Sr. Cardenal Julio Terrazas Sandoval, CSsR
Arquidiócesis de Santa Cruz, Bolivia
Homilía de S.E. Cardenal Julio Terrazas Sandoval
XVII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Domingo 29 de julio de 2012.
Amadísimos y queridos hermanos y hermanas:
Comencemos por reconocer la bondad de nuestro Dios que anoche para calmar el
frio nos puso frente a un espectáculo artístico de primera clase y nos olvidamos de
temblar, hoy el sol se asoma de rato en rato.
Creo que muy pocas veces en nuestra iglesia de Santa Cruz tenemos una presencia
de toda la Iglesia del mundo, la presencia del Santo Padre con esa carta tan
hermosa, con esa carta tan llena de afecto, con esa carta que anima a continuar
construyendo al reino de Dios aquí y ahora y con urgencia. Agradecemos al Santo
Padre creo que urge y es necesario que le digamos una vez más al Santo
Padre ¡gracias porque piensa en nosotros y nos quiere mucho! .
Le agradecemos a Monseñor Simón Bolívar Sánchez que nos trae también el
recuerdo del Nuncio Apostólico.
Aquí están presentes los Pastores de toda la Iglesia en Bolivia y de las Iglesias que
especialmente están celebrando los 50 años de sus respetivos pastores, en cada
una de ellas en las que he estado presente he podido sentir alegría, optimismo y
ganas de servir al Señor.
A nuestra Iglesia de Sucre, a nuestra Iglesia de Pando a nuestra Iglesia de
Cochabamba también les decimos que queremos estar juntos en la alegría y en la
construcción de la paz para nuestro pueblo.
También están las Iglesias hermanas de Alemania, la de Hildesheim con la que
celebramos 25 años de hermandad, también está su Obispo Monseñor Norbert
Trelle al que le reiteramos nuestro cariño y nuestro afecto.
Hay también delegados de la Iglesia de Tréveris con la que llevamos más de 50
años de hermandad, nos alegra que estén aquí sus representantes y que estén
participando también de la acción de gracias de esta Iglesia por todo lo que
estamos viviendo.
Hace 25 años que celebraba yo mis 25 años de sacerdocio en Oruro, presente la
Iglesia en Oruro en el corazón del Cardenal, presente la Iglesia de La Paz
donde pudimos anunciar que era urgente y necesario salir a caminar e ir
haciendo que el pueblo encuentre justicia y unidad.
Están también los sacerdotes… a ellos les repito: La Iglesia es lo que es el
sacerdote, si el sacerdote es el apóstol, el misionero, el discípulo del señor,
tendremos una iglesia discípula y misionera , tendremos una iglesia de la
pascua, una iglesia del reino de Dios, por eso confió en que todos los sacerdote
caminemos por este camino que nos ha enseñado el Señor
A nuestros seminaristas, a la vida consagrada y a todos ustedes fieles de esta
arquidiócesis, y a los responsables de nuestro pueblo de esta región queremos
invitarlos a que nos dejemos iluminar por la palabra de Dios, a que nos dejemos
guiar por las exigencias de esta Palabra, a que nos animemos a hacer de las
estructuras para nuestro pueblo, estructuras de hermandad, donde todos
nos respetemos y que ninguno se sienta perseguido por el otro.
Cuando uno cumple 50 años el peligro es que la gente piense que uno ha caído del
cielo, que no tiene historia que es puro espíritu… Felizmente están los
representantes de las raíces de donde he nacido, de mi familia, allá en la tierra
inolvidable del Valle Grande.
El Señor nos ido guiando y están también hoy los Redentoristas… es la
consagración al que tengo que agradecer mucho donde hemos recibido el sello
misionero del fundador San Alfonso María de Ligorio, el sello misionero que no
consiste solo en echar buenos discursos sino en escuchar el discurso del
pueblo para elevarlo a Dios y de escuchar la Palabra de Dios para alimentar
al pueblo.
