Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 17, Viernes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El pueblo se juntó contra Jeremías en el templo del Señor
* Que me escuche tu gran bondad, Señor. * ¿No es el hijo del carpintero?
Entonces, ¿de dónde saca todo eso?
Textos para este día:
Jeremías 26, 1-9:
Al comienzo del reinado de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra
del Señor a Jeremías: Así dice el Señor: Ponte en el atrio del templo y di a todos los
ciudadanos de Judá que entran en el templo para adorar, las palabras que yo te
mande decirles; no dejes ni una sola.
A ver si escuchan y se convierte cada cual de su mala conducta, y me arrepiento
del mal que medito hacerles a causa de sus malas acciones. Les dirás: "Así dice el
Señor: Si no me obedecéis, cumpliendo la ley que os di en vuestra presencia, y
escuchando las palabras de mis siervos, los profetas, que os enviaba sin cesar (y
vosotros no escuchabais), entonces trataré a este templo como al de Silo, a esta
ciudad la haré fórmula de maldición para todos los pueblos de la tierra.""
Los profetas, los sacerdotes y el pueblo oyeron a Jeremías decir estas palabras, en
el templo del Señor.
Y, cuando terminó Jeremías de decir cuanto el Señor le había mandado decir al
pueblo, lo agarraron los sacerdotes y los profetas y el pueblo, diciendo: Eres reo de
muerte. ¿Por qué profetizas en nombre del Señor que este templo será como el de
Silo, y esta ciudad quedará en ruinas, deshabitada?"
Y el pueblo se juntó contra Jeremías en el templo del Señor.
Salmo 68:
Más que los pelos de mi cabeza / son los que me odian sin razón; / más duros que
mis huesos, / los que me atacan injustamente. / ¿Es que voy a devolver / lo que no
he robado? R.
Por ti he aguantado afrentas, / la vergüenza cubrió mi rostro. / Soy un extraño para
mis hermanos, / un extranjero para los hijos de mi madre; / porque me devora el
celo de tu templo, / y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R.
Pero mi oración se dirige a ti, / Dios mío, el día de tu favor; / que me escuche tu
gran bondad, / que tu fidelidad me ayude. R.
Mateo 13, 54-58:
En aquel tiempo fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente
decía admirada: "¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo
del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y
Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?".Y
aquello les resultaba escandaloso.
Jesús les dijo: "Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta". Y no hizo
allí muchos milagros, porque les faltaba fe.
Homilía
Temas de las lecturas: El pueblo se juntó contra Jeremías en el templo del Señor
* Que me escuche tu gran bondad, Señor. * ¿No es el hijo del carpintero?
Entonces, ¿de dónde saca todo eso?
1. Despreciado en su Pueblo
1.1 Jeremías tiene un difícil encargo: debe predicar las consecuencias del pecado.
Esto es hablar con la verdad, y por eso, cuando la gente no quiere oír la verdad no
quiere oír que sus pecados tendrán consecuencias. De hecho, para pecar y para
seguir pecando es preciso engañar o engañarse haciendo de cuenta que nuestras
faltas no tendrán consecuencias. Pero Jeremías es de Dios y Dios le ha encargado
hablar de eso que nadie quiere oír: pecar trae consecuencias.
1.2 Santa Catalina de Siena dijo una vez que la estrategia del demonio para llevar a
la gente a la condenación era esta: durante la vida, vendarles los ojos para que no
vieran lo que estaban haciendo; a la hora de la muerte, quitarles la venda de
repente y obligarlos a ver la gravedad espantosa de las faltas cometidas. Este plan
es una conjunción de indolencia irresponsable y desesperación arrogante: vivir
distraídos para morir desesperados.
1.3 Como Dios nos ama, Dios lucha contra la estrategia del demonio, y lo hace
sobre todo a través de medios que nos pueden parecer muy ordinarios, como es la
voz de nuestra conciencia y la voz de aquellos que, como Jeremías, despiertan a
esa conciencia mostrándole las consecuencias de las obras cometidas. Está en
nosotros qué suceda después: podemos rechazar a Dios y a su profeta, como
hicieron los judíos con Jeremías, pero ciertamente también podemos acoger el
amor de Dios, así nos parezca severo, y emprender un camino nuevo y mejor.
2. Despreciado en su casa
2.1 No creían en Jesús porque le conocían. Sabían de su familia, de su pasado, de
su casa. No podían admitir que algo tan grande hubiera sucedido en sus narices y
que sólo ahora lo estuvieran viendo. No podían reconocer que en medio de todas
esa pobrezas y privaciones, que todos compartían, se pudiera cultivar una flor de
pureza y santidad como la que de pronto tienen ante sus ojos. Admitir algo así
implicaba humillarse y reconocer que no todo se debía a las circunstancias.
2.2 Ortega y Gasset dijo su inmortal "yo soy yo y mis circunstancias", pero la
mediocridad humana siempre intenta decir: "yo soy SÓLO mis circunstancias". Es el
modo de explicar la vida en términos de destino, es la manera de endosar las
propias decisiones a la época, el país, los vecinos, la salud, o lo que sea.
2.3 Jesús es más que sus circunstancias. Aquello que le rodeó no lo anegó. No se
dejó aplastar por el relato que le recitaba la vida. Leyó la vida no como una
sentencia sino como una poesía en la que todavía quedaba oportunidad de escribir
los capítulos decisivos. Y así quiere que seamos nosotros, sus discípulos.
Fr. Nelson Medina, O.P.