XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Jesús nos da el pan de su misma Vida, fuerza para luchar y acoger
su amor, para ir al cielo
«Al día siguiente, la multitud que estaba al otro lado del mar vio
que no había allí más que una sola barca, y que Jesús no había
subido a la barca con sus discípulos, sino que éstos se habían
marchado solos. Llegaron otras barcas de Tiberíades, junto al lugar
donde habían comido el pan después de haber dado gracias el
Señor: Cuando vio la multitud que Jesús no estaba allí ni tampoco
sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún buscando
a Jesús. Y al encontrarle al otro lado del mar, le preguntaron:
Maestro, ¿cuándo llegaste aquí? Jesús les respondió: En verdad, en
verdad os digo que vosotros me buscáis no por haber visto los
milagros, sino porque habéis comido de los panes y os habéis
saciado. Obrad no por el alimento que perece sino por el que
perdura hasta la vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre,
pues a éste lo confirmó con su sello Dios Padre. Ellos le
preguntaron: ¿Qué haremos para realizar las obras de Dios? Jesús
les respondió: Esta es la obra de Dios, que creáis en quien Él ha
enviado.»
«Le dijeron: ¿Pues qué milagro haces tú, para que lo veamos y te
creamos? ¿Qué obras realizas tú? Nuestros padres comieron el
maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del
Cielo. Les respondió Jesús: En verdad, en verdad os digo que no os
dio Moisés el pan del Cielo, sino que mi Padre os da el verdadero
pan del Cielo. Pues el pan de Dios es el que ha bajado del Cielo y da
la vida al mundo. Ellos le dijeron: Señor, danos siempre de este pan.
Jesús les respondió: Yo soy el pan de vida; el que viene a mino
tendrá hambre, y el que cree en mino tendrá nunca sed» (Jn 6, 22-
35).
1. Veo, Jesús, que la gente ansía verte. Pero tú ves su interior, y les
dices: « me buscáis no por haber visto los milagros, sino porque
habéis comido de los panes y os habéis saciado .» Yo también muchas
veces te busco para que las cosas me vayan bien, “para algo”. Me gustaría
tu ayuda, Señor, para buscarte “por ti”, sin más interés. Por eso hoy
quieres mostrarnos el alimento «que perdura hasta la vida eterna,»
que es tu propio cuerpo y sangre en la Eucaristía .
Quiero preguntarte, como ellos, “qué hacer”, y entender bien lo que
les respondes: creed en Mí. «Esta es la obra de Dios, que creáis en
quien Él ha enviado.»
Jesús, eres Vida para nosotros, como nos dices hoy: “ es mi Padre el
que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que
1
baja del cielo y da vida al mundo .» Qué bien, poder comulgar, tenerte
dentro como vida y fuerza, para vivir esta aventura que es la vida, y no
tener hambre ni sed, de nada, porque él está con nosotros hasta el cielo;
pues entonces te dijeron: - « Señor, danos siempre de este pan .» Y yú
les contestaste: -«” Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará
hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed
Contaba Benedicto XVI: “Recuerdo bien el día de mi primera
Comunión () en el centro de mis recuerdos alegres y hermosos, está este
pensamiento (): comprendí que Jesús entraba en mi corazón, que me
visitaba precisamente a mí. Y, junto con Jesús, Dios mismo estaba
conmigo.
”Y que era un don de amor que realmente valía mucho más que todo
lo que se podía recibir en la vida; así me sentí realmente feliz, porque Jesús
había venido a mí.
Y comprendí que entonces comenzaba una nueva etapa de mi
vida tenía 9 años y que era importante permanecer fiel a ese
encuentro, a esa Comunión. Prometí al Señor: "Quisiera estar
siempre contigo" en la medida de lo posible, y le pedí: "Pero, sobre
todo, está tú siempre conmigo". Y así he ido adelante por la vida.
Gracias a Dios, el Señor me ha llevado siempre de la mano y me ha guiado
incluso en situaciones difíciles. Así, esa alegría de la primera Comunión fue
el inicio de un camino recorrido juntos. Espero que, también para todos
vosotros () sea el inicio de una amistad con Jesús para toda la vida.
El inicio de un camino juntos, porque yendo con Jesús vamos bien, y
nuestra vida es buena (...)
Si Jesús dice "yo soy el pan de vida", quiere decir que Jesús mismo
es este alimento de nuestra alma, del hombre interior, que necesitamos,
porque también el alma debe alimentarse () Jesús nos alimenta para
llegar a ser realmente personas maduras y para que nuestra vida sea
buena”.
¡Qué bonito, Señor, poder comulgar, tenerte, y contigo tener el cielo
dentro! ¡Tener tu vida, Jesús: quiero ser como tú, hacer las cosas contigo,
que me vayas haciendo santo!