Están también mis hermanos Obispos, con quienes hemos corrido el riesgo de hacer
que nuestra Iglesia en Bolivia no sea una Iglesia que se enreda con cosas pasajeras
sino que quiere permanecer limpia y pura delante del Señor para que su testimonio
sea creíble en nuestro pueblo.
El evangelio nos habla de un Jesús que mira a la multitud, de una Jesús
que levanta los ojos para ver quienes están allá, de un Jesús que se da
cuenta que hay hambre de verdad, hambre de gestos e fraternidad,
hambre de justicia, hambre de respeto de la propia dignidad humana y el
actúa sin echar un discurso previo, sin esperar que la televisión llegue: Hagan que
se sienten, ahí está la orden para probarlos a los discípulos.
Gesto de amor, gesto de benevolencia, gesto de comprensión pero también gesto
que enseña que si compartimos todo puede alcanzar y a lo mejor sobrar…
No será este uno de los momentos en nuestra historia de Santa Cruz y de
Bolivia para ser capaces ¿de compartir? El señor quiere que se comparta…
compartir no solo los que tienen demasiado sino también el que tiene poco, damos
desde nuestra pobreza…
Como cambiarían las relaciones entre las personas si hubieran gestos de
cercanía, para saciar el hambre de verdad, pero no solo el hambre física
también el hambre de verdad, el hambre de justicia en medio de tantas
mentiras y de tantas injusticias, el hambre de fraternidad en medio de
tantos odios reconcentrados , el hambre de buscar a Dios en medio de
pensamientos que se oponen a su presencia y de gente que no quiere que se hable
de Dios o que tratan de arrinconarlo porque sete Dios en el que creemos es un Dios
que habla, que convoca, que envía y no un Dios que es un objeto que lo podemos
meter en el bolsillo y hacer lo que le da la gana al que lo lleva.
Tenemos que ser capaces de acercarnos y encontrarnos con el otro pero no como
esclavos sino como alguien que quiere un señor y Dios de la vida…
Hermanos y hermanas, esta Palabra de Dios es un aliciente para todos, seguir
trabajando, seguir acercándonos a los otros, seguir silenciosamente anunciando la
manera y el estilo de nuestro Dios para estar cerca, sin gritos, sin amenazas, sin
nada que pueda avergonzar al otro…
dispuestos a que la Palabra que es alimento de vida, la eucaristía alimento que nos
da fuerza para peregrinar muchas veces hostil, por un mundo en el que
encontramos tantas dificultades para la libertad que nos trae Dios y tanta facilidad
para aceptar libertades pasajeras y que no tiene consistencia, ni siquiera realismo.
Les agradezco queridos hermanos porque hacemos una vez más en esta plaza, un
espacio de oración, me alegra que estén los medios de comunicación que siempre
han hecho lo posible para que la Palabra de Dios llegue a todos los rincones, me
alegra que puedan grabar esta asamblea que quiere escuchar a Dios y que
agradece a Dios que haga resonar su Palabra para que las palabras que se vierten
con tanta facilidad no aturdan al pueblo, para que esas palabras que llevan siempre
amenaza o venganza no sea la palabra que llegue al corazón de nuestros
hermanos; Que sea la palabra de Dios que ilumine la mente y que nos dé capacidad
para ser hombres y mujeres nuevos, constructores del reino y que nos gloriamos de
pertenecer a este Dios que tanto nos quiere.
Una sola es la fe-dice Pablo- una sola es la esperanza, uno solo es el bautismo, uno
solo es Dios, pero es un Dios que está en todos y en todo, a ese Dios nosotros le
servimos y somos testigos de que mientras la esperanza venga de Dios
ninguna pueblo agoniza, se revitaliza y comienza caminar.
Cuando la fe es lo que nos lleva a descubrir a este Dios, ese es el principio de la
unidad verdadera. Creemos en un Dios que está por encima de todos y que quiere
penetrarlo todo para que a nadie le falte la presencia de la libertad, de la paz y de
la justicia AMÉN.