Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo B, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 17 B
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Comerán y sobrará * Abres tú la mano, Señor, y nos
sacias. * Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo * Repartió a los que
estaban sentados todo lo que quisieron
Textos para este día:
2 Reyes 4,42-44:
En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las
primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. Eliseo dijo:
"Dáselos a la gente, que coman." El criado replicó: "¿Qué hago yo con esto para
cien personas?" Eliseo insistió: "Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el
Señor: Comerán y sobrará." Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró,
como había dicho el Señor.
Salmo 144:
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, / que te bendigan tus fieles; / que
proclamen la gloria de tu reinado, / que hablen de tus hazañas. R.
Los ojos de todos te están aguardando, / tú les das la comida a su tiempo; / abres
tú la mano, / y sacias de favores a todo viviente. R.
El Señor es justo en todos sus caminos, / es bondadoso en todas sus acciones; /
cerca está el Señor de los que lo invocan, / de los que lo invocan sinceramente. R.
Efesios 4,1-6:
Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la
vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed
comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la
unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como
una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor,
una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra
todo, y lo invade todo.
Juan 6,1-15:
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de
Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con
los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al
ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: "¿Con qué compraremos panes para
que coman éstos?" Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le
toque un pedazo." Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le
dice: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces;
pero, ¿qué es eso para tantos?" Jesús dijo: "Decid a la gente que se siente en el
suelo." Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos
cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que
estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se
saciaron, dice a sus discípulos: "Recoged los pedazos que han sobrado; que nada
se desperdicie." Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los
cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. La gente entonces,
al ver el signo que había hecho, decía: "Éste sí que es el Profeta que tenía que venir
la mundo." Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se
retiró otra vez a la montaña él solo.
Homilía
Temas de las lecturas: Comerán y sobrará * Abres tú la mano, Señor, y nos
sacias. * Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo * Repartió a los que
estaban sentados todo lo que quisieron
1. Panes y profetas
1.1 Hay un nexo evidente entre la primera lectura y el evangelio: en ambos casos
se trata de multiplicación de panes. Hay también otro nexo, más profundo: Eliseo
es un profeta y Jesús, después de alimentar a la multitud es llamado "el profeta
que tenía que venir al mundo."
1.2 Y hay todavía otro detalle en común: es la palabra de Eliseo la que hace el
milagro, y por eso la repartición misma del pan es encomendada a un criado; de
modo análogo, es la palabra de Jesús la que hace el milagro, y la repartición se
encomienda a los apóstoles. Esta distancia entre la realización del milagro y la
repartición material del alimento viene a subrayar en ambos casos que es el poder
de la palabra, venida de Dios, quien realiza el prodigio, lo cual refluye sobre lo ya
dicho: estamos ante gestos propios de profetas, cuyo ministerio propio es la
predicación, la Palabra.
2. Elocuencia de las sobras
2.1 Tal vez en este milagro nosotros nos admiramos de la producción de una
realidad nueva, esto es, de nuevos panes. Pero es probable que el énfasis debamos
ponerlo en otra parte, pues si la Palabra tiene tanta importancia en ambos casos no
será para que nos quedemos mirando panes.
2.2 Para encontrar ese significado puede servir que notemos que tanto Eliseo como
Jesús son conscientes de las sobras, es decir, que hay o que habrá sobras. Nuestro
Señor explícitamente pide que sean recogidas. ¿Por qué? Puede suponerse que es
como una señal de valoración del alimento humano, o de respeto ante los pobres
que carecen de ese pan, pero lo más posible es que haya aquí un significado más
hondo. Las sobras son señal inequívoca de la saciedad y también signo elocuente
de la abundancia. El profeta está anunciando que, cuando se cree en la Palabra,
Dios es capaz de saciar a todos con abundancia que supera todos nuestros cálculos.
2.3 El lenguaje de la abundancia contrasta con el modo humano usual de razonar.
Cuando uno piensa mucho en el dinero que tiene ahorrado o en los alimentos que
guarda en su despensa, casi siempre presiente que no le va a alcanzar. Dios razona
de otro modo. Dios piensa desde el poder de amor y poder de creación que le es
propio. Si nuestra mezquindad anuncia cuán limitados somos, su largueza proclama
que él no tiene límites.
Fr. Nelson Medina, O.P.