Quiero hacer ahora mi comunin espiritual: “ Yo quisiera, Jesús,
recibirte, con aquella pureza, humildad y devoción con que te
recibió tu Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos…”
2. El libro del Éxodo nos habla de cómo protestan los israelitas en el
desierto contra Moisés y Aarón, añoran las comidas y tienen miedo de morir
de hambre. “ El Señor dijo a Moisés: - «Yo haré llover pan del cielo…
hacia el crepúsculo comeréis carne, por la mañana os saciaréis de
pan; para que sepáis que yo soy el Señor, vuestro Dios ."” Se posaron
muchas codornices, y se cubrió el suelo de algo blanco, y al verlo, los
israelitas se dijeron: - « maná? ¿Qué es esto?», y Moisés les dijo: -« Es el
pan que el Señor os da de comer ”. Están en el desierto que es lucha,
prueba, cerca del Sinaí, y hay murmuraciones y protestas contra Moisés y
contra Dios. A veces cuando tenemos contradicciones nos ponemos
nerviosos, y nos pasa como a ellos que protestamos. En lugar de seguir
andando en esta excursión que es la vida, y llegar a un lugar precioso, nos
desanimamos y volvemos, porque nos cuesta esforzarnos. En lugar de la
2
libertad los israelitas prefieren la esclavitud que tenían en Egipto. La
libertad es riesgo, y es más cómodo no ponerse a caminar. Para hacer una
excursión necesitamos llenar la mochila de comida, para alimento espiritual
necesitamos el pan del cielo, y nos lo dará Jesús en la Eucaristía, pan de los
ángeles. Para el combate contra los romanos Astérix y los suyos tienen la
poción mágica que les da energía, y nosotros tenemos los sacramentos que
es algo mucho más mágico que para darnos fuerza (es sobrenatural) y la
comunión sobre todo, el pan del cielo. La gracia nos alimenta a medida que
tenemos fe, cuanta más fe tengamos más nos aprovecha por eso si
somos muy amigos de Jesús nos dará más fuerza, para ir por los
desiertos que nos encontremos: del mal carácter-mal genio, de
enfados o de pereza, y otras cosas que cuesten como cansarnos de
portarnos bien, de esforzarnos en cumplir lo que tenemos que
hacer, de escoger entre la comodidad y la libertad, y no ceder al
encanto de las sirenas de lo fácil.
El Salmo nos dice: “ El Señor les dio un trigo celeste... Y el
hombre comió pan de ángeles”, que es la comunión, con lo que “los
hizo entrar por las santas fronteras”, que es casi entrar en el cielo.
Tú Señor hiciste sacar agua de la roca, y ahora baja pan del cielo, y
codornices esto significa que he de fiarme de ti siempre, y no ser rebelde,
pues has demostrado hasta la saciedad que eres mi amigo, mi protector, mi
padre y mi Dios. Y, sin embargo, yo dudo. Me olvido, me enfado, me quejo,
me desespero. Si le confiamos nuestros problemas, Él nos ayudará, nos
guiará como si nos llevara de la mano, como si nos llevara el manillar en la
bici por lugares difíciles y con Él no nos caemos.
3. San Pablo escribe a los Efesios que no andemos como los que no
creen en Jesús sino como habéis aprendido de Cristo: en “ justicia y
santidad verdaderas ”. Es como vestirse de Jesús: que es un vestido
salvador, como el que se viste de Superman o bien otro héroe, nuestro
héroe es Cristo, con él ganamos todas las batallas los antiguos cuando
hacían teatro se vestían de animales o de máscaras de los personajes, pues
eso, hay que vestirse de Jesús, de su modo de ser, de su fuerza salvadora
con la oración y la comunión.
A propósito de Jesús Vida nuestra, que nos da fuerza para luchar,
quiero recordar el diálogo de un sacerdote, Maurice, alma gemela de Santa
Teresita, ya próxima a morir. Él le escribía: -“ ahora mi sueño es
compartir con usted ‘el maná escondido’ que el Todopoderoso
prometió dar ‘al vencedor’… si, mi alma es demasiado grande para
apegarse a ningún consuelo de aquí abajo. Tiene que vivir por
anticipado en el cielo, pues Jesús nos dijo: ‘donde está tu tesoro, allí
está tu corazón’ ”.
Santa Teresita le contesta: -“Hace mucho tiempo que (Jesús) tiene
olvidadas sus infidelidades, y sólo tiene presentes sus deseos de perfección
para alegrar su corazn” (con todo ello se prueba al justo: para que
aprenda a obedecer). Le va diciendo que Jesús nos acoge y que tengamos
confianza con Él, que no vaya a los pies de Jesús con demasiado “respeto”,
como el “nio educado” que no se atreve, demasiado formal, sino que “siga
ese ‘primer impulso’ que lo lleva a sus brazos”, y le habla de esas llagas de
Jesús, que nos dice: “fui herido en casa de mis amigos”; por eso, al recibirle
3
en la Eucaristía, junto a pedir perdón, nos anima: “pedid slo que se haga
la voluntad de Dios”.
Llucià Pou Sabaté
4