otros se sientan para participar de su mesa y a continuación cierran filas para que
no entren más comensales
-Algunos quisieran espectaculares milagros pero se resisten a ver el trasfondo
divino de ellos
-Muchos lo siguen porque no pierden nada pero luego les cuesta bastante el dejar
algo por el “todo”
-Otros más apuran su cáliz pero les resulta duro el despuntar sus vidas al estilo de
Jesús
2.- JESÚS; ¿PAN SIN TRASCENDENCIA EN NUESTRA VIDA?
-Unos lo llevan grabado en oro pero en su corazón aparece como invisible
-Otros lo esculpen en las cumbres de los montes pero no lo ven en el prójimo
-Algunos lo comulgan en la Eucaristía y lo rechazan en lo cotidiano de la vida
-Otros más no lo comulgan en la Iglesia prefieren un Jesús “a la carta”
3.- JESÚS; ¿PAN QUE NOS CAMBIA?
-Unos lo ven como personaje operativo y presente; saben que su figura no ha
quedado encorsetada en una simple página de la historia
-Otros lo viven en propia sangre; lo hacen vida con su vida
-Algunos lo ven como regalo del cielo y lo llevan a mil rincones de la tierra
-Otros más intuyen que es fotocopia de Dios y lo multiplican a miles con su
testimonio veraz y comprometido
4.- JESÚS; ¿PAN DE CONTRADICCIÓN?
-Unos dicen que hace tiempo que pasó, vivió y murió y con esta afirmación se
construyen castillos de falsas vidas y de intereses mezquinos
-Otros afirman que vive y tratan de cambiar el mundo con la fuerza de su amor
negándose, si es preciso, a sí mismos
-Algunos dudan de su presencia y convierten su vida en un “sí” pero luego en un
“no”.
-Otros más ni dudan ni afirman; simplemente creen y esperan en la última Palabra
que se presenta y se visibiliza en forma de pan
5.- JESÚS; ¿PAN QUE INTERPELA?
-Unos lo ven como PAN duro al paladar; les resulta interpelante a sus cómodas
vidas
-Otros lo comen por rito y obligación; es más fácil el comer que pasar hambre
-Algunos se acercan humildemente a su presencia; saben que DIOS entra más
cómodamente y mejor por esa puerta
-Otros más elevan sus ojos hacia el cielo; saben que el horno de ese PAN está
situado más allá del sol y de las estrellas. Es un pan que se multiplica con el
cuchillo de la justicia, se cocina con las brasas que Dios sopla, se digiere con la
virtud de la Fe, se retiene con los ojos de la esperanza, se mantiene eternamente
tierno cuando se comparte, sirve como paladín para la vida eterna y se presenta en
la mesa de Jesús por el gran panadero que es Dios.
6.- PAN VIVO PARA UN MUNDO MUERTO
Baja del cielo, Señor,
y despierta en nosotros el apetito por el pan que se cuece
en el horno celestial.
Baja del cielo, Señor,
para que, después de vivir aún sin vivir,
nos alimentemos con aquello que nos ayudará a vivir eternamente.
Baja del cielo, Señor,
y –de paso- bájanos a nosotros de las nubes
para que, comprendamos que no se vive mejor
sino cuando se está viviendo en Ti y por Ti.
Baja del cielo, Señor,
y si nos parece imposible comer tu carne
el que Tú entres dentro de nosotros
abre nuestro entendimiento y nuestra inteligencia
para que podamos descubrir, que en lo invisible,
se encuentra el secreto más profundo de tu presencia.
Baja del cielo, Señor,
y, si quieres, danos un adelanto de vida eterna:
vivir en caridad para podernos presentar con las manos vacías
acrecentar nuestra fe, para prepararnos al encuentro contigo
andar en la esperanza, para nunca desviarnos de tu camino.
¡Baja, del cielo, Señor!
Y, danos un sorbo de tu bebida
un sorbo de tu sangre
un sorbo de esa auténtica bebida
con sabor a entrega, sacrificio y amistad verdadera.
¡Baja, del cielo, Señor!
Para que, cuando te veamos en el altar
sepamos que, no estás sólo,
que vienes en nombre de un Dios
que, una y otra vez, apuesta por el hombre
ama al hombre
y alimenta al hombre con un fin supremo:
darle vida y de la buena, la Eterna.
Amén.