Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Julio 31
Memoria de San Ignacio de Loyola
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Háganlo todo para gloria de Dios * Si el afligido invoca al
Señor, él lo escucha. * El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser mi
discípulo
Textos para este día:
1 Corintios 10, 31-33; 11,1:
Hermanos: Todo lo que hagan ustedes, sea comer o beber o cualquier otra cosa,
háganlo todo para gloria de Dios.
No den motivo de escándalo ni a los judíos ni a los paganos ni a la comunidad
cristiana. Por mi parte, yo procuro dar gusto a todos en todo, sin buscar mi propio
interés, sino el de los demás, para que se salven. Sean, pues, imitadores míos,
como yo lo soy de Cristo.
Salmo 33:
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma
se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias. R.
El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. El Señor redime a sus
siervos, no será castigado quien se acoge a él. R.
Lucas 14, 25-33:
En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y él, volviéndose a
sus discípulos, les dijo:
«Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa
y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede
ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a
calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de
haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren
comiencen a burlarse de él, diciendo: “Este hombre comenzó a construir y no pudo
terminar”».
Homilía
Temas de las lecturas: Háganlo todo para gloria de Dios * Si el afligido invoca al
Señor, él lo escucha. * El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser mi
discípulo
1. Conoce al santo por sus frases célebres
1.1 La renuncia de la voluntad propia vale más que resucitar a los muertos.
1.2 No tener moderación muchas veces es causa de que el bien se convierta en mal
y la virtud en vicio.
1.3 El examen de conciencia es siempre el mejor medio para cuidar bien el alma.
1.4 Mucha sabiduría unida a mediana santidad, es preferible a mucha santidad con
poca sabiduría.
1.5 En tiempo de tribulación no hacer mudanza.
1.6 No sé si seremos crucificados; pero sí sé que Jesús nos será propicio.
1.7 Enséñanos buen Señor, a servirte como mereces, a dar sin contar el costo, a
luchar sin contar las heridas y a no buscar descanso, a laborar sin pedir
recompensa excepto saber que hacemos tu voluntad.
1.8 Ad maiorem Dei gloriam = Todo para la mayor gloria de Dios.
2. Meditación breve del P. Grosez sobre la vida de Ignacio
2.1 San Ignacio, en la soledad de Manresa, había trazado el plano del edificio
espiritual que debía edificar durante toda su vida. Su libro de los Ejercicios
espirituales es un resumen de lo que debe hacerse y de lo que él mismo hizo para
llegar a la perfección. Comenzó por llorar sus pecados y expiarlos mediante ruda
penitencia. Es el primer paso: lavar nuestros pecados con lágrimas. Así procedieron
todos los santos; ¿los imitamos nosotros? Aunque no hubiésemos cometido sino un
solo pecado mortal, sería suficiente para llorar hasta la muerte.
2.2 El segundo paso hacia la perfección, dice San Ignacio, es la imitación de Jesús
que obra y sufre para la gloria de Dios y la salvación de los hombres. San Ignacio
ha seguido paso a paso a este Modelo de los predestinados: después de su
conversión llevó primero una vida escondida como Él; después se consagró por
entero a la salvación del prójimo, sufriendo a causa de esto injurias, calumnias y
prisión. ¿Cómo imitamos nosotros la vida oculta de Jesús, sus trabajos y sus
sufrimientos? Sigamos la divisa de San Ignacio: Todo para la mayor gloria de Dios.
2.3 El tercer paso hacia la perfección, que tan alto elevó la santidad de San Ignacio,
es la unión perfecta con Dios. Para llegar a ella, hay que desasirse del temor de
todo lo que no sea Dios y darse enteramente a Él. Tenemos amor para las cosas de
este mundo y no lo tenemos para Dios. ¡Todo amamos, todo buscamos, sólo Dios;
nada vale ante nuestros ojos!
Fr. Nelson Medina, O.P.